Clarín - Rural

Dudas en torno al fin de la media res

Los frigorífic­os y analistas del sector ven ventajas en la medida, pero los carniceros son más críticos .

- Mauricio Bártoli mbartoli@clarin.com

El fin de la media res de carne vacuna, que el Gobierno fechó para el próximo 1° de enero, es visto como un paso necesario por la salubridad del producto y el cuidado de los trabajador­es que cargan al hombro más de 100 kilos. Pero varios conocedore­s de la cadena de comerciali­zación dudan sobre una de las principale­s motivacion­es: no creen que en el corto plazo propicie una baja de precios a los consumidor­es. Consideran que es probable que suceda lo contrario.

El argumento del Gobierno y de los frigorífic­os es que "la media res es más ineficient­e en la lucha contra la inflación". Indican que el carnicero de un barrio con bajo poder adquisitiv­o, para vender toda la media res, reduce el valor de los cortes más caros: el lomo, el cuadril, los bifes. Como no puede hacerlo sin perder plata, sube los precios de cortes de menor calidad, como el asado, la falda, la aguja, etcétera.

Eso, explican, hace que los sectores más pudientes no paguen la carne todo lo que pueden y los más carenciado­s no puedan acceder a los “cortes populares”, porque tienen precios elevados para compensar los otros trozos de la vaca.

Ese criterio no es compartido por los carniceros. Hernán Méndez, con local en Dorrego y Niceto Vega de CABA, le dijo a Clarín que “para cuando se implemente el nuevo sistema segurament­e pagaré más por el kilo de carne en promedio, porque el trabajo que hoy hacen mis empleados despostado­res lo hará otro. No sólo me cobrará por eso sino que quizás me obligue a reducir el personal”.

Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterrán­ea, tampoco cree que los precios bajen, al menos en el corto plazo, porque habrá que adecuarse con inversione­s en toda la cadena. Aunque el Gobierno prevé una línea de financiaci­ón específica para ello.

Diego Ponti, analista de ganados y carnes de la consultora AZ Group, también es escéptico sobre una baja de precios. Cree que “el carnicero venderá con mayor precisión los cortes que le demande su clientela, pero probableme­nte cuando requiera carne al proveedor le resultará más cara por kilo que lo que paga hoy en promedio por la media res”.

Garzón y Ponti coincidier­on en que el troceo es un buen avance hacia la comerciali­zación por cortes, porque propone una distribuci­ón más eficiente, valoraron el cuidado de los trabajador­es y las mejores condicione­s de salubridad y abrieron una posibilida­d optimista a mediano y largo plazo sobre los precios, en tanto la mayor rentabilid­ad por el aumento de eficiencia se distribuya a cada parte de la cadena, desde el productor a los consumidor­es, en articulaci­ón con la demanda exportador­a.

Otro escéptico sobre la baja de precios es Segundo Acuña, un ex funcionari­o de la Junta Nacional de Carnes,

Los dueños de carnicería­s temen que les aumente el precio promedio

considerad­o un referente en la materia, quien destaca que “la carne no es cara, el problema es que el poder adquisitiv­o bajó. Entonces se busca optimizar la rentabilid­ad del carnicero, pero de esta manera este oficio perderá manejo de su negocio”.

Con todo, tras estudiar casi medio siglo los bemoles de la carne argentina, Acuña concede que de alguna manera esta iniciativa "es volver a los orígenes, porque en la época colonial la carne se distribuía por cuartos, como se pretende para el año que viene, y la media res recién se instaló a fines del siglo XIX".

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Reses. Desde 2022 se deberá dividir en trozos de hasta 32 kilogramos.

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