Clarín - Rural

Feedlots y pollos: por más kilos y con nuevas dietas

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Feedlotero­s y productore­s de pollos también llegaron hasta Lexington, para abrevar aquí de ideas que les sirvan para sus negocios. Entre ellos, estaban Daniel Constantin­o, dueño de un feedlot en la ciudad de Marul, en el norte de Córdoba; Antonio Da Silva, de la empresa Nowet y especialis­ta en nutrición animal, y Carlos Zonco, responsabl­e de la producción avícola de la importante cadena de supermerca­do Toledo, con base en Mar del Plata. Constantin­o arranca diciendo que para él está claro el camino: hay que producir proteína animal, porque es más cara que la vegetal. “Con la carne agregamos valor”, resumió. En la Argentina, cree que la oportunida­d que hoy tiene el país, casi inmediata, es producir más carne con las mismas cabezas. Es decir, meterle más kilos a cada animal. Y está convencido de que la recienteme­nte habilitada Cuota 481, también conocida como “Cuota Feedlot”, para exportar animales terminados 100 días a corral a la Unión Europea, ayudará a trabajar en ese sentido. Da Silva coincide y lo explica: dice que un novillo pesado faenado para la Cuota 481 puede aportar unos 230 kilos de carne (cerca de la mitad de su peso vivo), pero que solo 70 de esos kilos forman parte de los cortes que componen la cuota. El resto, unos 160 kilos, quedan para el mercado interno. Esto último, por sí solo, es más de lo que aporta de carne un ternero faenado con 300 kilos de peso vivo, que es buena parte de lo que se consume hoy. “El desafío es mostrar que podemos mantener la terneza con animales de mayor peso”, consideró el nutricioni­sta. Para Zonco, de Toledo, aumentar el peso de faena es también un desafío en la industria avícola. “Hoy estamos en un promedio de 2,7 o 2,8 kilos por pollo faenado y podríamos llevarlo a 3 kilos”, manifestó. Luego, el desafío para ellos es seguir aumentando el valor agregado; salir de la venta del pollo entero e ir al trozado y al procesado. “Hay que irse del commodity”, afirmó. Otro camino para recorrer es pensar la alimentaci­ón vinculada también a la sanidad. “Se están evaluando el impacto de algunas tecnología­s nutriciona­les en la prevención de enfermedad­es de los animales, incluso de los pollos. Por ejemplo, la inclusión de taninos provenient­es del procesamie­nto de quebracho o de semilla de uva, que están mostrando que mejoran la eficiencia de conversión y la calidad de la carne”, explicó Da Silva. Hay mucho por hacer en la industria de la proteína, por llamarla de alguna manera. Y aquí, en Lexington, fluyeron las ideas al respecto.

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