Vida inteligente en la tierra... argentina
le pusieron el pie a la puerta giratoria de nuestra capacidad científica y tecnológica. Supimos hacer punta en los 90, cuando el actual canciller Felipe Solá liberó la soja RR, asumiendo el riesgo de que se lo acusara de defender los intereses de la desaparecida Monsanto. Su decisión significó mucho más que pasar de 15 a 60 millones de toneladas de soja. Fue el hito fundacional de un proceso que hizo de la Argentina un país viable, a pesar de nuestras propias pialadas.
Lo que hizo BAT no es nuevo para nuestro sistema científico. Aquí se modificó genéticamente a la planta de cártamo para que expresara quimosina, el complejo enzimático responsable del cuajado de la leche para producir quesos. Lo hizo Bioceres y tiene un convenio de producción con Porta Hnos, la empresa cordobesa que ahora está haciendo un aporte fenomenal con su liderazgo en la producción del estratégico alcohol en gel.
Es el mismo sistema científico que, en estos mismos días, está arrancando con otra esperanza en la batalla contra el Covid-19: la alternativa del empleo de la ivermectina como un freno a la multiplicación del virus. Han coordinado esfuerzo muchas instituciones públicas y empresas privadas que le pusieron foco al tema. Carlos Lanusse, el veterinario de Tandil del que ya dimos cuenta en estas páginas, nos contó que ya se iniciaron los ensayos y en cinco a seis semanas tendremos los primeros datos.
Queda vida inteligente en la Tierra. En la Argentina.