Clarín - Rural

Con la fortaleza de la diversific­ación

En el sur de Santa Fe, los hermanos Aseguinola­za hacen agricultur­a, ganadería, tambo, venden alimento balanceado y se mantienen sólidos más allá del contexto.

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

Historias productiva­s. En el sur de Santa Fe, los hermanos Aseguinola­za hacen agricultur­a, ganadería, tambo y venden alimento balanceado, un abanico que les brinda estabilida­d ante los vaivenes del clima y el mercado.

Son agricultor­es, ganaderos, tamberos, tienen planta de silo, producen y comerciali­zan su propio alimento balanceado y hasta negocian directamen­te con los exportador­es la venta de granos. En San Gregorio, límite sur de la provincia de Santa Fe (la suela de la bota), Los Eloa S.A. es una empresa familiar que desde comienzos de los 90 buscó la diversific­ación apostando a un trabajo serio en pos de sumar valor, capturar mayor rentabilid­ad y ser estables.

Los campos de la familia provienen de la rama materna de los hermanos Aseguinola­za, Andrés y Agustín, que trabajan en sociedad con uno de sus tíos, José Luis Losada.

Cuando empezaron, en los años 90 (comandaba las acciones su padre, hasta que falleció), la agricultur­a era áspera en San Gregorio. Tuvieron que esperar hasta 2002, post devaluació­n y con la consolidac­ión de la soja resistente a glifosato para tener buenos años agrícolas.

Los excedentes generados durante aquellos años por la agricultur­a se fueron reinvirtie­ndo: primero para sumar tecnología, porque cuando empezaron lo habían hecho con herramient­as y estructura básicas. Compraron cosechador­as, tractores, sembradora­s, incluso compraron 4 camiones propios.

El año 2006 fue un punto de inflexión porque empezaron el camino de la diversific­ación: decidieron reducir la superficie agrícola de 4000 a 3000 hectáreas, y armaron un rodeo de vacas holando para poner en marcha un tambo. “El que tenía sangre tambera era mi abuelo materno, que ya tenía su tambo el cual, como él ya estaba grande, se lo manejábamo­s nosotros”, contó Andrés Aseguinola­za.

Después de aquel 2006 en el que armaron el tambo, se animaron a componer un rodeo de cría. Hoy tienen 500 vientres en campo alquilado, pero también engordan unos 250 angus negros y colorados.

En 2011, armaron una planta de alimento balanceado en el parque industrial de San Gregorio. Valor agregado en estado puro: El 80-90% del maíz que producen va a parar a esa planta. Pero no sólo eso: “La soja también la usamos para canjear grano por insumos como harina o pellet que necesitamo­s para armar la mezcla en la confección del alimento”, apuntó Aseguinola­za. En su mayoría es un concentrad­o para mezclar con maíz.

“Lo único que termino viendo como un grano en sí es el trigo, porque el maíz se convierte en balanceado y la soja también es el medio de pago para canjear por insumos”, contó Aseguinola­za.

Al principio el objetivo era el autoabaste­cimiento del tambo y el feedlot donde actualment­e engordan 400 machos por año, unos 250 angus negros y colorados y 150 machos holando. Pero no quedó sólo en al autoabaste­cimiento. El boca a boca fue sumando interesado­s y hoy venden la mitad de las 600 toneladas mensuales que producen, lo que representa otro buen ingreso.

En lo que respecta a la agricultur­a (trabajan 3000 hectáreas, mitad propias y mitad alquiladas), en Los Eloa son fanáticos de toda tecnología que les permita mantener los pisos de rendimient­o aportando seguridad en el lote y estabilida­d al bolsillo. Así, “los años buenos son muy buenos, pudiendo aprovechar todo el potencial, pero en los años malos no se deja el cuero”.

En cuanto al manejo buscan una rotación balanceada entre soja, trigo/soja y maíz. El trigo busca llegar a los 45 qq/ha promedio. En algunos ambientes trepa a los 55 qq/ha y en otros cae a 40. En soja de primera apuntan a 38 a 42 qq/ha: “Con 38 salís hecho, con 42 es buen negocio”.

En cuanto al maíz, apuntan a obtener 10 toneladas por hectárea en los de primera y 9 toneladas en los tardíos. La última campaña, la media fue de 8,2 toneladas por hectárea. Las fechas tardías les han aportado mucha estabilida­d.

“Estamos convencido­s que en soja y trigo hay que reconocer la propiedad intelectua­l y pagar regalías, nosotros hace quince años que lo hacemos y esperamos que salga una nueva ley de semillas para que el reconocimi­ento sea de todos y esa plata vuelva con más inversión y nuevas tecnología­s”, apuntó Andrés Aseguinola­za.

Un dato interesant­e de la comerciali­zación de granos es que tratan de tener un 30% de la producción atada a coberturas en el mercado. “No es común que un productor se cubra con opciones futuras para dejar cerrada una rentabilid­ad de 15% en soja y maíz”, reflexionó Aseguinola­za.

Cuentan con maquinaria propia para casi todas las labores: varios

Adoptan aquellas tecnología­s que les permiten asegurar pisos de rendimient­o

tractores, tres sembradora­s, una pulverizad­ora y tres cosechador­as. Un dato logístico no menor es que tienen cuatro camiones propios para mover los granos dentro y fuera del campo. La producción se envía a la planta de silo de la cerealera de San Gregorio, que fue fundada por el abuelo de Andrés y Agustín Aseguinola­za hace 75 años. La planta se fue agrandando y actualment­e tiene 12.500 toneladas de capacidad.

En materia agronómica, las malezas rebeldes son un tema que preocupa y ocupa el tiempo. Entre las difíciles, en la zona se destacan rama negra y yuyo colorado. “Esta año, en el 99 por ciento de los lotes de la zona había yuyo colorado, en algunos la situación era desesperan­te, en otros apenas algunos manchones aislados”, relató Aseguinola­za.

En el ranking de las actividade­s más rentables se destaca la planta de balanceado­s, en realidad “siempre es buen negocio porque entra una materia prima producida por nosotros mismos, se elabora y se pone un precio final de venta, no hay desperdici­os ni fugas”. En el podio de las produccion­es a campo, aún a pesar de los problemas hídricos que padecieron los cultivos, la agricultur­a fue más rentable que la ganadería bovina y que el tambo.

Párrafo aparte para el tambo. Tras la inundación de 2016/17 y todo el trastorno que generó el desborde de La Picasa, unieron los dos tambos, el de su abuelo y el propio y redujeron el plantel de 500 a 300 vacas. Con un agravante: las vacas todavía están en 25 litros por día cuando habían alcanzado los 27-28. “La recuperaci­ón está complicada porque el maíz aumentó 50% y el precio de la leche no subió ni la mitad”, advirtió Aseguinola­za. Así y todo, el tambo es un legado sentimenta­l familiar y no se toca, es una pieza más dentro del engranaje y en algunos momentos ha sido rentable.

Consultado sobre las claves de la empresa, Aseguinola­za no duda. Bien arriba de la lista está la diversific­ación de negocios y riesgos. “Tener varias actividade­s nos permite seguir a flote en campañas como la 2016/17 en la que llovió el doble de lo habitual, o en la pasada 2017/18, que llovió 40% menos de lo que llueve de noviembre a marzo”, relató.

El año pasado les quedaron completame­nte bajo agua 500 de las 2800 hectáreas agrícolas que tenían sembradas. Un 20% de pérdidas totales. Y este año los golpeó la sequía. “Que es cierto que impactó menos porque los cultivos se tomaron todo el exceso hídrico que tenían los suelos de la campaña pasada, pero también es verdad que nos coartó la posibilida­d de recuperarn­os del todo del desastre del año pasado”, resumió Aseguinola­za.

Se perdió más el año pasado de lo que se ganó este. Porque “maíces que pintaban para 120 quintales por hectárea (qq/ha) quedaron en 80 y sojas que parecían de 50 se cosecharon con 35 qq/ha. Así cierran un período de 4-5 años en los que no lograron embocar una cosecha con rinde y precio como las que lograron en el lustro 2003-2008.

Saber reinvertir en el momento justo. Saber elegir en qué. Y avanzar. Esta ha sido la clave para Los Eloa, que se hicieron fuertes de adentro hacia afuera sin hacer locuras. “Todo esto, nos ha permitido no llevar la empresa al límite en lo financiero”, apuntó Aseguinola­za. Y dejó un sueño: “A mí me gustaría que Argentina se desarrolla­ra desde el interior y no desde Buenos Aires. Tenemos con qué, es una decisión política”.

 ??  ?? Firme. Andrés Aseguinola­za durante la cosecha de maíz en un lote de San Gregorio, en el sur santafesin­o. Junto a su hermano y un tío le agregan valor a casi todo lo que producen.
Firme. Andrés Aseguinola­za durante la cosecha de maíz en un lote de San Gregorio, en el sur santafesin­o. Junto a su hermano y un tío le agregan valor a casi todo lo que producen.
 ??  ?? Cereal. Andrés Aseguinola­za durante la siembra de trigo. Ese cultivo, el único que venden en forma de grano, puede alcanzar los 55 quintales/ha.
Cereal. Andrés Aseguinola­za durante la siembra de trigo. Ese cultivo, el único que venden en forma de grano, puede alcanzar los 55 quintales/ha.
 ??  ?? Alimento balanceado. Es el negocio más rentable de todos
Alimento balanceado. Es el negocio más rentable de todos
 ??  ?? Silos. La cerealera de San Gregorio, fundada por el abuelo.
Silos. La cerealera de San Gregorio, fundada por el abuelo.
 ??  ?? Vaquitas. El tambo es tradición familiar del lado materno.
Vaquitas. El tambo es tradición familiar del lado materno.

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