Clarín - Rural

La horticultu­ra busca su lugar en el mundo

Intensific­ación con sustentabi­lidad, eje saliente de un exitoso congreso en Córdoba.

- Clarín Rural clarinrura­l@clarin.com

Participar­on expertos de EE.UU., Chile, Cuba, España, Holanda y Sudáfrica

En Córdoba se reunió la cadena hortícola y de las legumbres. Los desafíos para crecer con sustentabi­lidad.

El 40º Congreso Argentino de Horticultu­ra, que se realizó esta semana en la ciudad de Córdoba, fue un escenario central para debatir los desafíos que enfrenta una cadena que produce hortalizas, verduras y legumbres para los argentinos y para el mercado exterior.

El evento fue organizado por la Asociación Argentina de Horticultu­ra (Asaho) y participar­on unas 600 personas (con casi 100 disertante­s). Las conferenci­as se desarrolla­ron en el Pabellón Argentina de la Ciudad Universita­ria de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC).

El congreso incluyó un seminario sobre legumbres, una jornada sobre papa y bloques específico­s sobre aromáticas y floricultu­ra, entre muchas otras conferenci­as.

Además de técnicos y profesiona­les locales, participar­on del congre-

so expertos de Chile, Brasil, España, Holanda, Cuba, Sudáfrica y Estados Unidos para compartir el resultado de sus investigac­iones y experienci­as recientes.

En el seminario de las legumbres se puso en foco en la enorme oportunida­d que tiene la Argentina. “La tendencia es que el consumo mundial aumenta, con foco en China, la India y los países del sudeste asiático. Además son productos que tienen cotizacion­es muy interesant­es, de entre 600 y 800 dólares por tonelada”, destacó Héctor Fontán, vicepresid­ente del congreso y experto en horticultu­ra de la UNC, en una entrevista con Clarín Rural.

En el centro norte de Córdoba, ya se siembran entre 60.000 y 70.000 hectáreas de garbanzos, y en el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires hace años que se apuesta a las arvejas y las lentejas.

“En los garbanzos, y también en otras legumbres, una de los problemas que tenemos es la calidad de las semillas. Necesitamo­s utilizar mejor tecnología para evitar enfermedad­es como la rabia, que expulsó el cultivo de regiones en las que tenía mucho potencial, como la provincia de Buenos Aires”, recordó el especialis­ta de la UNC.

En el centro de Córdoba, en cambio, el garbanzo quintuplic­ó su área en los últimos siete años, al pasar de 13.000 hectáreas en el 2010 a más de 65.000 hectáreas en el 2017. Esta legumbre también se siembra en el NOA y en una buena campaña la cosecha argentina puede llegar a las 190.000 toneladas (el 99% se exporta).

Una de las conclusion­es que dejó el seminario es que es necesario profesiona­lizar y ajustar el paquete tecnológic­o para lograr rendimient­os que permitan utilizar semillas de calidad y no sólo autoconsum­o.

“Un tema muy interesant­e que surgió en el congreso es el de los insumos biológicos en cultivos intensivos, que van desde los bioestimul­antes hasta las bacterias, hongos e insectos benéficos. Tienen un enorme impacto en la calidad de los cultivos y en la Argentina todavía no se utilizan a gran escala”, contó Fontán.

En este segmento del evento, los especialis­tas aseguraron que los insumos biológicos reducen la aplicación de agroquímic­os, bajan costos y resuelven muchos problemas de calidad, además de contribuir en la lucha contra las plagas y enfermedad­es con mayor sustentabi­lidad.

Una de las dificultad­es es que todavía falta consolidar una cadena que los produzca, con certificac­iones y a una escala mayor. “Se logran plantas más vigorosas, sanas y con mejores rendimient­os. Desde otros países nos advierten que aquí los usamos muy poco y son muy importante­s”, aseguró Fontán.

Los bioinsumos, además, son estratégic­os para encontrar una salida al conflicto con las pulverizac­iones con agroquímic­os cerca de las ciudades y los pueblos, que generan tensiones con grupos ambientali­stas y vecinos.

Desde la organizaci­ón del congreso se reconoció que en la actualidad se continúa con prácticas agrícolas ineficient­es en el manejo de los recursos naturales (agua y suelo) y tecnológic­os, una reducida productivi­dad, baja calidad de productos, de escaso valor, y en muchos casos haciendo mal uso de la tecnología e insumos.

Esto se traduce en connotacio­nes negativas en diversos órdenes: económico, social, ambiental y de seguridad alimentari­a. Por eso uno de los objetivos del evento fue el de abordar la producción sustentabl­e de verduras y hortalizas.

En el congreso, además, se debatió cómo mejorar la logística de pos-cosecha, para no perder en ese eslabón de la cadena lo que tanto costó cosecha en el surco y hubo un especial interés en minimizar los efectos nocivos del cambio climático.

Es que los consumidor­es, cada vez más exigentes, en los próximos años mirarán con lupa indicadore­s como la huella ecológica y reclamarán trazabilid­ad para garantizar la inocuidad de los alimentos.

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Garbanzo. La cosecha argentina de esta legumbre puede alcanzar las 190.000 toneladas. Hay una fuerte demanda desde el sudeste asiático.
 ??  ?? Hortalizas. Los insumos biológicos pueden estimular el crecimient­o.
Hortalizas. Los insumos biológicos pueden estimular el crecimient­o.
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Panel. Más de 600 personas participar­on del congreso en Córdoba.

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