China subsidia a la soja, pero falta...
A los agricultores, ni un “mu”. China es el principal importador mundial de soja, pero está lejos de ser un productor fuerte. De todas formas, no se resigna, y le sigue buscando la vuelta a un esquema de subsidios a sus productores, para que puedan incrementar sus cosechas. Para este año, el gobierno chino, encabezado por el presidente Xi Jinping, planea otorgar una ayuda estatal a los agricultores de 9 dólares por mu, una medida que que utiliza en ese país que equivale a 0,067 hectáreas. Sí, aunque alguno no lo crea, haciendo las cuentas surge que los productores recibirían un apoyo cercano a 135 dólares por hectárea, en algunas zonas claves. Parece mucho, comparado, sobre todo, con la situación opuesta que se vive en la Argentina, donde los productores no sólo no reciben subsidios, sino que pagan retenciones, ahora del 35%. A pesar de todo, los agricultores chinos no parecen muy entusiasmados con estas cifras, y este año bajarían la superficie sembrada de soja entre un 10% (según el Centro de Información Nacional de Granos y Oleaginosas de China) y 15% (los cálculos privados). El motivo es que los subsidios eran mayores en años anteriores, y no ven una rentabilidad suficiente como para apostar a la oleaginosa. Los que hacen soja en China son muy diferentes a los sojeros argentinos. Allá son casi minifundistas, mientras que aquí los modelos de producción tienen otra escala, más apropiada para la aplicación de un eficiente paquete tecnológico. Así las cosas, este año los chinos podrían alcanzar una producción apenas superior a las 6 millones de toneladas de soja. Lo bueno de esto es que seguirán siendo dependientes de las importaciones, que básicamente concretan en Argentina, Brasil y EE.UU.. Lo malo es que el gobierno chino adelantó que seguirán buscando el esquema que mejor funcione para que, un día, la producción de soja en su país comience un verdadero camino de expansión. ○ Los mayores exportadores en 10 años. La poderosa agroindustria exportadora argentina atravesó en las últimas semanas, por el paro del sindicato de la industria aceitera, uno de los momentos más complicados de los últimos años, con importantes plantas paradas y más de 100 enormes barcos esperando para cargar en los puertos de la hidrovía sobre el río Paraná. Al cierre de esta edición de Clarín Rural, el conf licto seguía sin resolverse. Las empresas afectadas son muchas de las más importantes del país, que explican buena parte de las exportaciones de la última década. Justamente, si se consideran las estadísticas de los últimos 10 años (de 2005 a 2014), puede hacerse el ránking de los que más embarques concretaron entre granos, aceites y otros derivados, como la harina. La lista está encabezada por Cargill, que totalizó en el decenio 126 millones de toneladas exportadas. Segundo se ubica Bunge, con 93 millones de toneladas y el tercer lugar del podio es para Dreyfus, con 71 millones de toneladas. Los siete restantes que completan los 10 mayores exportadores de la década están en un grupo compacto en cuanto a volumen, bastante más lejos de los tres líderes: cuarto se ubica AGD (57 millones de toneladas), quinto Nidera (39 millones), sexto ADM (37 millones), séptimo Vicentín (36 millones), octavo Toepfer (34 millones), noveno Molinos (33 millones) y décimo ACA (31 millones), de acuerdo a cifras oficiales.