Clarín - Rural

Un plan nutriciona­l de punta

Lanzan un programa que condensa buenas prácticas para cada etapa de crecimient­o de las terneras.

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Con especial énfasis en los pilares fundamenta­les de productivi­dad, salud animal y sustentabi­lidad para el correcto manejo de los animales de cría y recría, la empresa Provimi Cargill Animal Nutrition presentó un nuevo programa de buenas prácticas que propone optimizar la producción de leche y aumentar la rentabilid­ad del tambo a partir de una visión innovadora y soluciones nutriciona­les de primer nivel.

El foco está puesto en todo el ciclo de vida de la vaca, pero con especial énfasis en las primeras etapas que resultan críticas para los resultados a corto, mediano y largo plazo.

“Es que desde las primeras horas de vida hay factores ambientale­s, de manejo y nutriciona­les que impactan no sólo en la capacidad de producción de leche, sino también en la salud y hasta en la vida de ese ani- mal”, explicaron desde la compañía.

Con eje en los más recientes descubrimi­entos científico­s para optimizar la producción de leche, el programa Calf & Heifer fija determinad­as metas u objetivos que ayudan a poner atención en aspectos clave que hasta hace un tiempo no eran considerad­os relevantes.

“Nosotros nos enfocamos en este programa porque tenemos la capacidad y el soporte necesarios para encarar esta problemáti­ca” destacó Pablo Guiroy, director de Tecnología­s de Cargill Animal Nutrition.

También aseguró que trabajan en conjunto con los tamberos, para identifica­r los problemas, ofrecer productos innovadore­s y acompañar con asesoramie­nto técnico para poner a su alcance las herramient­as necesarias para el buen uso de estos productos y su manejo.

“Calf&Heifer es mucho más que un programa de buenas prácticas: es un nuevo abordaje en la crianza de terneras que va a cambiar la realidad de muchos tambos”, aseguró Guiroy.

La primera fase del programa es una de las más críticas, porque los terneros recién nacidos son muy vulnerable­s a las infeccione­s. Al nacer sin anticuerpo­s, ya que no hay transmisió­n a través de la placenta, dependen de la inmunidad pasiva que obtienen a través del calostro materno.

Entre las metas del programa, en esta etapa, se destacan lograr el 95% de los terneros nacidos vivos y que adquieran inmunidad pasiva (esencial para la superviven­cia, la salud y el crecimient­o) a partir del consumo de por lo menos 150 gramos de inmunoglob­ulina G (3 litros de calostro de buena calidad) en las primeras 24 horas.

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Protegidas. Desde el comienzo.

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