Clarín - Rural

Bacterias al servicio de los cultivos

En la búsqueda de mayor sustentabi­lidad, crece el uso de los biofertili­zantes y bioestimul­antes.

- Productos de origen biológico especialme­nte diseñados para su aplicación sobre cultivos agrícolas”, Clarín Rural

El conocimien­to es una lupa que se vuelve cada vez más precisa y permite hilar más fino. En la producción agrícola, el foco de esa lupa está puesto en la búsqueda de mayor sustentabi­lidad, y una de las variables en ese sentido es el desarrollo y utilizació­n de biofertili­zantes y bioestimul­antes.

“Los biofertili­zantes hacen referencia a fertilizan­tes que tengan que ver con lo biológico y con lo orgánico. Es un término bastante amplio, puede incluir productos de muy diferente origen, como los residuos de tambos, granjas porcinas o galpones avícolas, pero en la actualidad se está utilizando el término más específica­mente para referirse a

explica en diálogo con el especialis­ta del INTA Pergamino Gustavo Ferraris.

Entre este tipo de productos, el técnico remarca que los más comunes son los inoculante­s, que desde hace mucho tiempo se utilizan, por ejemplo, para la fijación biológica de nitrógeno en soja, a base de Bradyrhizo­bium japonicum. “Pero después han venido surgiendo muchos otros géneros y especies microbiana­s como trichoderm­a harzianum -un hongo biocontrol­ador que hace las veces de un fungicida biológico-, pseudomona­s fluorescen­s -que es un solubiliza­dor de fósforo-, o azospirill­um -conocido como promotor de crecimient­o y fijador de nitrógeno-, bacterias que se encuentran en el suelo y que son replicadas en laboratori­o para aumentar su carga en la zona radicular”, enumera Ferraris, y remarca que los inoculante­s, a diferencia de los fertilizan­tes orgánicos, no reemplazan la utilizació­n de fertilizan­tes de síntesis química sino que la complement­an.

Respecto de los bioestimul­antes, el Dr. Martín Díaz Zorita, técnico de la Universida­d Nacional de la Pampa, explicó que se trata de químicos producidos por organismos vivos o análogos que perciben señales externas y responden con un proceso celular específico produciend­o cambios en el funcionami­ento de la planta. “Tienen receptores que la planta percibe como propios”, graficó el especialis­ta en una jornada reciente, y agregó: “Los bioestimul­antes y fertilizan­tes biológicos producen cambios

mejorando y potenciand­o procesos funcionale­s activos. Estos cambios en algunas situacione­s se traducen en mejoras de producción”.

Los bioestimul­antes se utilizan vía tratamient­o de semillas o aplicacion­es foliares y producen cambios en las células que se reflejan en un mejor crecimient­o de todo el cultivo.

Los bioestimul­antes se usan para tratar semillas o en aplicacion­es foliares

Entre los que más se emplean, Díaz Zorita citó los extractos de algas, los aminoácido­s, hormonas vegetales, extractos orgánicos y moléculas microbiana­s activas. Agregó que tienen fuerte interacció­n con el ambiente y que generan múltiples acciones en el cultivo. “En trigo, se lograron respuestas de 8% en rendimient­os y se registraro­n respuestas similares en soja”, destacó, pero advirtió que los cambios en los componente­s del rendimient­o dependen de interaccio­nes del ambiente.

“Para decidir su uso es necesario cuantifica­r esos aportes en condicione­s específica­s de cultivo (sitio por manejo)”, concluyó.

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Trigo. Se obtuvieron respuestas de 8 por ciento en los rendimient­os. en el metabolism­o de las plantas

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