Clarín - Revista Rural

EL CHOCLO FUE EL CULTIVO SALVADOR

En el sur de Santa Fe, Pablo Palacios cuenta que esta vez fue el cereal el que tiró los números para arriba.

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En el sur de Santa Fe, el maíz aguantó mejor el agua y les salvó la ropa a muchos.

Contento. Palacios en un lote maicero cerca de Venado Tuerto. Allí muchos ocuparon el 40% del área con el cereal, que ofrece un precio estable y se banca mejor el exceso hídrico. preparadas para andar en agua y barro, se puede cosechar bien. Por todo, Palacios está seguro que “el maíz nos vino a traccionar el negocio” y que “si se hubiera repetido la situación del año pasado en la que la soja tenía más participac­ión la situación hubiera sido otra”.

Consultado sobre las brechas de rendimient­o que están logrando comparando lo que se logra en campos promedio de productore­s con lo que se logra en ensayos a nivel de lote (no parcela), Palacios cree que aún queda mucho por explorar. “Cualquier técnico de la zona ha visto maíces de 160-170 qq/ha, sojas de más de 60 y trigos de 70 ó más”, se entusiasmó el asesor y productor del sur santafesin­o.

La quita de retencione­s para las gramíneas permitió a los técnicos volver a “jugar” con distintas estrategia­s de insumos, con más fertilizan­tes, volviendo a las mezclas químicas y no sólo las físicas, aumentando volúmenes, haciendo análisis de suelos, mapeando lotes, etc. “Con un mejor número, los asesores podemos convencer más fácil a los productore­s que si el análisis pide 300 kilos de urea pongan esos 300 y no 150 kilos como nos decían antes”, relató Palacios.

El asesor está convencido que “la su cosecha en noviembre-diciembre. “Tuvimos una muy buena cosecha fina con muchos lotes de 6000 kilos por hectárea (kg/ha) y algunos de 7000, cuando el rendimient­o presupuest­ado ronda los 4500 a 5000”, dijo Palacios.

La zona en la que se mueve Palacios es María Teresa, Villa Cañás y Teodelina, localidade­s muy cercanas a Venado Tuerto. Por esos lares, la siembra gruesa arrancó sin problemas y la mayor superficie de maíz es lo que ahora, a cosecha, está “salvando la ropa”.

Los problemas empezaron para la zona para fines de 2016, post cosecha de trigo, cuando hubo que parar la siembra, primero porque no había agua, y después porque no paraba de llover. “Nos quedó una buena porción de superficie de soja de segunda sin sembrar y hubo pérdida para los cultivos implantado­s, sobre todo para la soja de primera”, repasó el asesor.

Y luego destacó: “Todavía no puedo decir en porcentaje las pérdidas, pero sí sé que cualquier lote de 50-70 hectáreas, que es la media de los lotes que tenemos por este barrio, tiene 2 a 3 hectáreas que se anegaron, entre un 7 y un 10 por ciento, a lo que hay que sumarle la superficie que no se pudo sembrar y las mermas por calidad”. tencial de ese lote”.

Por todo esto, el asesor consideró que en promedio, va a ser una campaña peor que la pasada para la soja. Ya la soja de primera que se cosechó como se pudo, entre lluvia y lluvia rindió 5-6 qq/ha menos. Los campos que normalment­e rinden 45 qq/ha están por debajo de los 40. Para colmo de males, la soja tiene el doble problema de que además de estar “floja de kilos” está sin buenos precios.

El que sacó el pecho este año es el maíz. Primero con más superficie que la campaña pasada producto de la quita de retencione­s. Pero, además, no sufrió tanto el exceso de agua, y se las arregló para llegar a los 110-130 qq/ha habituales en la zona. “Productore­s de 400-500 hectáreas que al año pasado sembraron un 10-15 por ciento de maíz, este año sembraron 35-40 por ciento con el cereal. Y esto permite hoy tener otro número y visión de la campaña”, repasó Palacios. Y argumentó: “El maíz mantiene el precio, esos $2400, que si bien no son los $3000 que supimos tener, son razonables”.

Por otro lado, en la vorágine que significó poder cosechar este año, el maíz dio un plus de tranquilid­ad. Incluso si hay agua en el campo, con máquinas duales y doble tracción Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com “Con la tecnología disponible todavía queda mucho por aplicar para seguir creciendo en rendimient­o, pero primero hay que hacer algunas cosas básicas”, opina y suscribe el asesor y también productor del sur santafesin­o, Pablo Palacios. En diálogo con Cla

rín Rural Revista Palacios pone faros cortos para analizar una campaña compleja y de excesos hídricos en la zona pero también se anima a los faros largos para imaginar el potencial agrícola.

Para hablar de la campaña 2016/17 que se está intentando terminar de cosechar (al momento de la nota), no hay que soslayar cómo viene la zona desde la campaña anterior. El agua con la que se cosechó la 2015/16 atrasó la implantaci­ón del trigo (falta de piso en muchos lotes) pero luego por suerte le permitió un buen desempeño durante el ciclo del cultivo hasta

La ecuación más complicada la tiene el que sembró y lo perdió, porque tiene un costo hundido que no va a recuperar. Y Palacios destaca otro problema: “Alrededor de los bajos con agua que se perdieron o no se pudieron sembrar, hay una superficie que tiene rendimient­os menores al po-

tecnología está”, no sólo la de insumos sino también las maquinaria­s que permiten hacer aplicacion­es diferencia­das por ambiente, o una correcta implantaci­ón (clave en maíz). “Los últimos años, las tecnología­s que más nos han dado resultado son las más simples, y en esas cuestiones básicas todavía queda mucho por ajustar”, reconoció Palacios. Primero sembrar bien, fertilizar lo necesario y elegir el híbrido o variedad co-

No se espera un año con grandes rentabilid­ades en campo alquilado

rrectos; después, pensar en micronutri­entes, dividir aplicacion­es, agricultur­a de precisión, etc.

Como resumen, Palacios consideró que “no va a ser un año de grandes rentabilid­ades”, porque la soja tiene precios bajos y lo cosechado se promedia con las pérdidas. “En campo propio la rentabilid­ad va a ser buena, en planteos mixtos (propio y arrendamie­nto) va a seguir teniendo un número positivo, pero el que trabaja en campo arrendado 100 por ciento como nosotros va a tener un número más ajustado este año, que nos va a obligar a repensar cómo encarar la campaña que viene”, concluyó.

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Soja. Sufrió muchas pérdidas.
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Hasta las manos. Las cosechador­as enterradas en el barro fueron una imagen frecuente en esta campaña.

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