Mucha historia e impronta federal
Los productores ovinos piden la renovación de una ley que les permite dar empleo en cada rincón del país.
Durante el siglo XIX, con el impulso fundamental de inmigrantes escoceses e irlandeses, el rodeo ovino argentino pasó de 2 millones a 78 millones de cabezas, y para comienzos del siglo XX la producción ovina se había transformado en la principal actividad agropecuaria argentina, por encima de la ganadería bovina.
Desde aquellos tiempos de esplendor la situación cambió drásticamente por diversos motivos de origen local y global, el rodeo nacional cayó a 14 millones de cabezas en la actualidad, pero a su modo la actividad siguió evolucionando y logró consolidarse como una de las más federales del país. Hoy se calcula que hay aproximadamente 100.000 productores ovinos distribuidos a lo largo y ancho del territorio nacional, y en cada región la actividad tiene sus particularidades.
“En el NOA los ovinos están vinculados con las producciones familiares y artesanales, muy ligados con la producción de caprinos y camélidos. En el Litoral también la actividad tiene mucho arraigo, no hay campo que no tenga unas cuantas cabezas disfrutando pasturas nutritivas, al igual que en otras zonas con gran potencial como actividad complementaria, como Córdoba y el norte de Buenos Aires”, describe en diálogo con
Marcos Williams, productor ovino de la provincia de Santa Cruz, directivo de CRA y coordinador de la Mesa Ovina Nacional, quien por estos días hace fuerza para que se actualice la Ley 25.422, mejor conocida como la Ley Ovina. Luego agrega: “La oveja genera trabajo, donde hay una oveja hay un ovejero, hay arraigo”.
Con él coincide Ana Borracchia, productora y veterinaria dedicada principalmente a los ovinos, quien describe a esta producción como una actividad “versátil”. “Hay productores que en 50 hectáreas aprovechan la superficie con ovinos de forma intensiva, también hay otros con 300 u 800 hectáreas. Por eso tiene mucha importancia el manejo. Con buenas pasturas, corrales de encierre, buenos eléctricos y personal se puede aumentar la carga”, dice.
Más allá de su amplia penetración geográfica, los ovinos tienen en la Patagonia su gran bastión, allí constituyen la principal actividad agropecuaria. ”En muchas zonas de la Patagonia
la ganadería ovina es la única opción”, explica Williams.
Allí, por estos días está iniciando el ciclo productivo con la época de servicios. La gestación durará cinco meses. Entre agosto y septiembre se realizará la esquila preparto, que suele ser muy provechosa en rendimientos de lana (se obtienen entre 4,5 y 5 kilos por oveja). “En Argentina se producen actualmente 47.000 toneladas de lana sucia por año, y el 70 por ciento se exporta con valor agregado”, detalla Williams.
En febrero, cuando los corderos nuevos ya ronden los 90 días de vida,