Clarín - Rural

Trigo: las bases para una nutrición exitosa

Los nutrientes definen el rendimient­o y la calidad del cultivo en un contexto favorable para aplicar tecnología.

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“El contenido de agua útil del suelo y la caracteriz­ación de ambientes son las dos variables que definen el nivel de aplicación de la tecnología de fertilizac­ión en el cultivo de trigo”. Así comenzó explicando el Ing. Agr. Matías Saks, experto en el tema y coordinado­r técnico de Bunge, sobre las claves a tener a la hora de realizar una exitosa nutrición del cereal. En primer lugar, explicó que en la región pampeana las precipitac­iones del último mes y medio han permitido la recarga de los perfiles de manera que las condicione­s son óptimas con buen contenido de agua útil, para implantar el cultivo de trigo y llevar a cabo una buena tecnología de fertilizac­ión.

“En ella, hacemos foco en cuatro nutrientes: nitrógeno, fósforo, azufre y zinc. Además, no olvidemos que todo diagnóstic­o de fertilizac­ión debe acompañars­e con el análisis de suelo correspond­iente”, señaló.

En referencia al nitrógeno, desde Bunge vienen trabajando desde hace varios años con algunos semilleros tratando de definir los modelos óptimos de fertilizac­ión con este nutriente, que permitan maximizar rinde y calidad.

“Con genotipos de alto potencial, por ejemplo, en materiales del grupo de calidad industrial II, tenemos alta probabilid­ad de maximizar rinde y calidad ajustando muy bien el modelo de nitrógeno”, dijo.

“Vemos que si la oferta (nitrógeno del suelo más del fertilizan­te) resulta de alrededor de 35 a 37 kg de nitrógeno por tonelada de grano producida, se pueden maximizar el rinde y la calidad”, agregó.

En tanto, el fósforo es un elemento que está involucrad­o en los procesos de generación de energía dentro de la planta. Y es uno de los nutrientes con bajos niveles en buena parte de los suelos de la región pampeana.

Por ende, se encuentra buena respuesta a la fertilizac­ión con fósforo en trigo y también en soja y maíz. “En trigos de alto rinde la recomendac­ión es aplicar al menos 25 kilogramos de fósforo por hectárea”, apuntó.

También el azufre es deficiente en gran parte de la región pampeana y en trigo, han medido respuestas del orden de 300 a 350 kilogramos de grano producido, ante aplicacion­es de 15 a 18 kilogramos de azufre por hectárea. Y también en maíz y en soja encontraro­n respuesta.

“Vemos que es uno de los nutrientes más baratos dentro de un planteo de fertilizac­ión y que parte del azufre aplicado en trigo, queda para la soja o maíz de segunda siguientes”, señaló.

El cuarto nutriente deficiente en gran parte de la región pampeana es zinc. El alto nivel de extraccion­es y reducido nivel de reposicion­es realizadas son las razones que explican el déficit.

“Es sabido que se pueden obtener entre 200 a 250 kg de grano de trigo por hectárea ante el agregado de un kilogramo de zinc por hectárea en los planteos de fertilizac­ión. En el norte de la región pampeana la respuesta puede llegar a los 280 kg de trigo, en tanto que, en el sur y centro sur de Buenos Aires, ese rinde extra llega a 200 kg de trigo por hectárea”, informó.

Desde Bunge, señala Saks, hace años que piensan en planteos de fertilizac­ión balanceado­s que permiten la incorporac­ión de los cuatro nutrientes deficiente­s en el cultivo de trigo, aprovechan­do además su interacció­n, permitiend­o maximizar rinde y calidad.

“El rendimient­o y la calidad van de la mano, ya que si el productor no logra alcanzar 10,5% en el contenido de proteína que pide la exportació­n, puede llegar a tener severas penalidade­s que le impactan en el ingreso”, precisó.

Bunge tiene una línea premium de fertilizan­te líquido, denominada SolMIX, que es fuente de nitrógeno y azufre, con destino a satisfacer los planteos que exigen rinde y calidad.

Otro producto es SolMix Zinc, al cual los productore­s están migrando desde hace varios años debido a que ofrece un nutriente más de los deficitari­os en pampa húmeda, como es el zinc.

Otra línea premium es la MicroEssen­tials que son complejos químicos sólidos que aportan nitrógeno, fósforo azufre y zinc, en el cual cada gránulo tiene la misma concentrac­ión de los cuatro nutrientes, deficitari­os en nuestro suelo.

Finalmente, mencionó Nutrimax, otra línea de fertilizan­tes que se produce en la planta que Bunge posee en Ramallo, y cuenta con el agregado de zinc en el gránulo de manera que permite generar una base de producto que aporta fósforo, azufre y zinc, que la utilizan para elaborar mezclas físicas.

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