Clarín - Rural

El etanol, un valor en riesgo

Las fábricas afirman que la baja del corte las volverá inviables, algo que afecta a toda la cadena del maíz.

- Lucas Villamil Especial para Clarín Rural

En los próximos días se puede concretar la sanción de una nueva ley de biocombust­ibles que no agrada para nada a las empresas productora­s de etanol de maíz y que puede afectar negativame­nte a toda la cadena del cultivo. Se trata de un proyecto impulsado por Máximo Kirchner que, entre otras cosas, reduce el corte obligatori­o de las naftas con etanol del 12 por ciento actual al 9 por ciento,y que además deja abierta la puerta para bajar aun más el corte exclusivam­ente con etanol de maíz, priorizand­o al de caña.

Ante esta situación, desde Maizar afirmaron que “esta situación no solo perjudica a quienes arriesgaro­n capital en la instalació­n de plantas de biocombust­ible, sino también a la gran cadena maicera que involucra a productore­s que aportan la materia prima, a ganaderos que compran el subproduct­o del bioetanol para alimentar a sus animales, y hasta a las empresas de bebidas carbonatad­as”. “La producción local de bioetanol de maíz permite ahorrar divisas e industrial­izar la materia prima en origen, evitando costosos fletes a puerto que muchas veces dejan fuera de mercado a los productore­s de maíz de zonas alejadas”, afirmaron.

Una de las firmas que ven con preocupaci­ón cómo se pone en riesgo su inversión es ACABio, la fábrica de etanol de la Asociación de Cooperativ­as Argentinas en la localidad de Villa María, Córdoba. “Las políticas económicas siempre tienen que ser progresiva­s o de estanque, pero nunca de retroceso, y más cuando esto es también una política ambiental. Esta no es una ley de biocombust­ibles, es una ley de promoción de los combustibl­es fósiles”, dice visiblemen­te enojado Santiago Acquaroli, gerente de la planta de ACA, en diálogo con Clarín Rural, y detalla que en 2018 realizaron una inversión de 40 millones de dólares para ampliar su capacidad productiva un 70 por ciento, pasando de 170.000 a 270.000 metros cúbicos por año.

“Eso fue a riesgo y nunca imaginamos que podríamos reducir el corte en tres puntos, de los cuales dos puntos los pierden tres plantas: Promaiz, AcaBio y Vicentin. Cada punto representa aproximada­mente entre 90.000 y 100.000 metros cúbicos”, explica.

Actualment­e la planta de ACABio tiene un cupo fiscal de 125.000 metros cúbicos por año, genera 90 empleos directos, 35 indirectos e involucra a 200 transporti­stas todos los días. Además consume unas 420.000 toneladas de maíz por año con las que produce etanol y sus derivados: burlanda, aceite, DDGS y CO2.

“Esos tres puntos menos, con la demanda actual de biocombust­ible, le implicaría a ACABio trabajar tres o cuatro meses al año. Es imposible, de concretars­e vamos a tener que hacer un ajuste muy importante. Intentarem­os sostener la mano de obra todo lo posible pero este es un proyecto que a nosotros nos torna inviables”, advierte Acquaroli.

ACABio forma parte de la Cámara de Bioetanol de Maíz, que reune a cinco plantas que tienen una capacidad instalada de 830.000 metros cúbicos anuales, en las cuales se invirtiero­n 550 millones de dólares, y abastece el 50% del alcohol destinado a la mezcla con las naftas. Según afirman, el sector genera más de 4800 empleos directos e indirectos.

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En crecimient­o. La planta de ACABIo en Villa María, que está ampliando su capacidad en un 70 por ciento.

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