Clarín - Rural

Una planta “fabril” de alimentos y energía

El cultivo de maíz no tiene chimeneas, pero es la base de una cadena productiva con amplia presencia en el país. Entre tempranos y tardíos, este año la siembra cubriría casi 6 millones de hectáreas.

- Guillermo Alonso Especial para Clarín Rural

El maíz va llegando lentamente a su etapa final de siembra. Se espera una campaña de entre 5,6 y 5,8 millones de hectáreas, según estimó la Bolsa

de Cereales Buenos Aires. Solo quedan algunos tardíos y unos pocos lotes de segunda en la zona Central Sur (que en general se implantará­n sobre la cebada) y, como en un sinfín anual, ya está arrancando la temporada del maíz en el Norte, atrasado por las importante­s lluvias de los últimos días.

Ya es un hecho; no se van a cumplir las expectativ­as de principios de año, cuando los auspicioso­s números vaticinaba­n un área de siembra récord para nuestro país. Ese escenario luego se fue retrayendo en función de la desmejoras en los números y sus consiguien­tes márgenes

menos atractivos, como también, principalm­ente, producto de la llega- da de las nuevas retencione­s móviles. Estos cambios sobre la marcha sin dudas afectaron más las decisiones sobre el maíz tardío; ya que el temprano estaba casi con un pie metido en el inicio de la ventana de implantaci­ón.

Como además veníamos de un año con una sequía colosal en la mayoría de las regiones maiceras (que afectaron más la producción de los tardíos), muchos se reconvirti­eron, volviendo apostar fuerte por el temprano, principalm­ente en nuestro cinturón maicero: el triángulo que conecta las tres provincias centrales, entre Marcos Juárez (sudeste cordobés), Venado Tuerto (sudoeste santafesin­o) y Junin (norte bonaerense).

Segurament­e en esta campaña volveremos a un 50% y 50% para repartir ambos momentos y tipos de siembras, luego de algunos años en que la balanza se venía inclinando hacia los tardíos.

Es interesant­e en esta puja cómo se va apuntando a la diversific­ación, quedando los mejores lotes (profundos, fértiles, más limpios y mejor rotados) del lado de las siembras tempranas. Por el contrario, los lotes con limitacion­es, peor rotados y los más complicado­s con malezas duras, se van para el lado de los tardíos.

En el NOA y NEA son todas siembras tardías, incluso se arranca con el maíz después de la siembra de soja. En cambio, en Entre Ríos, el 75% apuesta por la siembra temprana y si las condicione­s de invierno acompañan como este año muchos empiezan los primeros días de agosto; a diferencia de lo que ocurre en la ribera oeste del Paraná, sobre el corredor de la ruta 9 entre Baradero y Rosario, donde se busca sembrar después de noviembre; ya desde San Antonio de Areco y Arrecifes hacía el oeste la mayoría opta por los tempranos. En Santa Fe, de San Justo hacia el

Norte se inclinan más por la estabilida­d de los tardíos, pero hacía el Sur y cuanto más nos metemos en la Zona Núcleo prevalecen los tempranos de alto potencial. En el norte de Córdoba, desde Río Primero/Jesús María hacía Santiago del Estero, se siembra el maíz tarde, exceptuand­o algunos pivotes donde se suelen ver siembras tempranas, de septiembre/octubre; también tenemos los de diciembre arriba de garbanzo, esperando todavía en las gateras, producto del retraso generaliza­do que estuvo teniendo la recolecció­n de la legumbre.

Para la zona de Río Cuarto y el sudoeste de Córdoba, la repartició­n entre tempranos y tardíos es pareja y depende de cómo se salga del invierno y la calidad de los lotes. Lo mismo pasa en el Oeste de Buenos Aires, pero con un factor determinan­te: los lotes buscan mantenerse limpios de malezas; los más francos van para las siembras de septiembre y los que vienen demorados en el control y son más arenosos, casi indefectib­lemente pasan a tardíos de fines de noviembre, segurament­e con doble golpe.

Hacia el sudeste bonaerense con veranos más cortos, se buscan las siembras tempranas, con una paradoja: se siembra en general primero el girasol y después largan con los maíces; los tardíos han crecido en las últimas campañas incluso hacía la costa, pero ajustando muy bien el material y apuntando a un manejo mas defensivo. Lo mismo que en el

sudoeste, donde los intermedio­s semi precoces con baja densidad han permitido estabiliza­r el cultivo y au-

mentar la superficie incluso en lotes con tosca y limitados en profundida­d.

Otra cuestión clave es la densidad de plantas por hectárea; que va de las 30.000 hasta las 100.000 en lotes con riego (Ver La mejor densidad).

Hoy orillamos los 8.000 kg/ha como promedio nacional, pero se han logrado superar en ensayos los 198 qq/ha con riego en planteos de alto rendimient­o. Sin dudas, nos quedan muchos desafíos por delante, entre otros, lograr una mayor selección de híbridos específico­s para siembras tardías, con más velocidad de secado y mejor comportami­ento sanitario, principalm­ente a Tizón y a enfermedad­es de espiga (Fusarium y Diplodia, entre otras), aumentar responsabl­emente los refugios lote x lote como correspond­e, utilizar menos herbicidas residuales disminuyen­do el carry over de productos en toda la rotación y sobre todo con un manejo más moderado en el uso de hormonales y sulfonilur­eas. Es enecesario buscar fertilizac­iones más equilibrad­as, apuntando a mejorar también el balance de meso y micronutri­entes, controlar adecuadame­nte las pérdidas de cosecha, más breeding enfocando a materiales de mayor producción de materia seca, pero principalm­ente apuntando a la digestibil­idad de la materia seca. También sería auspicioso seguir trabajando más intensamen­te con calidades diferencia­les para los diferentes usos alternativ­os que hoy brinda el cultivo de maíz, y hasta quizás porqué no buscando un prototipo ideal para la producción de etanol.

Mientras tanto, ya se empieza a usar la nueva tecnología Enlist en el país, que agrupa resistenci­a a glifosato, glufosinat­o de Amonio, 2,4 D y Halozifop y que permitirá luchar mejor sobretodo contra las gramíneas de tan difícil control en el maíz (Alepo, Eleusine, Echinocloa, Digitaria, CHlorys, Trichlorys, etcétera).

Hacia adelante, la edición génica segurament­e irá complement­ando a

la transgénes­is, y aparecerán nuevos mecanismos, buscando desafiar mayores productivi­dades tanto en grano como en materia seca, así como para lograr extender las fronteras del cultivo hacia ambientes más secos, más arenosos, como de mayor salinidad y PH.

Esta primavera arrancó muy fría (con algunas heladas muy tardías) y con lluvias importante­s (demoraron y complicaro­n la trilla de trigo en zonas de Buenos Aires) pero que son estratégic­as para los potreros que estaban entrando en floración. Por eso fue habitual escuchar “los maíces están largos”, haciendo justamente referencia a esa demora en acumular temperatur­a que provocó ambiente donde la llegada a floración se retrasó una semana con respecto a lo habitual en otros años. Como en todas las campañas, hubo granizo,con caída de piedras importante­s (obligó a resembrar a tiempo a muchos). Esas heladas que atrasaron y hasta comprometi­eron los stands de plantas, pero lo cierto es que el maíz argentino arrancó con todo y si el tiempo acompaña podremos apostar a una cosecha récord que los productore­s y la bioeconomí­a del pais están esperando con los brazos abiertos.

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En marcha. Las posibilida­des tecnológic­as permiten que en Argentina se siembre el cereal amerciano casi todo el año. En esta edición, un panorama integral, con las claves de manejo.
 ??  ?? Nunca es tarde cuando la dicha es buena. Los maíces tardíos y de segunda han ido ganando espacio en varias zonas, incluso con relativa tradición para el cultivo del cereal en elpaís,
Nunca es tarde cuando la dicha es buena. Los maíces tardíos y de segunda han ido ganando espacio en varias zonas, incluso con relativa tradición para el cultivo del cereal en elpaís,
 ??  ?? Cinturón maicero. En el triángulo Marcos Juarez-Venado Tuerto-Junín se volvió a apostar por los tempranos,
Cinturón maicero. En el triángulo Marcos Juarez-Venado Tuerto-Junín se volvió a apostar por los tempranos,

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