De la sanidad animal a la salud humana
La falta de controles de sanidad animal constituye la causa de la pandemia que se expande en el mundo.
El Covid-19 se identificó por primera vez en la ciudad de Wuhan en China, donde está el Mercado Mayorista de Mariscos Huanan, lugar en el que se comercializan cantidad de especies de animales vivos y muertos, que incluyen mariscos, aves de corral y animales de caza. Estos mercados presentan la particularidad de que venden animales silvestres sin controles sanitarios. Aún no se conoce con certeza si el virus proviene de murciélagos, serpientes o del mamífero pangolín. Lo que se conoce es que el virus, propio de alguna especie animal, mutó y fue contraído por humanos. Las condiciones de hacinamiento de los animales y la falta de controles sanitarios en la crianza, el traslado, la concentración y la faena constituyen factores de riesgo para las personas.
Es por ello que el origen del Coronavirus nos lleva a destacar la importancia de la regulación de la sanidad animal, la cual tiene por finalidad cuidar la salud de los animales destinados al consumo humano.
La FAO -Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura- destaca que el 70% de las enfermedades infecciosas humanas tienen origen animal. Son “zoonosis” aquellas enfermedades de los animales, producidas por diferentes agentes infecciosos, que bajo ciertas circunstancias pueden ser transmitas al hombre en condiciones naturales.
En Argentina el SENASA es el organismo que lleva adelante las políticas de prevención, control y erradicación de las enfermedades de los animales. La normativa vigente regula sobre la producción primaria, industria y comercio de las siguientes cadenas: bovinos y bubalinos, equinos, ovinos, porcinos, caprinos, aves, abejas, animales acuáticos, otras especies.
Respecto de la fauna silvestre, el SENASA destaca que nuestro territorio por la amplitud de climas y geografías alberga numerosas especies de animales silvestres autóctonas y exóticas, que al interactuar con otras especies y el ser humano, pueden provocar la aparición de enfermedades zoonóticas con impacto en la conservación y el comercio. Con fines preventivos, el SENASA organiza un sistema de vigilancia epidemiológica para detectar enfermedades en especies silvestres, en colaboración con otros organismos públicos como la
Dirección Nacional de Biodiversidad, universidades y ONGs.
Argentina cuenta con una normativa que divide la fauna silvestre en dos categorías: 1. Animales silvestres de caza, que son aquellos considerados aptos para el consumo humano e incluyen mamíferos terrestres, aves, reptiles y batracios. 2. Animales silvestres criados en cautividad, son los animales enunciados nacidos, criados y sacrificados en cautiverio.
El SENASA interviene en todas las etapas de la cadena, realizando la habilitación, fiscalización y control de los establecimientos de faena, elaboración, depósitos y transporte, y asegurando la inocuidad en la elaboración de productos bajo las normas nacionales e internaciones. La importancia de resguardar la sanidad animal debe tomar el centro de la escena, la falta de controles constituye la causa de la pandemia.