QUE VUELVA EL TRIGO, PERO QUE NO SE MANCHE
La campaña de invierno promete el regreso del cereal a los lotes, y eso implicará la necesidad de hacer controles exhaustivos de enfermedades.
necesario jerarquizar aún más el tratamiento químico de semillas.
Ante este escenario de negocio promisorio y eventos sanitarios diferentes, será preciso replantear algunas de las prácticas de manejo. El primer paso para lograr un tratamiento eficiente de semillas con fungicidas es realizar un análisis sanitario de cada partida de semilla, para conocer anticipadamente qué tipo de patógenos y con cuánta incidencia están presentes en cada una. Luego, de acuerdo a la información obtenida, se elegirá el mejor fungicida y la dosis más adecuada para combatir cada patógeno o grupo de patógenos.
Al analizar el informe sanitario, los principales patógenos a tener en cuenta son los agentes causantes de las manchas foliares porque son las más difíciles de controlar. Luego, es fundamental realizar un correcto tratamiento: no basta con saber que el producto es eficiente, hay que saber aplicarlo. El control de la roya naranja del trigo debe realizarse al menos con una mezcla de estrobilurina más triazol.
Es muy importante informarse en los semilleros sobre cuál es el grado de susceptibilidad de los genotipos a la roya naranja, roya negra y amarilla del trigo, pues podrá definir la siembra de aquellos, y eventualmente planificar el monitoreo y el control químico. El monitoreo debe ser considerado obligatorio e imprescindible para aumentar la eficiencia en el manejo de los funguicidas.
También hay que recordar que el stress sufrido por las plantas (nutricional, fisiológico, etc.), especialmente el stress por anegamiento es un desencadenante crucial para la ocurrencia de Ramularia en cebada. Por ejemplo, anegamientos a consecuencia de lluvias de 200300 mm entre agosto-setiembre pueden ser un indicador de riesgo. Si existiese una epidemia de Ramularia se necesitará un programa químico de control especial.
El período crítico de generación de rendimiento en cebada ocurre más temprano que en el trigo, y el monitoreo para la toma de decisión debe comenzar desde inicios-mediados de macollaje según la enfermedad. Por ello, podría ser posible y hasta necesario, aplicar fungicidas antes que en el cultivo de trigo. El destino de los granos es diferente y en cebada la calidad comercial y malteras son claves. En este aspecto, el tamaño y peso de los granos influyen en los aspectos de la comercialización por su influencia en la calidad maltera-cervecera
Por último, en relación a los fungicidas, respete las dosis de marbete, aplique solamente cuando sea necesario, de acuerdo con los umbrales de daño económico desarrollados y validados en el país, procure no llegar tarde, aplique en el momento óptimo de acuerdo con la metodología científica disponible y siempre que sea necesario, y utilice mezclas de principios activos con diferentes mecanismos bioquímico de acción. t