Las 10 últimas campañas del maíz
prano, estaban muy bajos como consecuencia de la pandemia”, recordó Tejeda.
La diversificación de la fecha de siembra ha transformado el panorama del maíz en Argentina. En la actual campaña, los esquemas tardíos ocuparon el 50% del área: “Esto funciona como una gestión de riesgo frente al escenario climático, hace que el cultivo sea menos afectado que la soja que, debido al estrés hídrico en el período crítico, este año registró una caída respecto de lo que habíamos estimado en un principio, de 46,5 millones a 43,5 millones de toneladas”, explicó el economista. En maíz, por el contrario, la estimación inicial de producción se quedó corta. “El temprano se vio muy afectado pero el tardío más que compensó, por área y por rendimiento”, indicó Tejeda. “En Córdoba, la principal provincia productora de maíz, se espera una campaña récord, estamos hablando de 91 qq/ha”, dijo Russo. Allí los cultivos tardíos registran rindes superiores a los tempranos de la región núcleo.
Las vueltas del destino. De acuerdo con la BCBA, de lo recolectado esta campaña, 33 millones de toneladas se destinarán a la exportación, esto representa una caída respecto del volumen máximo de 37,24 millones de toneladas de 18/19 y de los 36,16 millones de toneladas de 19/20. No obstante, por los elevados precios de los granos, este año los ingresos por ventas al exterior se ubicarán alrededor de los USD 9.000 millones mientras que en 2019 fueron de USD 6.600 millones.
Por otra parte, la alimentación animal absorberá 12 millones de toneladas de la cosecha; 1,8 millones de toneladas la molienda y 1,2 millones de toneladas el etanol. “Este año tenemos una caída importante en el etanol, algo lógico por la caída de la demanda en la pandemia, no se espera que recupere los niveles prepandemia en el 2021”, señaló Tejeda.
Al margen. A pesar de la volatilidad de los precios de los commodities registrada desde el pico de mayo a hoy, los valores siguen siendo altos. El margen neto estimado en junio por la BCR para el maíz temprano en campo propio fue de USD 519 mientras que el de la soja de primera se ubicó en USD 420. De acuerdo con un informe de la BCR, “el maíz temprano continúa liderando la tabla de márgenes con USD 215/ha en campo alquilado, el doble cultivo trigo/soja queda en segundo lugar con USD 178/ha y la soja temprana sigue en última posición con un margen neto de USD 110/ha”.
Según la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), en la campaña 2020/21, la tasa de rentabilidad del maíz temprano en esa provincia fue del 59,6% con un margen neto de USD 461,3/ha como consecuencia de un aumento de rendimiento del 16% y del 64% en el precio. En tanto, en los esquemas tardíos el ingreso total se incrementaría en un 70% arrojando un resultado de USD 408,5/ha y una tasa de rentabilidad del 52,3%. Mientras que el margen neto de la soja de primera se ubicó en USD 206/ha.
La cadena de valor del maíz ofrece numerosos beneficios a nivel ambiental, agronómico, social y económico. “Este año vamos a tener récords en su contribución: USD 9.000 M de exportaciones, USD 15.000 M de Producto Bruto y más de USD 3.500 M de recaudación”, detalló Tejeda.
Aunque se estabilizó en niveles altos tanto de producción como de superficie, el maíz aún tiene mucho más para dar, especialmente en valor agregado. Establecer reglas claras que se mantengan en el tiempo e incentivos para la transformación del cereal serán decisivos si se pretende continuar en la senda del crecimiento del maíz para la generación de divisas, empleo y desarrollo local en favor del país en su conjunto.