Clarín - Rural

Una buena tendencia…

- Héctor A. Huergo hhuergocla­rin.com

Varios temas importante­s para las cadenas agroindust­riales esta semana. La medida anunciada por el presidente Mauricio Macri -reducir la carga fiscal elevando el mínimo no imponible en el impuesto al trabajo- es de gran impacto en particular para las economías regionales. Es donde incide más el costo laboral y era un reclamo unánime de todas las actividade­s: fruticultu­ra, cultivos industrial­es desde la caña de azúcar al algodón, pasando por el arroz, el maní, la industria láctea, avicultura, con el conglomera­do de pymes y grandes que agregan valor en origen, que es donde hace falta.

También es una buena noticia la incipiente caída de las tasas de interés, absolutame­nte incompatib­les con el crecimient­o. Hay crédito en dólares a tasa razonable, pero ya sabemos que hay actividade­s que por momentos no acompañan la evolución del tipo de cambio. La ganadería, por ejemplo. Aunque a la larga compensan, como acaba de pasar con el precio del novillo: venía muy retrasado, complicand­o la terminació­n.

Conviene recordar que en la Argentina de la Segunda Revolución de las Pampas, prácticame­nte todo el engorde es a corral, porque aun cuando algo se inverna sobre pasturas, finalmente hay que imputar el costo de oportunida­d de destinar ese lote a agricultur­a. Además, un maíz de 100 quintales implica 1700 kg de carne por hectárea.

Hemos visto esta semana, compartien­do una jornada que organizó ACA en Ramírez (Entre Ríos) mucho maíz comparable a los del corn belt. Una tabla. En los plots de la muestra había nuevos híbridos que prometen 15 toneladas. Es una zona que hace veinte años era netamente ganadera. Se hizo agrícola, y ahora la agricultur­a es para la ganadería. La cooperativ­a de Ramírez (“La Ganadera”) viene de hacer un remate de más de 3.000 cabezas, donde tuvieron que usar hasta los camiones de corral.

El maíz es una llave poderosa. No solo por lo que hace en materia de sustentabi­lidad y por su aporte a la macroecono­mía, sino como nodo central de la nueva

estructura productiva. Valor agregado en la producción básica, convirtien­do la semilla en grano. Y valor agregado en una

cascada de alimentos y bioenergía. La Ganadera es una de las 50 cooperativ­as que integran ACABio, a pesar de estar a 400 km de Villa María. Una de las estaciones de la demostraci­ón –visitada por un millar de productore­s- fue precisamen­te la del alimento balanceado que provee la propia cooperativ­a, empleando la burlanda de la planta de maíz como un ingredient­e clave. Convertir el maíz en carne, es en última instancia una forma de zafar del cepo de la retención a la exportació­n del grano sin valor agregado.

Los dueños del campo donde se hizo la demostraci­ón son los hermanos Plem, que vienen creciendo en producción y, sobre todo, servicios. Charlamos bastante y en profundo. La están peleando con un tambo, con ganas de pasarse a ganadería de carne. Se imaginan el negocio de ciclo completo, aprovechan­do su experienci­a en ensilado. Tienen tres picadoras Claas, 16 tractores llevando carros forrajeros, bateas o autodescar­gables, 6 camiones, tres embolsador­as. Un “circo” de cincuenta personas. Hacen casi 10.000 hectáreas por año, casi todo en la zona y en campos chicos. Empezaron con el picado hace una década. Y no pararon de invertir. Ahora todo se hace cuesta arriba, porque la picada es costosa y todos vienen mal pisados.

Como todo Ramírez, y como todo el país, vienen de una pésima campaña. Ahora

todo pinta mejor. Resilienci­a. Pero hay que ayudar. Lo de la carga impositiva del trabajo va en la buena dirección. Lo que falta es un empujoncit­o para llegar arriba de la cuesta. Desde allí, todo será más fácil.

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