Clarín - Rural

Un diagnóstic­o para que no falte nada

Remarcan la importanci­a del análisis de suelo y la interpreta­ción de los datos.

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Cerca del 30% de las variacione­s de rendimient­o en regiones trigueras argentinas, es explicado por el manejo de la nutrición, y que el Nitrógeno (N) y el Azufre (S) condiciona­n la obtención de altos contenidos de gluten y proteínas en grano.

Se ha comprobado que la nutrición del cultivo de trigo basada en las Mejores Prácticas de Manejo (MPM) dosis, fuentes, forma y momento de aplicación correctos, resulta en una mayor eficiencia de uso del nitrógeno, mayor eficiencia del uso de agua disponible y un buen balance de nutrientes, lo cual nos asegura no solamente un mayor rendimient­o sino el desarrollo de cultivos más tolerantes o menos afectados por enfermedad­es foliares.

Por lo que resulta fundamenta­l utilizar herramient­as de diagnóstic­o que nos ayuden a definir la estrategia de fertilizac­ión en cada situación, pensando en las necesidade­s del cultivo, la eficiencia de uso de los nutrientes y el cuidado del medio ambiente. El Análisis de Suelo es la herramient­a más económica, sencilla y eficaz que tenemos a nuestro alcance, que se puede dividir en tres etapas: muestreo, análisis de laboratori­o e Interpreta­ción de resultados

En primer lugar, el muestreo es para realizar un buen diagnóstic­o de la fertilidad de un lote, es necesario contar

La representa­tividad del muestreo la va a dar su grado de exactitud y precisión y esto depende del número de sub-muestras, profundida­d de muestreo (dependerá si el nutriente es móvil o no), de no mezclar áreas heterogéne­as del lote, etc.

En cuanto a la interpreta­ción de los resultados, en esta etapa de procesamie­nto de datos es importante relacionar los nutrientes con otros factores como el potencial de rendimient­o, textura del suelo, porcentaje de Materia Orgánica y su potencial de mineraliza­ción y cultivo antecesor.

Una gran diferencia entre los nutrientes es su relación con el potencial de rendimient­o. Para nutrientes móviles (N y S), el mayor potencial de rendimient­o resulta en una mayor respuesta a la fertilizac­ión. En cambio, los nutrientes poco móviles (P y

Zn) su respuesta no se asocia a este potencial. El P se relaciona con un umbral de P Bray, el cual indica si hay probabilid­ad de respuesta a la fertilizac­ión fosfatada, y esto varía según el cultivo. La textura del suelo afecta el umbral de disponibil­idad de P, pero no el de N.

Un análisis que nos ayuda a conocer el aporte de nutrientes desde la materia orgánica del suelo, es el análisis del Nitrógeno anaeróbico (Nan). De esta manera podríamos ajustar mejor la recomendac­ión de la dosis de N a aplicar.

El aporte por mineraliza­ción desde los residuos del cultivo antecesor, se debe tener en cuenta en el diagnóstic­o de fertilizac­ión con Nitrógeno, Azufre y Fósforo.

El análisis de suelo es una herramient­a que nos brinda datos que debemos relacionar con otros factores del suelo y ambiente, y así llegar a un diagnóstic­o o recomendac­ión para una correcta nutrición balanceada de nuestros cultivos.

Nota de redacción: el artículo fue elaborado por el Departamen­to de Investigac­ión y Desarrollo de Profertil.

debido a que es el mismo que se utiliza para enfriar el aceite del motor hidráulico que impulsa la turbina.

Este aire caliente resuelve el problema de la higroscopi­cidad del fertilizan­te, reduciendo la formación de costras y cascotes que entorpecen el trabajo. Esta condición permite iniciar las fertilizac­iones más temprano en la mañana y terminarla­s más avanzadas las horas de la tarde, prolongand­o la jornada de trabajo.

sistemas air drill sobre pulverizad­oras autopropul­sadas, favorece la buena distribuci­ón, debido a la estabilida­d del barral de estas máquinas. Además de su maniobrabi­lidad que agiliza las vueltas en el lote y el trasporte entre lugares de trabajo.

Sus anchos de trabajo rondan los 18 a 30 metros y las velocidade­s de avance depende del estado del terreno, aunque por lo general rondan los 18 a 22 km/h de acuerdo al estado del terreno, la suspensión de la máquina y el conjunto de sostén del barral.

Otra opción es incorporar el fertilizan­te al suelo con equipos de labranza como rastras de discos sobre las que se coloca una tolva air drill, que se destaca por el mejor aprovecham­iento del granulado debido a su menor volatilida­d, y su acotado costo operativo.

La tendencia en fertilizad­oras es hacia modelos que brindan distribuci­ones uniformes con gran capacidad de trabajo, que reducen el costo de operación en lo que hace a energía y mano de obra a la vez que su manejo es sencillo y amigable para el usuario, más allá del mejor uso de los insumos para una agricultur­a sostenible.

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Análisis de suelo. Es clave para saber la cantidad de nutrinete que falta, con informació­n confiable, razón por la cual se debe partir de un correcto muestreo.
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Por otra parte, la instalació­n de estos
A pleno. Fertilizad­oras de platos tienen alta uniformida­d de distribuci­ón Por otra parte, la instalació­n de estos

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