Puro estilo para el trigo argentino
Leandro Pierbattisti, uno de los principales expertos en trigo del país, repasa su joven historia.
En los últimos años, en muchos eventos del sector agropecuario empezó a aparecer un hombre joven, visiblemente citadino, que a la gente del campo le llamaba la atención por sus trajes a medida, sus excéntricas corbatas y sus peinados modernos, pero sobre todo por su profundo conocimiento del mercado mundial de trigo. Se trata de Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores, quien conversó con
para repasar su historia de dos orillas vinculada con la producción agrícola.
Es oriundo del porteño barrio de Floresta y su primer contacto con la tierra se dió en la huerta y los frutales que el padrino de su madre tenía en González Catán, en el co- nurbano bonaerense. Ahí probablemente nació el interés que se desarrolló luego en la escuela de botánica Cristóbal María Hickens, ubicada en el Jardín Botánico de Buenos Aires, donde Pierbattisti hizo la secundaria. “Mi pririmer trabajo fue como jardinero ro y paisajista en balcones de Paalermo, Belgrano y Villa Urquiiza. El conocimiento de botániica me permitió trabajar mienntras hacía la universidad”, reecuerda.
Como no podía ser de otraa manera, Pierbattisti se anotó ó en la carrera de Agronomía en la Universidad de Buenos Aires. “Aunque estábamos todos mezclados y éramos amigos, la mayoría de los alumnos eran del interior, los porteños éramos bichos un poco raros”, admite, y comenta menta que terminó haciendo su tesissis en comercialización agraria, concretamente analizando si se podía aplicar una denominación de origen al salamín tandilero.
“Lo lindo fue que pude respon- der a la pregunta. Era el año 2000 y había algunas cuestiones a resolver, pero se podía lograr”.
El tiempo le dio la razón porque hoy el salamín tandilero es una deliciosa marca de exportación. Y esa tesis le abrió la puerta para ir a Europa a hacer investigaciones del mismo tipo en Francia.
A las dos semanas de recibirse, en enero de 2001, el joven Pierbattisti estaba aterrizando en Paris. El plan original era trabajar en un proyecto de seis meses, pero se terminó quedando trece años. “Al poco tiempo de estar allá conocí al argentino Raúl Green, que me convocó para trabajar con él en el INRA (el equivalente francés del INTA), en estudios del mercado vitivinícola”. Entonces comenzó el periplo europeo. Trabajó en distribución, supermercadismo, y mientras tanto también despuntaba el vicio de la jardinería en los espléndidos balcones parisinos.
Después de dos años ingresó por un concurso a hacer un Master en Desarrollo de Economía Rural en una escuela Napoleón Bonaparte. “Mi idea era después hacer una pasantía en la Patagonia, pero justo descubrí las pequeñas producciones de la región de Bretaña, y sentí que me tenía que quedar”. dice. El trabajó lo llevó entonces a las pequeñas poblaciones francesas. Fueron cinco años en un campo en Normandía, a 140 kilómetros de París, asesorando a productores de cereales y pecuarios.
“Eran lindos pueblos, pero yo quería ver qué pasaba más allá -dice-. Entré en el instituto de promoción France Export, y entre 2008 y 2013 trabajé promoviendo el trigo francés”.
Tras un viaje a Brasil para promocionar el trigo francés, Pierbattisti hizo una escala de un fin de semana en Buenos Aires que le cambió el rumbo a toda su vida. “Salí y la conocí a Natalia, y bueno...”, resume el hombre. Lo que siguió fueron dos años de relación a distancia con una abogada de Sa- ladillo, su actual mujer, y finalmente el regreso a Buenos Aires.
De París extraña el silencio, extraña las caminatas por el barrio Latino y Montparnasse. Por eso se vuelve caminando desde las oficinas de la Federación de Acopiadores hasta su casa en Palermo.
“Hoy asesoro a Acopiadores en cuestiones comerciales, pero no estoy haciendo promoción del trigo argentino porque no hay una estructura como la que hay en otros países”, explica. Y agrega: “Me da la impresión de que en Argentina hay muy buen feeling entre la gente, entre los sectores, se discute mucho, pero no me da la impresión de que se debata. Es muy difícil en Argentina encontrar un consenso, hay una confusión entre el consenso y el interés individual. En Europa tienen más claro que tener una política en función del consen-
EN ARGENTINA SE DISCUTE PERO FALTA DEBATE, HAY UNA CONFUSION ENTRE EL CONSENSO Y EL INTERES INDIVIDUAL
so no implica que vayas en detrimento del interés individual, sino todo lo contrario”.
En Europa, además de crecer profesionalmente, Pierbattisti aprovechó para cultivar su gusto por la lectura con los clásicos de Balzac, y consolidó su estilo en el vestir. Al respecto cuenta que su interés por la moda viene de fábrica. “Mi abuelo era un tipo muy coqueto y me enseñaba a lustrar los zapatos. Me transmitió eso para bien o para mal, es el placer de cuidar un producto. Prefiero tener un traje de calidad, que lo siento en la piel, que tener cinco trajes por el mismo precio. Y en París descubrí un gusto especial por los zapatos”, concluye.
Está visto: no hace falta oler a bosta para ser un trabajador del campo argentino. t