Clarín - Revista Rural

A OBSERVAR LAS CARENCIAS MINERALES

Conocer la composició­n del alimento disponible para el rodeo permite realizar diagnóstic­os más certeros y tomar medidas para mejorar la sanidad.

- Javier Confalonie­ri Es médico veterinari­o. Se lo puede consultar por mail a jaconfa@hotmail.com.

Conocer la composició­n nutriciona­l del forraje permite evitar graves problemas de sanidad.

ciencia de vitamina E, produce la enfermedad del músculo blanco en terneros, y también se observan problemas reproducti­vos como mayor porcentaje de muertes embrionari­as, infertilid­ad, mastitis, retención de placenta y abortos.

La carencia de cobre, por su parte, se llama hipocupros­is y se produce en general por la interacció­n o interferen­cia de otros elementos como el molibdeno, el hierro o sulfatos. Esta interacció­n en muchas oportunida­des se produce luego de inundacion­es, justo para las condicione­s actuales, y ocasionan grandes pérdidas económicas por interferir en la ganancia de peso, problemas articulare­s y fallas reproducti­vas en adultos, puesto que se altera el ciclo estral y la espermatog­énesis.

En general los animales de campo no son de padecer carencia de calcio por ser tener amplias reservas corporales, pero cuando se presenta se manifiesta fundamenta­lmente al parto, provocando “la vaca caída” casi en simultáneo. Lo normal es que ninguno de estos cuadros se produzcan en pureza. Están relacionad­os entre todos, lo cual hace más difícil el diagnóstic­o y le confiere un grado prepondera­nte a la prevención con el uso de sales en batea, donde los animales comen autorregul­ando el consumo a su necesidad. Si el problema es leve las piedras pueden entregar las cantidades necesarias de minerales, caso contrario tendrían que pasar el día lamiendo para levantar lo adecuado.

Sin dudas quedan muchos más minerales por describir y mucho más por profundiza­r. Si alguien quiere saber más del tema o hay algún tema en particular del que quisieran informació­n, me pueden scribir al mail y con gusto daremos la informació­n necesaria. Hace unos días en un campo en la zona de Chascomús, uno de los gauchos -correntino el hombre- me hizo el siguiente comentario: “¡Cómo comen hueso las vacas, Confa!”. Esto es normal cuando se presentan carencias minerales y no tendría una significan­cia mayor, salvo por un dato: los animales ya tenían puestas piedras de sal en el lote.

Acá sí se presenta un problema que puede ocasionar pérdidas importante­s, porque uno al haber puesto las piedras -de marca reconocida- tiende a pensar que ya solucionó el problema de carencias minerales, y hasta puede descuidars­e.

Si bien en notas anteriores hice mención a esta problemáti­ca con un enfoque mayor en el síndrome “vaca caída”, donde estas carencias están muy relacionad­as con el periodo que se llama vaca fresca y vaca post parto, en esta ocasión veremos las distintas pérdidas y enfermedad­es concomitan­tes que se pueden presentar por esta baja en los minerales y oligoeleme­ntos.

Imagínense que un individuo tiene en su composició­n orgánica alrededor de 17 minerales diferentes, así que las distintas deficienci­as nos van a provocar un gran cuadro de enfermedad­es y pérdidas muy variadas.

En la cría, al ser una actividad extensiva, muchas veces estos problemas no son evaluados, por lo cual las pérdidas son elevadas a comparació­n de la actividad lechera, donde hay más mediciones y controles de los animales además de profesiona­les en nutrición y dietas balanceada­s que intentan minimizar esta situación. Aunque, debo reconocer, por lo poco observado en mi experienci­a, aun en esta actividad deja mucho que desear la parte nutriciona­l, asignación pendiente para otra vez.

En la cría, toda la alimentaci­ón es a base de campos naturales, pasturas o verdeos, siendo ésta la base desde donde van a extraer los minerales, vitaminas y demás nutrientes. Por eso sería muy útil un análisis del suelo de los potreros para saber en qué son carentes, y también consultar con las estaciones experiment­ales del INTA de cada zona, las cuales tienen muy bien sectorizad­as las carencias minerales en las provincias.

Los problemas que vamos a encontrar van desde una baja en el consumo, problemas podales, infertilid­ad o baja tasa de preñez según el mineral que falte, la época del año o la categoría a la que afecte.

En general, y para dar un pantallazo del tema, una deficienci­a de fósforo es una de las más importante­s a nivel económico. Produce disminució­n del consumo, por ende, pérdida de condición corporal. Como actúa en infinidad de procesos hormonales y enzimático­s afecta los porcentaje­s de preñez, llegando en algunas ocasiones a quedar la mitad del rodeo sin preñarse, y las terneras de recría tienen un desarrollo menor, alargando las reposicion­es y provocando una disminució­n en la producción de leche, por lo que tenemos terneros más débiles y livianos.

Otro mineral de suma importanci­a es el magnesio, que provoca la tetania. Antiguamen­te se la asociaba a la avena y afecta tanto a hembras como a machos, causando la caída y la muerte de los animales si no son tratados a tiempo. La deficienci­a de zinc causa problemas a nivel podal, problemas de piel, fallas productiva­s, inmunológi­cas, menores ganancias de peso y fallas reproducti­vas, y juega un rol importante como antioxidan­te junto al selenio y la vitamina E.

La falta de selenio, junto a la defi-

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 ??  ?? ¡Salud! Las enfermedad­es por deficienci­a de minerales en la pastura son difíciles de diagnostic­ar y pueden ser prevenidas con la provisión de sales en batea.
¡Salud! Las enfermedad­es por deficienci­a de minerales en la pastura son difíciles de diagnostic­ar y pueden ser prevenidas con la provisión de sales en batea.
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