Un acuerdo estratégico
El autor sostiene que es fundamental para la agroindustria que se logre firmar un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Pero dice que el Gobierno no convocó al sector agropecuario para hacer aportes para las negociaciones. Afirma que eso se produc
Desde 1998, el Mercosur y la Unión Europea negocian un acuerdo de libre comercio sin que hasta la fecha haya avances sustanciales que puedan dar alguna esperanza de llegar a la concreción del tratado.
El objetivo de las negociaciones es la conformación de una zona de libre comercio entre ambos bloques, que resultará en una mayor inserción de la región en el comercio internacional, y una mejora del acceso de nuestros productos agropecuarios y agroindustriales al mercado europeo, impulsando la creación efectiva de comercio entre ambos bloques.
Es por eso que consideramos de significativa importancia hacer todos los esfuerzos necesarios en pos de la concreción de un acuerdo que contemple los intereses de ambos bloques. Las negociaciones para la creación de una zona de libre comercio entre el Mercosur y la UE deben ser una acción prioritaria en la agenda de comercio exterior de la Argentina.
Luego del Mercosur, la UE es nuestro principal socio comercial, hacia donde se destina más del 20% de las exportaciones totales argentinas, de las cuales el 85% son productos de origen agropecuario.
Varios sectores de la agroindustria argentina tendrían beneficios concretos al mejorar su acceso al mercado europeo, tales como las industrias avícola y porcina, las frutas frescas, la carne vacuna, los lácteos, los vinos y el arroz, el trigo y el maíz, entre otros.
Dada la relevancia de la participación del campo en las relaciones comerciales con la UE, su participación en el proceso de resulta imprescindible. Sin embargo, en la reciente ronda de consultas realizada por el Gobierno para analizar y elaborar la propuesta nacional, no se convocó al campo.
De esta forma, se continúa discriminando al sector más dinámico y competitivo de la economía y se elude la posibilidad de elaborar una política exterior de largo plazo que permita aprovechar las oportunidades comerciales que nos brinda el mundo.
La Argentina debe definir sus prioridades en esta negociación y encontrar un punto de equilibrio entre los intereses de los distintos sectores, y entre los distintos países.
Mientras tanto, el mundo no se queda atrás. En una iniciativa de integración regional, Chile, Colombia, México y Perú, crearon en 2011 la Alianza del Pacífico y los tratados de libre comercio proliferan entre los diferentes países que se brindan preferencias comerciapor les, dejando de lado a quienes no se suman.
Pero la Argentina continúa atentando contra cualquier intención estratégica de mirar hacia el mediano y largo plazo. Hace unos días participamos en la ciudad de Bruselas (en Bélgica) de distintas reuniones con representantes de los productores europeos y oficiales de la Comisión Europea, con el objetivo de intercambiar opiniones sobre esta negociación central para los intereses de nuestra nación.
En principio, el 19 de diciembre se fijó como fecha para que ambos bloques presenten sus respectivas ofertas. Por eso, resulta imperioso definir una estrategia de inserción en el mundo para aprovechar la demanda internaconsulta cional de alimentos, con políticas que no desalienten la elaboración de productos alimenticios y que, al mismo tiempo, atiendan las necesidades del mercado doméstico, eliminando todas las trabas a la producción y a la exportación, que tantas distorsiones vienen generando.
Necesitamos una mayor visión para reconocer nuestro propio potencial y plasmarlo en iniciativas concretas para el país, para sus empresas y para sus ciudadanos.
La Argentina puede ser un jugador de relevancia en el mundo, a partir de sus ventajas comparativas, la competitividad de sus agroindustria y la capacidad de sus recursos humanos, entre muchos otros factores. Sólo tiene que trabajar para cumplirlo. t