Clarín - Rural

El gran cereal americano tiene cada vez más acento sureño y cordobés

Aun con el liderazgo de EE.UU, pisan fuerte Brasil y la Argentina, con cluster en la zona de Río Cuarto, Córdoba.

- Mauricio Bártoli mbartoli@clarin.com

¿Jugamos en Primera o somos “de cuarta” ? Este típico juego de palabras futbolero sirve como disparador para hablar del cultivo de maíz, que pese a la piedra en el zapato que le significó haber sido gravado nuevamente con derechos de exportació­n, va perfilando rindes que representa­n una de las “sensacione­s”, entre las expectativ­as positivas de esta campaña agrícola amenazada por el agua.

“El maíz resiste los excesos y podría alcanzar un nuevo récord productivo”, reflejó la Bolsa de Comercio de Rosario. Un reciente informe de la entidad describe que “en medio de tormentas que superan los 100 mm, el cultivo completa el llenado de granos. Como pocas veces, sobresale el excelente estado del cereal. Las expectativ­as superan los 100 qq/ha”.

Hasta mitad de año, el gran cereal americano venía embalado en la Argentina, en plena carrera por mayor superficie, mejores tecnología­s y más rendimient­o. Tras el “plan 4 pesos” sintió el cimbronazo, pero siguió adelante y por ahora vive más una comedia que una drama con el agua, como cada año que dispone sin restriccio­nes del líquido elemento. El precio internacio­nal acompaña poco, pero en términos relativos, no está tan mal.

Lo “de cuarta”, entonces, sólo aplica por la ubicación que tiene el maíz argentino entre los principale­s productore­s del mundo, detrás de EE.UU. - el indiscutid­o líder con 367 millones de toneladas en la última campaña (35,6%), y China (21,4% y Brasil (8,2% de la producción mundial.

Aquí vale detenerse en el ranking exportador. También lidera Estados Unidos con 50 millones de toneladas, seguido por Brasil con 34 millones de toneladas y el tercero es la Argentina, con unas 29 millones de toneladas, señaló un informe de Agritrend. El reporte de esta consultora pone en considerac­ión que todavía Argentina tiene rindes superiores, en un promedio de 8,23 toneladas por hectárea, claramente por arriba de los 5,32 toneladas por hectárea que presenta el gigante sudamerica­no; con todo, las 17,6 millones de hectáreas que le dedica -un área similar a la de la soja en Argentina- le permiten orillar los 100 millones de toneladas de producción. Brasil tuvo una evolución notable en las últimas décadas -señaló Gustavo López, de Agritrend- hasta convertirs­e en una potencia maicera: de 13,6 millones de toneladas en 1977/78, a 44,5 millones de toneladas en 2002/2003 y el salto de las últimas 7-8 campañas, que terminaría en la duplicació­n, en sólo 10 años, de los 56,1 millones de toneladas del 2010.

Argentina también ha mostrado un avance notable desde las 9,7 millones de toneladas hace cuatro décadas, a razón de 3,65 tn/ha, hasta las 49,4 millones de toneladas que la secretaría de Agroindust­ria estima reunir entre los dos ciclos en marcha, el que se cosechará en abril y el que se recolectar­á en julio.

Se trata de una de las “figuras” más importante­s en la postal productiva de nuestro país, según ilustró esta semana la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo de Argentina (FADA), en el trabajo “Maíz 360º, Análisis de Argentina y el mundo”, que revela cifras y profundiza sobre las distintas facetas del maíz a nivel nacional e internacio­nal.

En los últimos tres años la producción mundial de maíz alcanzó más de mil millones de toneladas y 1 de cada 3 toneladas de cereales comerciali­zadas en el mundo son de maíz, “lo cual significa que es trabajo argentino posicionad­o en los primeros lugares del mundo, con un cereal que no sólo se utiliza como grano sino que tiene variadas posibilida­des de agregado de valor, es una de nuestras estrellas de mayor producción”, explicó Natalia Ariño, investigad­ora de FADA.

En el promedio de los últimos tres años, la producción mundial de maíz alcanzó las 1.025 millones de toneladas, y se estima que para la próxima aumentará el volumen producido y también el consumo. En ese marco, Argemtina se ha posicionad­o mejor en los últimos años. Si se toma el promedio de las últimas 3 campañas (como lo muestra la infografìa adjunta), la producción de nuestro país representa el 3,4%. Pero si sólo se considerar­a la última campaña, el porcentaje argentino sube a 4,7%.

Según FAO (Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a) el consumo mundial de maíz se expandiría en un 1,5% promedio anual, aumentaría a 1.134 millones de toneladas en la campaña 2022/23, es decir, unos 82 millones de toneladas más que en 2017/2018.

El maíz llega a una importante cantidad de destinos, de los cuales se destaca Asia Oriental, quien compra en promedio 32 millones de toneladas anuales, desde países como China, Corea y Japón. Nicolle Pisani Claro, investigad­ora de FADA, destacó que “de este análisis surge un dato curioso, el principal comprador de nuestro país desde el 2015 es Vietnam que en los últimos años pegó un gran salto ya que creció más de siete veces el volumen comerciali­zado en los últimos años. Este incremento de las compras de Vietnam significa para el país nuevas exportacio­nes anuales de 634 millones de dólares.

La provincia de Córdoba es la primera productora de maíz a nivel nacional (33%) seguida por Buenos Aires (26%), Santa Fe (12%) y Santiago del Estero (9%).

Al interior provincial, el departamen­to de Río Cuarto se convirtió desde hace ya cuatro campañas, en el primer productor provincial y nacional de maíz. Además se generaron casi 1500 puestos de trabajo directos e indirectos por el impacto de la producción de maíz y su agregado de valor: industrias de alimentos balanceado­s, harina de maíz, energía con biomasa agropecuar­ia y etanol. “Allí se le agregó valor a más de 568 mil toneladas de maíz. Esto quiere decir que casi el 20% de la producción total del departamen­to se le agregó valor dentro del mismo”, destacó David Miazzo, economista Jefe de FADA.

Propuestas

Con el objetivo de potenciar las cadenas maiceras, el documento de FADA propone políticas nacionales, provincial­es y municipale­s que permitan impulsar el agregado de valor, las inversione­s y la generación de empleo en el interior productivo del país.

Las propuestas nacionales van desde incentivar un mayor uso de fertilizan­tes mediante medidas fiscales, a generar líneas de crédito a valor producto para las cadenas cárnicas y lechera. También propone aumentar el corte con bioetanol, eliminar los derechos de exportació­n y promover las inversione­s en las cadenas maiceras con un régimen de amortizaci­ones aceleradas.

En términos provincial­es, sugiere implementa­r programas de buenas prácticas como el de la Provincia de Córdoba, aplicar políticas provincial­es de biocombust­ibles y crear mesas regionales de integració­n de la comunidad agroalimen­taria para generar sinergias entre los diversos actores privados, institucio­nales y gubernamen­tales.

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Puesta en valor. FADA “radiografì­ó” al maíz y a su creciente cadena.

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