ES EL FAMOSO CORDERO PLAYERO
Desde Madariaga, Miguel Guglielmetti produce carne de cordero bajo un sistema intensivo apalancado en la selección genética, la nutrición y un aceitado circuito comercial.
Miguel Guglielmetti cuenta cómo produce corderos para toda la costa bonaerense.
Hombre de andar con boina ladeada para amortiguar el impacto del sol o el frío, el médico veterinario Miguel Guglielmetti es un apasionado por las ovejas. La historia familiar atraviesa varias generaciones y “pisa” tres siglos diferentes. “Nosotros somos familia de inmigrantes suizo-italianos y vasco-franceses, mis bisabuelos llegaron en 1876 a la Argentina y dos años después se radicaron en Estancia La Argentina, en Madariaga”, repasó Guglielmetti. “Siempre vinculados al ovino”, recordó.
Hoy, tienen un establecimiento modelo que se destaca por un sistema intensivo, que pondera la nutrición equilibrada, la sanidad y la comercialización de carne en distintos puntos de venta de la costa argentina. De las 423 hectáreas puestas en producción, los ovinos ocupan 180. En la superficie restante hacen agricultura y engordan bovinos. Actualmente, Argentina
LA ARGENTINA TIENE HOY ENTRE 12 Y 14 MILLONES DE OVINOS, POCO COMPARADO CON LOS 70 MILLONES QUE SUPO TENER
tiene una majada de 12 a 14 millones de ovinos, un número flaco a la luz de los 70 millones de ovinos que supo tener. Para Guglielmetti, quien junto a su hermano se crió y educó en el campo, prácticamente no hubo otra opción, él y su familia siempre ponderaron los beneficios de producir ovinos.
Desde hace unos años trabaja con cerca de 2.000 madres (actualmente dejaron 500 corderas para comercializar como madres) y producen 2.000 a 2.400 corderos. “Una de nuestras fortalezas es que tenemos un alto índice de preñez, de 90 por ciento, y muchas mellizeras”, justificó Guglielmetti. Para la selección trabajan con ecografías, lo que les ha permitido eficientizar la clasificación de las madres preñadas con uno, dos o tres corderos, las patológicas y las vacías.
La intensificación “bien aceitada” es otra de las claves de Guglielmetti. El campo está bien distribuido con parcelas pequeñas de 1, 2, 10 y 15 hectáreas separadas por alambrado eléctrico donde se van acomodando los planteles con distintas necesidades.
Usualmente, la producción de corderos es muy estacional, con un servicio de otoño y pariciones en primavera que llegan a la mesa para las fiestas de fin de año. Con el propósito de tener corderos 365 días, Guglielmetti propone dos o tres servicios anuales. “Hacemos un servicio primaveral y otro de otoño, y a veces hacemos dos servicios primaverales”, contó. Pero además, han hecho una selección genética de madres “melliceras”. Así, en otoño tienen hasta un 68 por ciento de mellizos en la majada, también trillizos y cuatrillizos.
“A medida que van pariendo las ovejas las vamos sacando a los cuadros donde tenemos pasturas y verdeos y en julio o diciembre destetamos todos los corderos que van a alfalfa o verdeos de avena con silos de autoconsumo”, repasó.
Los campos están en una zona ganadera en la que se hace muy buena agricultura, combina muy buenos suelos y un clima con fuerte influencia “marina” que determina un ambiente con alto potencial productivo.
El manejo agrícola cuenta con el asesoramiento de Gabriel Sandín, que pertenece a una empresa con la que Guglielmetti trabaja a porcentaje desde hace ya varios años. La distribución normal de suelos de un campo de la zona es 33 por ciento loma agrícola, 33 por ciento tendidos ganaderos, 33 por ciento lagunas y cañadones. El campo de Guglielmetti se encuentra en la mejor zona de la región, Paraje Macedo (debe su nombre al cacique Macedo, que tenía sus tolderías por allí), donde las lomas agrícolas
EL 50 % DEL AREA CULTIVABLE SE DESTINA A LA AGRICULTURA Y EL RESTO A RECURSOS FORRAJEROS
por lo general ocupan el 50 por ciento de la superficie.
En las lomas se pueden lograr en promedio 100 quintales por hectárea de maíz, 65 de trigo, 35 de girasol, 40 quintales de soja y 25 de soja de segunda.
“En el caso de San Bernardo, el 50 por ciento de la superficie cultivable se destina a agricultura, en los lotes más alejados del casco e instalaciones, y el resto se destina a recursos forrajeros, los lotes más cercanos para favorecer el manejo intensivo”, explicó Sandín.
La rotación en general es trigo/ soja-maíz-soja-trigo/soja-girasol. “Este esquema se cambia según las condiciones climáticas y económicas pero sin perder de vista la importancia de la rotación para la sustentabilidad del sistema”, explicó Sandín. Se fertilizan con fósforo todos los cultivos (la zona tiene naturalmente niveles bajos de entre 8-15 partes por millón) y también con nitrógeno según análisis.
Los recursos forrajeros en las lomas agrícolas básicamente son verdeos invierno como avena y raigrás tetraploide (70%) y para primavera/ verano/ otoño alfalfas
(30%). “El uso de alfalfas para engordar los corderos fue un fuerte cambio tecnológico porque se pudo sincronizar una muy buena terminación con la época de mayor demanda en la costa durante el verano”, explicó Sandín, al tiempo que reconoció que requirió un proceso de aprendizaje importante para el manejo de la alfalfa: pastoreo rotativo, momento de pastoreo, parcelas chicas, tiempos de descanso obligatorios, etc... “pero con grandes logros”.
Los lotes que se encuentran en los tendidos y lagunas se manejan como pastizal natural, ya que tienen encharcamientos o inundaciones recurrentes y no justifica implantación de pasturas por el riesgo de pérdida de la inversión. “En años secos, estos lotes son grandes y en años húmedos como el actual estos lotes están chicos porque mucha superficie está ocupada por agua”, graficó Sandín.
En lo que respecta a bovinos, compran novillos y hacen un circuito de engorde con maíz y núcleo en esos bajos. “Es una alternativa, no lo hacemos en cantidad pero sí para optimizar esos bajos que depende cada año cómo vienen”, explicó Guglielmetti.
Al repasar las claves de su producción, el médico veterinario destacó la selección genética, el uso de carneros puros de pedigree, el control exhaustivo de la nutrición y la sanidad (clave en producciones tan intensivas con 1200 corderos destetados en piquetes). También contar con aguadas en casi todos los lugares del campo “para que el animal se mueva lo menos posible por agua.
“Siempre hay cosas para mejorar, lástima que es una actividad muy venida a menos, no es como en Nueva Zelanda o Australia donde sigue creciendo”, se lamentó Guglielmetti. Y agregó: “Dentro de nuestra producción pongo énfasis en el manejo, pero también en la parte comercial (Ver La carne y…) que es una pata importantísima que nunca hay que descuidar, porque si caés en la boca de expendio equivocada el negocio se te derrumba”.