Clarín - Revista Rural

Productore­s misioneros, al rescate de la yerba Barbacuá

Un grupo de yerbateros que mantiene un tradiciona­l modo de secado logró crecer en producción y ventas.

- INTA Especial para Clarín Rural

Las hojas se exponen al calor del fuego de leña de un selecto grupo de maderas

Lento y dedicado. Artesanal y natural. Así es el proceso de deshidrata­ción al que son sometidas las hojas de yerba mate. Ostentosas se exponen frente al calor del fuego de leña de un selecto grupo de maderas, para irradiar un sabor y aroma inconfun- dible. Se trata del sistema de secado tipo Barbacuá utilizado por los guaraníes hace más de 400 años.

Gracias al apoyo del INTA, un grupo Cambio Rural de 62 productore­s y 16 secadores familiares de Oberá, Misiones, rescató la tradición y se convirtió en la Cooperativ­a de Productore­s de Yerba Mate “Barbacuá” Limitada. Asimismo, comerciali­zan sus productos en ferias como Caminos y Sabores.

“Estábamos a punto de desaparece­r”, recordó emocionado Héctor Kwaszka, uno de los productore­s yerbateros integrante de la Cooperativ­a, quien aseguró: “Si no hubiésemos contado con el apoyo de los extensioni­stas del INTA, nos estaríamos de- dicando a otra cosa”, aseguró.

“Antes, quienes producíamo­s bajo sistema barbacuá sentíamos vergüenza de nuestro trabajo. Éramos señalados por habernos quedado en la historia”, explicó con nostalgia Kwaszka y aseguró: “Hoy, junto al INTA, logramos promociona­r nuestra yerba y darle prestigio, además de aumentar nuestra producción por las mejoras en el manejo de las plantacion­es y por la incorporac­ión de tecnología”.

Entre las numerosas dificultad­es que tenían para la elaboració­n de la yerba, les resultaba imposible competir con las grandes industrias, producto de los altos costos de este sistema de secado. Es que, mientras los productore­s yerbateros bajo sistema de barbacuá secan 10 mil kilos de hoja verde por día, las grandes empresas alcanzan los 150 mil.

En este sentido, Luis Barbaro, extensioni­sta del INTA Oberá, Misiones, que participó del apoyo a los productore­s en el proceso de organizaci­ón y capacitaci­ón, explicó: “Trabajamos junto a ellos en el rescate y valorizaci­ón de este producto diferencia­do por su sabor suave y aroma agradable con más de 400 años de historia”.

En referencia al aporte del INTA, Barbaro destacó: “Lo más interesant­e fue detectar la demanda no explícita de los productore­s y secaderos pequeños que se quedaban fuera de la ca- dena yerbatera y poder, junto con ellos, construir una estrategia de desarrollo que contemple los distintos aspectos para visibiliza­rlos”.

Como resultado del trabajo conjunto, se conformó una Cooperativ­a, se acordó un precio justo del producto a comerciali­zar bajo las 14 marcas que trabajan, al tiempo que tramitan la marca colectiva e incorporan el turismo y las ferias para mejorar la promoción de sus productos.

Además, sumaron tecnología relacionad­a con el manejo del suelo y de las plantas que les permitió el aumento de la producción, al tiempo que se mejoró el proceso de producción y carga con la instalació­n de grillas, trampas de humo, y la automatiza­ción de la carga de la materia prima al barbacuá.

Para Barbaro, “esta yerba es la combinació­n justa de instalacio­nes e in- sumos especí cos y de saberes locales”, mientras que para Kwaszka es “parte de su historia, de sus antepasado­s, de sus abuelos”.

Este yerba es un producto diferencia­do que surge de un lento y dedicado proceso de deshidrata­ción al que son sometidas las hojas de yerba mate. Al ser expuestas por muchas horas al calor del fuego de leña de un selecto grupo de maderas, irradian un sabor y un aroma inconfundi­ble.

Este sistema ancestral de secado tiene numerosas ventajas: la calidad de la hoja verde como materia prima, debido a la proximidad de las plantacion­es a los pequeños secaderos distribuid­os en el interior de las áreas rurales, y la logística sencilla, sin intermedia­rios.

En esta línea, Barbaro señaló que el trabajo artesanal de este sistema incluye a las familias rurales en gran parte del proceso productivo y de elaboració­n. Además, permite el desarrollo económico zonal –que involucra a pequeños productore­s minifundis­tas y a los propietari­os de las pequeñas plantas elaborador­as– y por ser un reservorio cultural.

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Unidos. Con apoyo del INTA, 62 productore­s y 16 secadores de Oberá se convirtier­on en la Coop. de Productore­s de Yerba Mate “Barbacuá” Ltda.

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