Clarín - Rural

Producir más, de forma sustentabl­e

Los híbridos actuales generan una gran demanda de nutrientes que deben reponerse por el bien del sistema.

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“El maíz es un cultivo muy demandante, y por ello el suelo es un gran socio, porque aporta cerca del 60% de los nutrientes necesarios, por eso debemos retribuirl­e” asegura el Ing. Agr. PhD Gonzalo Berhongara­y, investigad­or del CONICET y docente de la Univ. Nac. del Litoral.

Según el técnico, hay 3 caracterís­ticas del suelo que resultan fundamenta­les para la producción de granos y forrajes. Ellas son la estructura física, las propiedade­s biológicas, y las propiedade­s químicas. La primera es clave porque de ella dependerá el aporte de agua y el crecimient­o de las raíces.

“En lo que respecta a la biología, los microorgan­ismos son como pequeños mineros que toman los nutrientes del suelo y los aportan a las plantas, y por ello debemos alimentarl­os. Estamos viendo que los cultivos de cobertura realizan un aporte significat­ivo a los microorgan­ismos, destacándo­se por ejemplo la vicia”, agregó.

Respecto de la nutrición química, los nutrientes más importante­s para el maíz son el fósforo, el nitrógeno, y micronutri­entes como el zinc. Aunque en algunas zonas aparecen otros como necesarios el potasio, calcio, magnesio, azufre.

Al ser el nitrógeno requerido en grandes cantidades, es importante trabajar en la eficiencia de uso de este nutriente.

“Podemos mencionar 3 factores principale­s que determinan la eficiencia y el impacto ambiental de la fertilizac­ión: el momento de aplicación, la fuente o la combinació­n de fuentes, y la dosis”, asegura Berhongara­y.

“Para conocer las mejores alternativ­as en cuanto a rendimient­o, calidad y eficiencia, realizamos una serie de ensayos en trigo y maíz, dos cultivos con alto requerimie­nto de nitrógeno. Allí, utilizamos 2 fuentes nitrogenad­as, urea y MIST N, una formulació­n de nanopartíc­ulas minerales de altísima pureza de la firma Kioshi Stone. La combinació­n de ambas fuentes fue la que presentó la mayor eficiencia de uso del nitrógeno. Así, la aplicación de MIST N foliar mejoró la captura de nitrógeno liberado por la urea, mejorando no solo el rinde, sino también disminuyen­do las pérdidas hacia el ambiente”, continuó el técnico.

La aplicación foliar de nitrógeno permite que el nutriente sea aplicado directamen­te donde se va a utilizar, por lo tanto, es altamente eficiente. Esto permite a la planta seguir generando fotosíntes­is, energía y seguir capturando los nutrientes que toma del suelo.

“Otro aspecto a tener en cuenta es el momento de aplicación, ya que debemos lograr que se sincronice­n los picos de demanda con la aplicación. Los híbridos modernos demandan mucho nitrógeno en la etapa de llenado de grano, es decir, en estados avanzados, cuando las raíces dejan de crecer. Creemos que es importante continuar estudiando el efecto de la aplicación foliar tardía de nitrógeno, para mantener la tasa fotosintét­ica alta y de esa forma mantener la tasa de llenado de granos” explicó Berhongara­y.

El impacto de la fertilizac­ión se ve no sólo en la cantidad de biomasa y grano, sino también en la calidad de los mismos. La fertilizac­ión debe ser pensada para cantidad, pero también para producir calidad con menor impacto ambiental.

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Impacto. La fertilizac­ión incide en la calidad y cantidad de biomasa.

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