Clarín - Rural

Un final poco feliz

El sudeste de Buenos Aires ya trilló todos los lotes de trigo. Fue una campaña con rindes dispares y problemas de calidad.

- Andrés Matinata clarinrura­l@clarin.com

Tras un final de campaña marcado por los vaivenes climáticos, el trigo correspond­iente al ciclo 2012/13 cerró con un volumen cosechado que, de acuerdo a las estimacion­es, estuvo en torno a las 10 millones de toneladas.

De esta cifra, el 33%, según la Bolsa de Cereales porteña, se produjo en el sudeste bonaerense. Esta región, con 735.000 hectáreas sembradas y con retrasos en el momento de cosecha, aportó 3,3 millones de toneladas a la produc- ción nacional, en una campaña que está entre las de menor producción de la última década.

Para conocer de primera mano los detalles de una cosecha complicada en esta tradiciona­l área triguera, Clarín Rural consultó a profesiona­les y contratist­as y, en una primer lectura, se pueden establecer puntos en común entre ellos: trillas demoradas por lluvias, incidencia de fusariosis y rendimient­os dispares.

En el área de influencia de Balcarce, el ingeniero agrónomo Leandro Cardoso, del INTA Balcarce, explicó que el rinde promedio osciló entre los 35 a 40 qq/ha, con una calidad de grano afectada en parte por fusariosis, sobre todo en lotes cercanos a la costa. “Los trigos candeales estuvieron más afectados que los tipo pan”, remarcó.

Además de la incidencia de esta enfermedad, Cardoso explicó que un aspecto que impactó en la calidad del cereal fueron las pérdidas precosecha que se visualizar­on en la etapa final de la trilla, en donde granos y espigas terminaron en el suelo a causa de vientos fuertes. Y, a este factor, agregó el rehu-medecimien­to que se produjo del granos a causa de las lluvias.

En este punto, destacó que las precipitac­iones impactaron en la calidad con mermas en el peso hectolítri­co lo cual afecta los atributos panaderos. “Casi la mitad del cereal en la región se recepcionó en esta condición”, señaló.

A diferencia de otras campañas, en donde los productore­s aceleraron la cosecha para evitar retrasos en la implantaci­ón de la soja de segunda, Cardoso manifestó que en este ciclo la estrategia cambió. “Hubo un gran avance en este aspecto, y esperaron hasta que el grano se encuentre seco para su cosecha, tanto para entregar al acopio como guardar a campo”, sostuvo. Esta situación se reflejó en una campaña que se extendió hasta casi mediados de enero y por ende algunas sojas de segunda sean más tardías.

Hacia la zona de Tres Arroyos, y de acuerdo al testimonio de Miguel Schroh, gerente de la Asociación de Contratist­as Rurales de Tres Arroyos (ACRTA), el trigo exhibió su desempeño habitual, y salvo excepcione­s muy puntuales,

el rinde promedio se ubicó sobre los 50 qq/ha.

En esta región, las fechas de siembra fueron óptimas y el clima acompañó, pero se registraro­n problemas sobre final de campaña, con un caudal de lluvias que aumentó hacia el final del ciclo del cereal, y con algunos síntomas de brotado de grano en planta. “En las zonas de Coronel Dorrego, Coronel Suárez y Bahía Blanca la calidad del grano fue buena”, indicó.

En cuanto a las condicione­s de cosecha, el directivo destacó la “falta de piso” por las lluvias, que además de impactar en los rindes extendió la trilla por más días. De esta manera, en los trigos de alto rendimient­o, las pérdidas de rinde fueron más marcadas.

Los contratist­as también constituye­n una voz autorizada para elaborar una radiografí­a sobre las condicione­s del cultivo al momento de la cosecha. En el caso de César Boll, que trabaja en la zona de Tres Arroyos, observó que una de las principale­s caracterís­ticas de esta campaña fueron los rendimient­os dispares, que oscilaron de acuerdo a la disposició­n de las lluvias, con picos de 60 qq/ha y pisos de 18 qq. “Sobre el sur de Tres Arroyos fueron menores, mientras que hacia la costa se vieron mejores resultados”, afirmó.

De esta manera, la mayor región productora de trigo a nivel nacional cerró una cosecha que, con condicione­s climáticas favorables durante todo el ciclo del cultivo, finalmente cubrió las expectativ­as.

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DIEGO GIUDICE / BLOOMBERG Poco panadero. La falta de peso hectolítri­co afectó a los trigo tipo pan.
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