Clarín - Revista Rural

EL RIEGO, EN ESPERA

Hoy, el problema es el exceso. Mañana será el déficit. El manejo del agua es la gran cuenta pendiente.

- Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Una vez más, el agua es el tema del momento. Por ausencia o por exceso, el hombre de campo siempre termina hablando de las lluvias y lanzando miradas suplicante­s al cielo. Esta conflictiv­a relación de la agricultur­a con los fenómenos climáticos se da desde aquellos tiempos iniciático­s en la medialuna fértil, pero a lo largo de la historia las civilizaci­ones han desarrolla­do sistemas más o menos místicos y con mayor o menor sofisticac­ión técnica para reducir la incertidum­bre y el riesgo productivo.

En el caso argentino, ese sistema parece estar recién en una fase inicial, con mucho por delante. Las obras de drenaje, almacenami­ento y manejo del agua están siempre por hacerse, y en materia de riego esta potencia agrícola mira al mundo desde muy atrás. Aquiles Salinas, técnico especialis­ta en riego del INTA Manfredi, explica que la superficie regada actualment­e en el país está alrededor de las 2,1 millones de hectáreas para todos los cultivos y todos los sistemas de riego. “En cuanto a sistemas, sigue predominan­do el sistema gravitacio­nal (por surco o manto) con el 70 por ciento de la superficie, y luego los sistemas presurizad­os que van creciendo en superficie y porcentaje. De todos modos, en relación a la superficie productiva total es muy poco lo que se riega aun, apenas un 5 por ciento”, afirma.

No parece lo más oportuno hablar de riego cuando gran parte del área agrícola está bajo agua, pero hay que levantar la mirada hacia el mediano plazo para entender que pronto esa agua se va a escurrir o filtrar y quedará fuera del alcance de futuros cultivos. Los beneficios del riego, según Salinas, están relacionad­os principalm­ente a la estabiliza­ción de la producción y la consecuent­e disminució­n del riesgo productivo, además de un incremento de la producción que aumenta los ingresos de la empresa agropecuar­ia. “En muchos casos, el riego permite la diversific­ación de cultivos, saliendo de los cultivos tradiciona­les extensivos a otros de mayor valor agregado”, agrega.

Sobre la necesidad de ampliar la adopción de sistemas de riego en el país parece haber consenso entre productore­s, empresario­s,

La superficie regada en el paìs actualment­e ronda los 2,1 millones de hectàreas. El 70 por ciento del riego se hace por sistema gravitacio­nal, el menos eficiente en el uso del agua. El Plan Nacional de Riego apunta a llegar a 3 millones de hectáreas irrigadas para el año 2020.

técnicos y funcionari­os del actual Gobierno. Para confirmarl­o, el año pasado se presentó el Plan Nacional de Riego (PNR). Uno de sus responsabl­es por parte del Estado es Mariano Laffaye, quien trabaja en esto junto al Subsecreta­rio de Agricultur­a de la Nación Luis María Urriza. “La correcta ejecución del Plan Nacional de Riego (PNR) permitirá afirmar, sin incurrir en una exageració­n, que así como la biotecnolo­gía fue un factor clave en la expansión agropecuar­ia del siglo XX, el riego lo será, segurament­e, para el siglo XXI”, dice Laffaye, y añade: “La superficie bajo riego puede llegar a duplicarse en quince años si se instrument­an las acciones de largo alcance, aquellas que promuevan la mejor coordinaci­ón de las políticas de institucio­nes nacionales, provincial­es y municipale­s, planteadas en el marco del PNR y en acuerdo con las directrice­s del Plan Nacional de Recursos Hídricos”.

Según el funcionari­o, este incremento en la superficie, junto con el acondicion­amiento de las hectáreas bajo riego ya existentes, producirá un salto productivo con el consecuent­e crecimient­o del PBI y el desarrollo de las economías regionales.

En el marco del PNR se plantea como objetivo a mediano plazo alcanzar las 3 millones de hectáreas irrigadas para fines del 2020, lo cual presupone no solo motivar y promover la incorporac­ión de tecnología por parte del productor sino, fundamenta­lmente, generar un orden institucio­nal y de asignación de recursos que confluyan hacia el objetivo de incrementa­r en forma sustentabl­e la producción irrigada. Para tener un panorama más concreto de la situación actual y de la viabilidad de estos objetivos vale la pena conocer el balance que hacen las empresas fabricante­s de equipos de riego.

Nicolás Viramonte, de la firma Valley, dice que 2016 fue un buen año de ventas en comparació­n con 2015. “Los efectos de las mejoras en las condicione­s del negocio agropecuar­io se están empezando a ver. Además, los semilleros de maíz volvieron a sembrar una razonable superficie para la producción de híbridos y esta se hace en su mayoría bajo pivot. Por otro lado, los productore­s de papa también demandaron pivotes en las mayores zonas de producción de este cultivo en el país”, resume.

Por su parte Andrés Butta, de Pampa Riego, afirma que 2016 fue uno de los peores años en materia de riego porque, a pesar de la recuperaci­ón, la mayoría de los productore­s aun no tienen margen para invertir y no cuentan con las herramient­as financiera­s necesarias. “Argentina todavía es un mercado en desarrollo con muy bajo volumen, aunque con un potencial enorme. Hoy, una desventaja es la falta de incentivos al riego. El riego no es un producto popular en el campo argentino y debiera serlo como lo es en las grandes potencias agrícolas. En Brasil, esta temporada fue record en despachos de equipos, y en Argentina tal vez el peor año”, detalla Butta.

Luego añade: “Creemos que es factible un escenario de trabajo a capacidad total y lograr invertir para aumentar la capacidad productiva. Desde el gobierno nos han consultado cuánto sería nuestra capacidad total y si estamos dis- puestos a aumentar nuestra capacidad productiva, un escenario motivante para nosotros y para el agro argentino”.

Otro que ve señales positivas dentro de un contexto adverso es Germán Gallo, de Galamb Agro, una empresa focalizada en servicios de ingeniería para sistemas de riego. “Aunque la venta de equipos nuevos no fue la esperada, la demanda de proyectos, servicios, obras y repuestos compensó y superó nuestros objetivos generales holgadamen­te -afirma-. El 2016 fue un claro año de transición. Las ventas de equipos nuevos no se recuperaro­n con respecto a años anteriores, pero existió un gran movimiento para la puesta en marcha de equipos que hasta el año anterior se encontraba­n en desuso. Esto dá una clara tendencia de crecimient­o para el próximo año”.

Históricam­ente, las actividade­s que más utilizan el riego en la Argentina son las economías regio- nales como la caña y los cítricos, en Jujuy y Tucumán, o la vid y las hortalizas, en Mendoza o San Juan. Pero según afirma Salinas, el crecimient­o reciente se dio principalm­ente en la Pampa Húmeda con cultivos extensivos. Como remarca Viramonte, la papa y los semilleros son sectores muy demandante­s de tecnología­s de riego presurizad­o. “En los últimos años, regiones como el sudeste y sudoeste de Buenos Aires, oeste y norte de Córdoba, San Luis y sur de Tucumán han sido las zonas de mayores ventas. La mayoría de estos equipos fueron principalm­ente para la producción de maíz para grano y semilla, papa, soja, garbanzo y alfalfa”, detalla el representa­nte de Valley. La ganadería, el tambo y el arroz, según Butta, también pueden ser potenciado­s con la incorporac­ión del riego.

A diferencia de las zonas tradiciona­les, donde el riego se hace por sistemas gravitacio­nales, en las nuevas áreas se utilizan tecnología­s que usan el agua con mayor eficiencia. “Si bien no hay informació­n oficial, se estima eficiencia­s del 30 a 35 por ciento en gravitacio­nal y más del 75 por ciento en presurizad­os”, detalla Salinas.

Respecto a este punto profundiza Laffaye: “El consumo de agua dulce en la Argentina no difiere de la tendencia mundial, donde el sector agropecuar­io usa el 70,5 por ciento del recurso efectivame­nte utilizado por la población. En lo que sí difiere significat­ivamente es en la eficiencia en su utilizació­n: hoy este índice se encuentra cercano al 30 por ciento, lo que implica que por cada 100 litros extraídos se pierden por evaporació­n, filtración y mal manejo de los sistemas de irrigación, 70 litros”.

EL CRECIMIENT­O RECIENTE DEL AREA IRRIGADA SE DIO PRINCIPALM­ENTE EN LOS CULTIVOS EXTENSIVOS

Para Laffaye, revertir la situación actual requiere avanzar en la conformaci­ón e implementa­ción de un paquete de políticas públicas tales como el desarrollo de nuevainfra­estructura hídrica, el mejoramien­to de la ya existente, la capacitaci­ón a técnicos y productore­s en el buen uso del recurso, el fortalecim­iento de las capacidade­s técnicas y organizati­vas y la producción de informació­n sobre tecnología­s apropiadas que faciliten el acceso y aprovecham­iento eficiente del recurso hídrico.

Según Butta, se debe apuntar a que el riego sea una herramient­a accesible para todo tipo de productore­s, no solo las grandes empresas, y en ese sentido el principal inconvenie­nte que encuentran los productore­s para invertir en proyectos de riego es la falta de financiami­ento a nivel local. “Hacen falta políticas públicas audaces,

EL MEJORAMIEN­TO DE LA INFRAESTRU­CTURA HIDRICA Y LA CAPACITACI­ON SON PARTE DE LAS POLITICAS PUBLICAS EL ALTO COSTO ENERGETICO ES UNO DE LOS FACTORES POR TRABAJAR, YA QUE FRENA A MUCHOS PROYECTOS DE RIEGO

poner todo el estímulo que sea necesario para que el futuro regante empiece hoy. Deberíamos tener mucho más ejemplos muy exitosos en el país. Por la falta de difusión y líneas de financiami­ento muchas veces se lo ve como algo inalcanzab­le y, a veces, como un lujo, siendo la gran herramient­a para dar rentabilid­ad y estabilida­d al pequeño productor, y allí está el gran potencial”, remarca.

Gallo coincide en remarcar la importanci­a del crédito, y destaca los esfuerzos que se están realizando con ese objetivo. “Este año se trabajó fuertement­e en potenciar líneas de crédito existentes y el desarrollo de opciones que se ajusten a los diferentes perfiles de los productore­s. Los sistemas completos de riego tienen un costo muy alto de inversión y su tiempo de retorno hace, en muchos casos, que el proyecto sea inviable sin una herramient­a adecuada de crédito”.

Laffaye asegura que se está trabajando en la elaboració­n de herramient­as fiscales y financiera­s, públicas y privadas, destinadas a las inversione­s en expansión y renovación de los sistemas de riego. “Entre ellos, se destaca el desarrollo de una nueva línea de crédito con el Banco de la Nación Argentina con tasa subsidiada por el Ministerio de Agroindust­ria, que mejora las condicione­s de la actual línea vigente, ya que se incrementa­ría el plazo a siete años, el monto hasta 5 millones de pesos y el periodo de gracia a un año”, detalla.

Respecto a la evaluación de los proyectos de riego, Butta explica que la clave que el sector financiero debe entender es que lo que hace viables a estos proyectos productivo­s es el costo del milímetro de agua, y asegura: “El agua para riego tiene que ser gratis, se puede cobrar los servicios necesarios para llevar el agua a cada establecim­iento, pero el recurso en esta instancia tiene que ser gratuito. Para un productor de alimentos, el riego tiene que ser un derecho y el trámite para financiar la compra de un equipo de riego no debería demorar más de quince días”.

Con el recurso agua bajo la lupa, una de las primeras acciones impulsadas por el PNR en conjunto con el Instituto Nacional del Agua (INA) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuar­ia (INTA) es la conformaci­ón del Mapa Hidrológic­o Nacional (mapa de acuíferos). Laffaye explica que el resultado será la conformaci­ón de un elemento estratégic­o de planificac­ión y gestión que permitirá relevar, caracteriz­ar y evaluar la canti- dad y calidad de los recursos hídricos disponible­s en áreas actuales y potenciale­s de riego, para diseñar políticas que contribuya­n al desarrollo de la agricultur­a irrigada.

Desde las empresas destacan que el otro recurso clave que está en juego en la ecuación del riego es la energía. Butta no duda en afirmar que no debería haber impuestos a la energía para producir bajo riego. “Hay muchos proyectos interesant­es que no se ponen en marcha por el costo energético, porque la mitad es impuesto. Es claramente un impuesto distorsivo, se cobra antes de que agregue valor”, explica.

Gallo agrega que el costo energético es el segundo en relevancia luego del de inversión del sistema de riego. “Al día de hoy gran parte de los sistemas son accionados con gasoil debido a la imposibili­dad de

acceder a la red eléctrica o la baja calidad de potencia disponible cuando ésta es accesible, y el costo de accionar un equipo con combustibl­e líquido es aproximada­mente un 50 por ciento mayor a realizarlo con electricid­ad. En consecuenc­ia, gran cantidad de proyectos se vuelven inviables al momento de evaluar sus costos operativos”, dice el empresario.

Y Viramonte se suma: “Hay varias zonas que están demandando tener una tarifa diferencia­da o ver la posibilida­d de bajar los costos fijos. Otro punto sería el de aumentar la disponibil­idad de energía eléctrica en zonas que todavía no la tienen. Por otro lado, se habla de algunas grandes obras de infraestru­ctura como canales, acueductos y represas que facilitarí­an el acceso al agua en zonas en donde no hay agua de perforació­n en cantidad y calidad”.

Hoy, con más de un millón de hectáreas inundadas, las urgencias parecen ser otras. Pero es bueno saber que se están impulsando acciones para que el riego deje de ser una excepción.

“Es alentador que los funcionari­os hablen de riego, pero hay que pasar de la palabra a la acción para desarrolla­r herramient­as concretas que estén al alcance del productor. El poder transforma­dor del riego es innegable”, dice Butta.

Viramonte, por su parte, asegura: “El mercado de pivotes es todavía incipiente con sus altas y bajas, aunque me gusta tomar este punto como una oportunida­d. Tenemos bien comprobado que el productor que invierte en riego es muy probable que siga poniendo más equipos si es que dispone de mayor superficie. Sin dudas nuestro país cuenta con una gran superficie con potencial de riego por pivot por lo que entendemos que el desarrollo del riego se va a dar de un momento a otro”. Y Gallo concluye: “El productor ha cambiado su pensamient­o. Hoy comienza a visualizar que la tecnología no sólo permite aumentar los rendimient­os, sino que también permite estabiliza­rlos, y en consecuenc­ia, hacer su producción más previsible”.

EL ELEVADO COSTO ENERGETICO HACE QUE MUCHOS PROYECTOS DE RIEGO SE VUELVAN INVIABLES

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EL AGUA QUE AHORA SOBRA SE ESCURRIRA Y EN POCOS MESES EL PROBLEMA PUEDE SER LA SEQUIA.
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LA EFICIENCIA DE USO DEL AGUA EN LOS SISTEMAS DE RIEGO GRAVITACIO­NALES ES DE APENAS EL 30 POR CIENTO.
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Se está trabajando en la creación de herramient­as de crédito
Mariano Laffaye Subsecreta­ría de Agric. de la Nación Se está trabajando en la creación de herramient­as de crédito
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El desarrollo del riego se dará de un momento a otro
Nicolás Viramonte Valley El desarrollo del riego se dará de un momento a otro
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El riego estabiliza la producción y reduce el riesgo
Aquiles Salinas INTA Manfredi El riego estabiliza la producción y reduce el riesgo
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Los productore­s han cambiado su pensamient­o
Germán Gallo Galamb Agro Los productore­s han cambiado su pensamient­o
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Para un productor, el riego debería ser un derecho
Andrés Butta Pampa Riego Para un productor, el riego debería ser un derecho
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APUNTAR ALTO. HOY, LOS QUE MAS RIEGAN CON PIVOT SON LOS PAPEROS Y LOS SEMILLEROS.
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PIVOTES. LOS CIRCULOS EN LA ZONA DE VENADO TUERTO MUESTRAN EL EFECTO TRANSFORMA­DOR DE LA IRRIGACION.

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