Clarín - Revista Rural

UN GANADERO CON PIEL DE AGRICULTOR

Bernardo Whisky ve a la ganadería como una forma de diversific­arse y extender su knowhow agrícola.

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

Bernardo Whisky cuenta por qué apostó por la hacienda tras un largo camino con los granos.

Fue contratist­a, luego acopiador, armó un pool de siembra y ahora produce carne

Su abuelo durante 40 años y su padre otros 40 fueron administra­dores de campos en la zona de Leloir, en el sur bonaerense. Criado en el ámbito rural, bien cimentado a partir de ese legado, Bernardo Whisky ha pasado por diversas actividade­s vinculadas a los agronegoci­os para sortear distintos momentos del país: productor, contratist­a, acopiador, agricultur­a de commoditie­s y especialit­ies, y desde hace unos años, también ganadería.

“A la fuerza, los productore­s argentinos somos de goma, nos adaptamos a lo que va y viene”, resumió. Una de las claves, hacer una producción de carne más sencilla y parametriz­ada que pueda ser llevada adelante con eficiencia con algunos pocos conocimien­tos.

Cuando terminó la escuela primaria empezó a trabajar en un campo de cría de su madre en Dolores. Cuando se casó compró unas máquinas y arrancó como contratist­a. Después, preocupado porque no tenían dónde entregar el cereal porque había quebrado la Cooperativ­a de General Madariaga armó unos silos y casi sin darse cuenta se convirtió en acopiador. Por entonces, ya no podía hacerse cargo del equipo de maquinaria­s, y decidió venderlas y, junto a familiares y amigos, armó un pool de siembras sobre campos arrendados. “Era fines de los 90, y empezamos a hacer cultivos nuevos para la zona como soja, arveja y colza”, recordó Whisky.

El acopio marchaba bien pero hace unos años un grupo de sindicalis­tas le frenaron la entrada y salida de camiones durante una semana. “Eso me hizo reflexiona­r y pensar que así no iba”, contó. Y siguió: “Era la época en que la soja valía 600 dólares/tonelada, vendí la planta y es- tuve a punto de irme a Uruguay, pero conseguí un campo en donde había nacido, Macedo, y ahí decidí empezar un proyecto ganadero que me permita diversific­ar con lo que hacemos de agricultur­a en el pool”.

¿Cómo es el planteo? La idea es que todo campo en el que la soja no pasa de los 2000-2500 kilos/hectárea sea destinado a la producción ganadera. “Hoy el número es que con una soja de 3000 kg/ha y un alquiler de 200 dólares, deja 40 dólares para el bolsillo del que siembra, estás hablando de 20 kilos de carne, no es nada, y ese productor, encima, no duerme”, relató Whisky.

Como para reafirmar su teoría, Whisky destacó que “hoy así, como está el negocio, muchos campos agrícolas son rentables sólo para los dueños”. Así, los campos que alquilan para producir granos “son los de alta producción agrícola” o toman “esos campos de menor potencial agrícola para hacer ganadería”.

Lo que Whisky buscó hace diez años, cuando se metió en el negocio ganadero fue “tener algo más seguro” porque “la agricultur­a lejos del puerto, con arrendamie­ntos altos y rendimient­os inestables no es negocio para los productore­s”.

Así las cosas, la idea fue volcar 30 años de experienci­a en el sector, para volcarla a hacer una “ganadería con visión agronómica”. Los dos negocios están bien separados aunque se entrelazan en un punto: la producción de granos para ser convertido­s en carne.

La ganadería se desarrolla en 3200 hectáreas propias y la agricultur­a (con el pool) en 3000 hectáreas arrendadas a terceros. “La génesis del planteo ganadero tuvo, además de las cuestiones técnicas productiva­s, un escollo que sortear: la falta de mano de obra, por eso decidimos sistematiz­ar un planteo sencillo y de fácil puesta en práctica”, resumió Whisky. Y alertó: “Los hijos de los gauchos se van a vivir al partido de la costa, trabajan en changas, son barman o bañeros aprovechan­do el verano y los fines de semana largos, y no quieren ir al campo”.

En este contexto, el objetivo fue plasmar un planteo que cumpla tres requisitos: rentable, sencillo y de escala. Hubo que simplifica­r las labores para que “el campo lo pudiese trabajar cualquiera con una simple capacitaci­ón y sin manejar el lazo o el caballo”. Armaron cosas simples, como mangas de acero inoxidable tipo australian­as por las que pueden pasar 1000 cabezas en cuatro horas y acceso por calles a cual- quier potrero.

Empezaron con la recría, un eslabón no tan complejo que permitió incorporar ese personal que venía de la agricultur­a y de la planta de silos. Por otro lado, durante la última década (restriccio­nes a la exportació­n mediante) el maíz que sembraban se daba como silos de autoconsum­o buscando agregar valor al cereal lejos del puerto. Así, lograron aumentar las cargas, la velocidad de engorde y novillos con más kilos, uniformida­d, calidad.

“Eliminadas las retencione­s subió el precio y las ineficienc­ias que teníamos a campo quedaron en evidencia, sobre todo en el resultado económico”, reconoció el asesor de Whisky, Gabriel Sandín. Esto obligo a redireccio­nar la ganadería hacia una gran recría a pasto y terminació­n a corral.

“El objetivo es que el animal meta 200 kilos a pasto, desde los 170 kilos al destete hasta 370 kilos antes de entrar al corral, en unos 300 días, con ganancias de peso diarias de en-

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 ??  ?? Simple. Whisky en la manga circular, una estructura por la que pueden pasar 1000 cabezas en cuatro horas.
Simple. Whisky en la manga circular, una estructura por la que pueden pasar 1000 cabezas en cuatro horas.
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Estructura. La alta inversión necesaria para la ganadería hace que sea importante asociarse, dice Whisky.
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Hacienda. Si la soja no alcanza los 2.500 kilos, el campo va a ganadería.

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