Sintonía fina para aumentar la eficiencia
Se aproxima la trilla del maíz tardío y expertos de INTA señalan algunas claves para lograr su mejor manejo.
Cada año aproximadamente la mitad de la superficie de maíz en Argentina se siembra en fecha tardía. Y de acuerdo a los datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires este año más de 3,5 millones de hectáreas sembradas de manera tardía, esperan ser cosechadas en la región pampeana. Por ende, potencialmente serán unos 30 millones de toneladas de grano de los cuales buena parte, serán almacenadas en espera de mejores condiciones de comercialización.
Por lo general en maíz tardío, el momento de madurez fisiológica ocurre mediando el otoño cuando las temperaturas medias descienden, aumenta la humedad relativa ambiente y las lluvias son frecuentes.
Todo esto atenta contra el secado natural del grano retrasando la cosecha del cultivo (junio-julio-agosto, según región) donde las condiciones se alejan de las óptimas.
De esta manera se aumenta la probabilidad de daños por insectos, invasión y desarrollo de hongos en los granos y se demoran los controles de malezas.
Por lo tanto, resulta clave trabajar en los procesos involucrados en la recolección y almacenamiento de los granos para lograr una alta eficiencia del sistema, es decir, más cantidad de granos y más tiempo de mantenimiento de su calidad.
Todo ello se explica en un trabajo minucioso, realizado por especialistas de la Unidad Integrada Balcarce, Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Mar del Plata INTA y de las EEAs de INTA de Salta y de Rafaela.
En el mismo estudio los investigadores adelantan que los últimos reportes meteorológicos pronostican una alta probabilidad de un invierno y primavera secos a neutros, por lo tanto, no se esperarían mayores contratiempos por anegamiento de lotes y/o temporales extendidos.
No obstante, se espera que gran parte de los cultivos se desarrollen con menor porte, crecimiento y desarrollo desparejo, comparados con los de otras campañas. En consecuencia, los rindes serían menores.
Bajo estas condiciones las espigas pueden ser finas y con diámetros desparejos lo que genera mayor complejidad al momento de regular el cabezal maicero.
En una serie de ensayos realizados en Balcarce, se evaluó la eficiencia de cosecha en un cultivo de maíz tardío, en dos tiempos de cosecha: una temprana (22 de junio) y una tardía (5 de agosto). En esta oportunidad los especialistas observaron entre otras cosas, que la eficiencia de recolección de plantas volcadas fue mayor en la cosecha temprana.
En la cosecha tardía no se recuperó ninguna de las plantas volcadas que estaban muy cercanas al suelo y con tallos muy quebradizos.
Esto pudo deberse a que durante los 44 días que pasaron entre los momentos de cosecha (desde temprana a tardía), las raíces se debilitaran por descomposición y las condiciones de viento y precipitaciones ocurridas. No obstante, las pérdidas por cabezal resultaron menores en la cosecha tardía, lo cual pudo deberse a una posible variación de velocidad en las pruebas que haya generado mejor eficiencia en la situación menos apta de cosecha. En cuanto a las pérdidas por cosechadora, fueron similares en los dos momentos temprano y tardío.
Entre los puntos que los expertos recomiendan controlar de cerca para lograr un buen trabajo del maicero, se destacan la combinación de las velocidades de avance con la velocidad de las cadenas alzadoras y la de los rolos destroncadores. Una mala sincronización entre esas 3 velocidades puede causar la caída de espigas al ser tocadas por las cadenas, o que la planta sea cortada al final del recorrido del cabezal e ingrese exceso de material no grano a los sistemas internos de la cosechadora. Es importante contar previamente a la cosecha con los engranajes necesarios para lograr ese sincronismo.
El mantenimiento del maicero es otrro de los puntos a considerar. Las estrías de los rolos espigadores en buen estado, si están gastados y los tallos son pequeños, reducirá su capacidad de captación y espigado, redundando en pérdidas por caída de espigas en el momento de la captación o el cortado de plantas.
Por otro lado, correcto movimiento de chapas espigadoras para calibrar su luz. Si las chapas están fijas o trabadas, es poco probable que se produzca una correcta captación de las espigas.
Asimismo, se debe utilizar válvulas de goma puede evitar la caída de las espigas captadas, que pueden deslizarse hacia adelante y caer al suelo desde las cadenas alzadoras.
También, la buena regulación del cabezal evitará excesos de material no grano en el sistema de trilla y separación. Sin estos excesos, se facilita la trilla y evita la sobrecarga de paja de la separación que aumenta las pérdidas por cola.
La siembra de maíz tardío ocupa la mitad del área destinada al cereal