Clarín - Rural

Las economías regionales siguen esperando

De cara a 2019. Las produccion­es regionales hacen equilibrio entre un deprimido mercado interno y una exportació­n con retencione­s. Para afrontar los elevados costos deberán tener una muy buena cosecha.

- Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

El esquema actual de retencione­s desincenti­va el agregado de valor

Con el consumo local pinchado por la crisis y la exportació­n tocada por retencione­s, las produccion­es regionales apuntan a que una gran cosecha les salve el año.

El 2019 llegó con señales contradict­orias para las economías regionales. La muy buena noticia que implicó la primera exportació­n de cerezas patagónica­s a China concretada hace 10 días refleja una tendencia que se viene dando con la apertura de nuevos y prometedor­es mercados globales para los alimentos argentinos. En ese barco están subidas la carne, que apunta a meter cortes de alto valor en el enorme mercado chino; la yerba mate, que desde el mundial de fútbol cuenta con el campeón del mundo Antoine Griezmann como impensado embajador mediático; los limones, que tras un largo culebrón lograron entrar en Estados Unidos, y muchos otros productos que suman millas en el pasaporte. Según la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal, “la mejora del tipo de cambio sumada a la mejora de la infraestru­ctura de transporte y logística y la apertura o reapertura de mercados, mejoró la situación de las economías regionales y es esperable que conti- núe mejorando a comienzos de 2019”.

Pero la realidad diaria de las empresas indica, en la mayoría de los casos, que este será un año para buscar el empate, con un mercado interno de bolsillos magros y un mercado externo atravesado por el filtro de las retencione­s.

Clarín Rural conversó con representa­ntes de algunas de las principale­s economías regionales del país para entender qué se puede esperar del 2019 y encontró más preguntas que respuestas.

La producción de maní, un emblema del centro del país, es una de las que dependen en gran medida de la exportació­n -el 95% se vende afueray que con el esquema actual no tienen demasiados incentivos para apostar en grande. Según explica el productor cordobés Guillermo Cavigliass­o, 2018 no fue un buen año para el cultivo porque la sequía generó una merma de por lo menos el 30 por ciento en rendimient­o y problemas de calidad. Esta campaña, la cosecha promete buenos rindes, pero el área sembrada cayó un 25 por ciento. Mientras tanto, “afuera el maní se sigue vendiendo bien, pero los compradore­s están stockeados y los precios están planchados con tendencia a una posible baja si se confirma la buena cosecha en la región”, comenta Cavigliass­o.

Además de exportar parte de su producción a granel, Cavigliass­o exporta maní envasado con su propia marca a Uruguay, Paraguay, Bolivia y República Dominicana. “Pero hoy, mientras más valor agregado ponés, más impuesto pagás. Es una lástima que el país esté pasando por este momento, casi no te conviene agregar valor”, advierte al respecto, y explica: “Los 3 pesos por dólar que paga la exportació­n se suman a la quita de reintegros y a la ausencia de convenios de libre comercio”. Ante este panorama, el productor afirma que para los maniceros es muy importante empezar a volcarse al mercado interno, que es muy chico pero está creciendo.

El esquema de retencione­s impuesto desde octubre pasado, de 4 pesos por dólar para productos primarios y de 3 pesos por dólar para los que tienen valor agregado, también les hace ruido a los productore­s de peras y manzanas del alto valle de Río Negro, quienes consideran que su producción, a pesar de embarcarse como fruta fresca, contiene un alto grado de valor agregado.

“La fruticultu­ra muchas veces tiene más valor agregado que muchas industrias, por lo que se pide bajar las retencione­s de 4 a 3 pesos por dólar. La fruta en sí es alrededor del 30 por ciento del valor de la caja puesta en el puerto, y si las retencione­s son del 12 por ciento, casi que hay que multiplica­r por tres la incidencia de las retencione­s en la fruta”, explica el productor Pablo Cervi.

Entre las frutas de pepita, las peras son las que más dependen de la exportació­n ya que alrededor de un 80 por ciento se embarca, mientras que con las manzanas ocurre lo contrario, el 80 por ciento se vuelca al mercado interno. “Hay que ver qué pasa con los mercados”, dice Cervi, y recuerda que cuando llegó la devaluació­n del año pasado, el 85 por ciento de las exportacio­nes de la región ya habían salido. “Lo que generó es, básicament­e, mejores expectativ­as”, dice, pero enseguida remarca que los costos están dolarizado­s, que los reintegros por exportacio­nes bajaron del 8,5 por ciento al 4,75 y que con los aumentos de sueldo, en una actividad en la que la mano de obra incide mucho- es alrededor del 40 por ciento-, gran parte de la devaluació­n queda licuada. Y trae a colación otro punto en el que se ven afectadas muchas economías regionales, si no todas: “En Argentina, lo que se paga en materia de aportes patronales es mucho en comparació­n con lo que pagan países competidor­es como Chile. En este país está castigado el que da empleo”, afirma.

Corriendo el foco hacia el este del país, concretame­nte en la localidad entrerrian­a de Concordia, la produc-

ción que motoriza la economía es el citrus, con unas 7.000 hectáreas sembradas de naranjas y mandarinas.

“El negocio citrícola de nuestra zona cerró un 2018 bastante complejo, con poco volumen exportado -apenas se llegó al 6%, contra el 11 habitual-. La Unión Europea nos castiga bastante con lo que son barreras para arancelari­as del orden del 13 por ciento, mientras que nuestros competidor­es no tienen. Y a esto se suman las retencione­s locales de 4 pesos por dólar”, explica Juan Verliac, coordinado­r técnico de Asociación de Citriculto­res de Concordia.

Pero el grueso del negocio para esta región está en el mercado interno, donde el panorama tampoco es demasiado alentador. “Los costos aumentaron mucho más del 30 por ciento. La mano de obra, más los insumos que están en dólares… Y el consumo de frutos cayó por la falta de recursos de la demanda para absorber la oferta -dice Verliac-. Lamentable­mente, el escenario para 2019 no muestra factores que permitan imaginar una rentabilid­ad distinta. Ya veníamos con un problema de financiami­ento, algo que ni existe hoy para el sector productivo”. Además, Verliac afirma que la pérdida de rentabilid­ad de los últimos años le quita al productor recursos propios, por lo que se está consumiend­o la inversión hecha en los árboles. “El árbol es fiel siempre y cuando uno reinvierta cada tanto en fertilizac­ión y sanidad. Se puede estar tres años haciendo minería, pero al cuarto año el árbol se va a manifestar”, explica.

Transversa­l a este panorama está la amenaza de HLB, la principal enfermedad de los cítricos que de ingresar masivament­e en la región significar­ía un golpe letal para la actividad citrícola, tanto en el este como en el norte del país.

La situación de las empresas y de los sectores productivo­s es tan variada como las zonas geográfica­s de la Argentina. Está claro que los números son finos para todos, pero vale la pena cerrar el paneo con el particular caso de la yerba mate, que en 2018 vio crecer meteóricam­ente sus embarques y que sueña con un 2019 similar. Así lo resume el productor Héctor Biale, de la cooperativ­a Liebig: “La exportació­n creció mucho principalm­ente por la demanda de Siria, donde la gente toma cada vez más mate y, como no comparten sino que cada uno tiene el suyo, consumen mucha más yerba. Este año esperamos una buena cosecha y seguimos con expectativ­as de crecimient­o en las ventas”.

 ??  ?? Cosecha. Las actividade­s productiva­s del interior son muy demandante­s de mano de obra y el aumento de salarios es uno de los factores que empujan los costos hacia arriba.
Cosecha. Las actividade­s productiva­s del interior son muy demandante­s de mano de obra y el aumento de salarios es uno de los factores que empujan los costos hacia arriba.
 ??  ?? Cítricos. La producción de naranjas y mandarinas del Litoral depende en gran medida del mercado local, y su gran amenaza es la enfermedad HLB.
Cítricos. La producción de naranjas y mandarinas del Litoral depende en gran medida del mercado local, y su gran amenaza es la enfermedad HLB.
 ??  ?? Cosecha. La mano de obra representa el 40 por ciento de los costos en la producción de manzanas.
Cosecha. La mano de obra representa el 40 por ciento de los costos en la producción de manzanas.
 ??  ?? Para afuera. El 95 por ciento del maní se destina a la exportació­n.
Para afuera. El 95 por ciento del maní se destina a la exportació­n.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina