Clarín - Revista Rural

El bambú tiene mucho para aportar

- Sebastián Tamashiro/SLT Especial para Clarín Rural

En la Fauba estudian sus cualidades para la purificaci­ón del agua, la nutrición animal y la salud del suelo. El bambú se utiliza ampliament­e en muchos países del mundo, aunque en la Argentina pasa inadvertid­o pese a tener especies nativas. Una de las causas de su escasa aplicación es la falta de conocimien­to científico. Por ello, investigad­ores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del Instituto de Botánica Darwinion (IBODA, CONICET) identifica­ron las especies nativas y exóticas presentes en nuestro país y están trabajando en usos novedosos: desde la utilizació­n de las hojas como forraje y las cañas como biocarbón para remediar suelos y aguas contaminad­as, o las paredes celulares para la industria química, hasta sus brotes como alimento nutritivo.

Previo a estos estudios no se tenían registros actualizad­os de los géneros y especies de bambúes presentes en el país. “Para cada especie se aportó su descripció­n, distribuci­ón geográfica, ilustracio­nes, caracterís­ticas anatómicas, así como claves para su identifica­ción taxonómica. Iniciamos las investigac­iones aplicadas empleando el bambú nativo Guadua chacoensis, que se encuentra distribuid­o en el noreste de la Argentina”, dijo Andrea Vega, docente e investigad­ora de la cátedra de Botánica General de la FAUBA.

“Mediante un enfoque interdisci­plinario, analizamos su potencial forrajero y vimos que las hojas poseen un 22,6% de proteína bruta, lo cual lo asemeja a la alfalfa”, destacó Vega. En este mismo sentido, Virginia Fernández, investigad­ora de la cátedra de Química de las Biomolécul­as de la FAUBA acotó: “A nivel molecular estamos mirando los azúcares que componen su pared celular y que definen aspectos forrajeros como su digestibil­idad. Nuestro objetivo es purificar estos compuestos para su uso como aditivos alimentari­os. Por ejemplo, para incorporar­los a productos lácteos o de otro tipo”.

Andrea Vega resaltó otro de los usos claves del bambú: la biorremedi­ación. “Los biocarbone­s de bambú son materiales aptos para la remediació­n ambiental. Por esta razón, decidimos estudiar esta especie nativa, de crecimient­o vigoroso y bajo costo, cuyas cañas pueden ser empleadas en la producción de biocarbón. Este último se fabrica a partir de las cañas que los productore­s descartan y es apto para la remoción de colorantes en muestras de agua. Hicimos ensayos con azul de metileno, colorante empleado en la industria textil, y comprobamo­s su elevada capacidad de adsorción”.

Por su parte, Jacinta Alchouron, quien estudia los biocarbone­s de bambú y su uso en la remediació­n de aguas contaminad­as con arsénico en su tesis de doctorado en la Escuela para Graduados de la FAUBA, agregó: “Recibimos al referente de un pueblo originario de Formosa, quien quería conocer los posibles usos de G. chacoensis en su región. Creemos que, por sus propiedade­s, el uso de esta especie puede contribuir al desarrollo local, pero aún falta generar conocimien­to”.

La caña y el ambiente

Para caracteriz­ar las propiedade­s del carbón de este bambú nativo, las investigad­oras emplearon cañas de G. chacoensis pertenecie­ntes a tres estadios de maduración de las cañas: joven, madura y senescente, así como el material de descarte, sin valor comercial para el productor. Las cañas de descarte se secan y quiebran tempraname­nte y deben ser retiradas de las matas para propiciar el crecimient­o de nuevas cañas. Los resultados indican que este último es el material que produce el mejor biocarbón para remediar aguas contaminad­as con azul de metileno.

Alchouron señaló que el biocarbón, obtenido a alta temperatur­a y en ausencia de oxígeno (pirólisis), no requiere una activación posterior gracias a las caracterís­ticas propias de la caña como la uniformida­d de poros y la alta superficie específica, entre otras. Su capacidad de secuestro de contaminan­tes es superior a los valores de los biocarbone­s activados de uso convencion­al en la industria y su costo de producción es notablemen­te menor.

Del mismo modo, los biocarbone­s de bambú podrían ser ensayados con otros contaminan­tes. Alchouron afirmó: “Confirmar estas propiedade­s en nuestra especie nativa le agrega valor al material y plantea buenos horizontes de producción gracias a la utilidad de las distintas partes de la planta”.

Células de azúcar

En el nivel molecular, el trabajo de Virginia Fernández, también investigad­ora del Centro de Investigac­iones en Hidratos de Carbono (CIHIDECAR, Conicet), busca determinar en las paredes de las células de Guadua chacoensis los distintos azúcares que, combinados, forman los polisacári­dos. Las diferencia­s mínimas a este nivel determinan cuestiones muchos más grandes como su posible uso como forrajera.

Al mismo tiempo, y a otra escala, Andrea Vega y su equipo profundiza­n sus estudios sobre las caracterís­ticas anatómicas, morfológic­as y nutriciona­les del follaje en especies selecciona­das. “Como mencionaba anteriorme­nte, dado que el bambú puede ser un buen alimento para los animales, queremos proseguir los estudios y realizar ensayos para evaluar la ganancia de peso en animales pequeños. Es nuestro objetivo a futuro”, concluyó la docente.

Los biocarbone­s de bambú son aptos para la remediació­n ambiental

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El bambú nativo Guadua chacoensis se encuentra distribuid­o en el noreste de la Argentina De acá.
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“Por sus propiedade­s, el uso de esta especie puede contribuir al desarrollo local”, afrimó. Jacinta Alchouron.

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