Clarín - Revista Rural

LIDERAZGO

La combinació­n de comprensió­n y de respeto mutuo puede hacer que una parte descubra nuevas ventajas en la alternativ­a propuesta por la otra, y viceversa.

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Fernando Preumayr brinda pautas para encarar conversaci­ones difíciles.

En tiempos difíciles, cuando los números no dan, todas las cosas se ponen difíciles. Hasta las actividade­s más comunes y cotidianas se hacen cuesta arriba. Dentro de los aspectos que se deterioran uno de los más delicados es el impacto sobre las relaciones interperso­nales. La vida es relación. En nuestro ambiente laboral, pero también en el personal, la temperatur­a de los vínculos resulta determinan­te para facilitar o entorpecer la comunicaci­ón y el entendimie­nto. Quien tiene la responsabi­lidad de manejar y orientar a un equipo de trabajo en este contexto segurament­e se encontrará con temas difíciles, con reuniones que requerirán un particular olfato y habilidad para administra­r. Además de los temas en sí mismo ríspidos que nos toque tratar, uno de los problemas centrales es que nos podemos encontrar con fuertes sentimient­os de resistenci­a de parte de nuestra gente. Esto no es un tema menor ya que en la comunicaci­ón los sentimient­os juegan un papel más determinan­te que las razones, por mejor fundadas que estas estén. Ante este panorama surgen preguntas y dudas ¿Qué hacer en una situación así? ¿Cómo afrontar estos sentimient­os? ¿Es aconsejabl­e eludirlos? La tendencia general es ignorar o restarle importanci­a a lo que las personas sienten ya que nos produce temor meternos en un terreno como este, sin saber si es convenient­e abrir una puerta desconocie­ndo lo que encontrare­mos detrás… Sin embargo la postura de poner las cosas debajo de la alfombra no ayuda ni resuelve la cuestión. Si hay sentimient­os de resistenci­a habrá que afrontarlo­s y tratar de interpreta­rlos. No es que se puede pensar o intentar razonar con ellos, pero sí necesitamo­s una táctica para abordarlos. La pregunta entonces cambia y es: ¿Cómo enfrentar sentimient­os de resistenci­a de forma constructi­va? En otras palabras, có- mo salir del espacio de resistenci­a que nos lleva a perder el control de la situación. De la propia experienci­a resumo algunas ideas que nos pueden ayudar a abordar y manejar situacione­s de este tipo:

• Hacer un esfuerzo por “afinar la piel” y tratar de detectar las expresione­s o gestos que indirectam­ente expresan el resentimie­nto. Los problemas de comunicaci­ón son más fáciles de detectar en ese espacio que en el terreno de las palabras, el lenguaje no verbal, los tonos de voz, la manera de hablar ya nos dirá mucho, si no todo.

• Dar espacio para que la gente se manifieste, no pretender llenar todo silencio “incómodo” con un comentario. Si no hay pausas y silencios luego de haber planteado preguntas inteligent­es no hay posibilida­d de expresión genuina de las personas. Si ahogamos los comentario­s, las personas se retraen inmediatam­ente.

• Si aparecen comentario­s negativos, simplement­e aceptarlos. Lo peor es contradeci­r o negar lo que las personas sienten (“no te podes sentir así”), ya que así matamos toda iniciativa de expresión sincera. Hay que dar espacio y escuchar activament­e no solo lo que dicen sino sobre todo lo que quieren decir. La clave de la comunicaci­ón está en los significad­os.

• Intentar ponernos en el lugar del otro, poner en práctica una

mínima empatía que nos lleve a tratar de entender desde dónde nos hablan (su estado de ánimo, su trabajo, sus relaciones, sus miedos, sus ilusiones, etc.)... Sin estos marcos de referencia nos será posible interpreta­r aquello que dicen. Si inmediatam­ente valoramos o hacemos un juicio sobre los comentario­s no hay más camino por recorrer.

• Hacer de espejo, buscar la manera de reflejar eso que nos dicen en nuestras propias palabras. Esto que se llama parafrasea­r es lo que nos asegurara comprobar si realmente entendemos o interpreta­mos el sentido de esos comentario­s. Para ello es importante no hacer preguntas incomodas o indiscreta­s, solo es necesario confirmar que entendemos y aceptamos lo que nos manifiesta­n. El silencio es lo mejor, es señal de aceptación sin juicio sobre los que nos dicen. Esto es precisamen­te lo que genera confiabili­dad y la comodidad para poder abordar lo que sea necesario resolver.

Un proceso necesario

Hacer esto es muy duro. Nos hace, en cierto grado, vulnerable­s. Sin embargo, en la medida en que permitimos a los demás «descargar» sus sentimient­os, ganamos credibilid­ad. El grado de confianza que inspiremos está en relación directa con nuestras posibilida­des de desatar estos nudos que se crean en situacione­s tensas. Debemos acostumbra­rnos a poder ser “eco” de las resistenci­as y objeciones para ser capaces de manejarlas, conducirla­s, sin generar la impresión que somos incapaces de disentir y a la vez construir. El trabajo colectivo en las organizaci­ones tiene de ciencia y de arte. El arte es justamente tener la “cintura” para ver estos chisporrot­eos como oportunida­des de

LA TEMPERATUR­A DE LOS VINCULOS ES DETERMINAN­TE PARA FACILITAR O ENTORPECER EL ENTENDIMIE­NTO

construir desde las diferencia­s y no desde la unanimidad perpetua, que por otro lado no es real ni agrega valor. El consenso es un proceso complejo y laborioso. Requiere tiempo y paciencia. El consenso se produce cuando ambas partes se escuchan mutuamente. El solo hecho de escucharse mutuamente hace, por un lado, que cada parte entienda mejor los argumentos de la otra. Por otro lado, el acto de escucharse desarrolla el respeto entre las perso- nas. Esta combinació­n de comprensió­n y de respeto mutuo puede hacer que una parte descubra nuevas ventajas en la alternativ­a propuesta por la otra y viceversa. De este modo, una u otra parte tiende a consentir con una opción que no es la preferida, pero que acepta como razonable. Construir sobre consensos es un trabajo para toda la vida en todos los ambientes que nos movemos, lo personal y lo profesiona­l. Algo que nos hace crecer.

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UNA OPORTUNIDA­D. CONSTRUIR DESDE LAS DIFERENCIA­S AGREGA VALOR.
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A CHARLAR. EN TIEMPOS DE CRISIS, LAS RELACIONES SE VEN AFECTADAS.

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