EL CABALLO SILLA ARGENTINO QUIERE VOLVER A GALOPAR
La cría de los caballos de equitación sufrió las condiciones adversas de los últimos años, pero la actividad deportiva crece y se apuntala con genética y tecnología.
Como tantos otros sectores productivos del país, en los últimos años la actividad de cría equina y, especialmente, la de cría del Silla Argentino, se ha visto afectada en forma muy negativa. Contra la realidad de casi 1800 nacimientos en 2008, hoy esperamos para 2016 tan solo 900. También ha mermado la cantidad de criadores activos, gente que con gran pasión se dedicaba a esta actividad ha tenido que dejarla porque resulta imposible vender los productos a precios acordes con los costos de producción.
Es interesante remarcar que la actividad deportiva no se ha reducido tanto, es decir que siguen habiendo jinetes federados y concursos prácticamente todos los fines de semana. Los datos de la Federación Ecuestre Argentina muestran que ha aumentado la cantidad de caballos federados, es decir, caballos con actividad deportiva: en 2010 había 3328 y en el 2015 había 3905, es decir un incremento de casi 18%. Probablemente nos encontremos en poco tiempo los criadores frente a una oportunidad grande de colocar nuestros productos, ya que por simple renovación de los caballos, en breve debería aumentar la demanda interna.
Otro punto a considerar es el gran cambio en la cría que se ha efectuado en los últimos años: vemos criadores más intensivos, con menos yeguas cada uno pero con mucha más selección en la genética y performance de las mismas.
Acompañado de mucho mayor uso de la tecnología: inseminación artificial con semen congelado y transferencia embrionaria han permitido acelerar los tiempos del mejoramiento genético de nuestras madres permitiendo así ofrecer animales con mucha mejor genética y, por lo tanto, mejor expectativa en el resultado como caballos deportivos.
Esto, sumado al hecho de que se ha tomado conciencia de lo impor-