Más nutrientes, más rinde
Desde Bunge afirman que la brecha de rendimiento de la soja se puede achicar a la mitad con fertilización.
El concepto de brecha de rendimiento muy nombrando en las últimas campañas, hace referencia a la diferencia entre los rendimientos reales logrados en los cultivos y el rendimiento alcanzable con las tecnologías disponibles. Se calcula que en soja la brecha está en el orden del 25-30 por ciento. Desde el departamento de desarrollo técnico de Bunge se propusieron identificar cuánto de esa brecha se debe a deficiencias en la nutrición de la oleaginosa. Para eso tuvieron que identificar cuáles eran los principales nutrientes que limitaban la producción de soja y cuál era la mejor forma de aplicarlos. Se basaron en dos conceptos fundamentales:
-Los cuatro nutrientes a tener en cuenta para la fertilización de soja son fósforo (P), azufre (S), boro (B) y zinc (Zn).
-Las aplicaciones anticipadas de P, S y Zn permiten alcanzar las dosis adecuadas de cada nutriente que logran las mayores eficiencias en el uso de los mismos por parte del cultivo.
La Propuesta Bunge consiste en aplicar el 70% de la dosis de P, S y Zn de manera anticipada (criterio de reposición) y luego a la siembra se complementa con el 30% restante. La aplicación de Boro (B) se realiza en estadios reproductivos (R1-R2) utilizando FoliarSol B, un fertilizante foliar que es completamente compatible con otros agroquímicos.
La respuesta promedio fue de +530 kg/ha, que equivale a un incremento del 15%. Estos resultados indican que más de la mitad de la brecha en rendimiento que se observa en el cultivo de soja, se debe a una nutrición deficiente.
“Desde Bunge entendemos que estamos en un escenario favorable ya que aún con retenciones, la relación insumo/producto sigue siendo mejor que el promedio de las últimas campañas. Esto permite apuntar a planteos de nutrición acordes que permitan maximizar la rentabilidad para el productor al mismo tiempo que se mejora el balance de nutrientes en el suelo”, afirmaron desde la compañía.