Consumo y exportación, por el piso
Entre el lunes y el jueves últimos se vendieron en Liniers 21.215 vacunos, que elevarían a alrededor de 115/120.000 la oferta mensual, un 5,5% superior al promedio del año pasado. Esto ocurre con buenos precios, que mantienen al novillo en alrededor de los $ 15 en Liniers. Pero no hay indicios de reactivación de la producción ni de la industria, frenada por el enorme error de parar las exportaciones, decidido para no sacrificar el consumo interno.
Se ignoró (y se ignora en el gobierno) que lo que se exportó tradicionalmente no era lo que se consumía. Era sólo de ciertos cortes de novillo pesados, de más de 460 kilos, exportados a excelentes precios. Ese “plus” de rentabilidad permitía a la industria volcar el resto de los cortes al consumo interno, a menores precios que los de la hacienda liviana, preferida por los argentinos. Eso dicen los frigoríficos. Y también la historia de la ganadería en la Argentina.
Sin necesidad de pedir permiso las exportaciones arrojaron un promedio de 472 mil toneladas anuales entre 1960 y 2010 y el consumo fue en ese medio siglo de 73,4 kilos por habitante. Hoy probablemente no se superen las 160 mil toneladas y el consumo apenas superaría los 60 kilos.
Si se tiene en cuenta que desde el servicio de una vaca hasta que la cría alcanza los 410/420 kilos pasan 2 años y medio, habrá que entorar en noviembre próximo para vender en abril de 2016. Poco cambiará en 2015.