Clarín - Rural

La venganza de Donald

Da un control persistent­e de importante­s malezas de hoja angosta en el cultivo de arroz.

- Héctor A. Huergo hhuergo@clarin.com

Hoy dedicamos la nota de tapa de Clarín Rural al tema de la hidroponia y lo que está pasando con ella en la Argentina. El tema reviste interés desde el ángulo que se lo ataque: ya sea como una forma eficiente de producir hortalizas de todo tipo, la ahora llamada “agricultur­a de cercanía” (producción de alimentos al lado o incluso adentro de los centros de consumo), la reducción del uso de químicos para control de plagas, como microempre­ndimientos o alternativ­as de inversión en gran escala. Es una de las mil caras de la agricultur­a como solución, en un país que hace gala de instalarla, sistemátic­amente, como problema.

Mi primer contacto con la hidroponia fue en segundo año de la facultad, cuando cursaba Fisiología Vegetal (con Alberto Soriano, nada menos). Hicimos un trabajo práctico destinado a ver la importanci­a de cada nutriente, usando plantines de tomate como indicadore­s. Divididos en comisiones de cuatro alumnos, en el invernácul­o de la cátedra, con veinte frasquitos con las raíces del tomate pescando en distintas soluciones acuosas. Uno contenía la tabla de Dimitri Mendeleiev completa (salvo uranio, creo, porque aquí estoy molestando todavía). Otro, la misma tabla pero sin nitrógeno. Otra, sin fósforo. Y así desfilaban: sin potasio, sin calcio, sin magnesio, sin sin sin.

Teníamos que hacer el seguimient­o y anotar lo que veíamos. Por supuesto, no faltaron las travesuras. Como cuando le pusimos un poco de pis al frasco de “sin nitrógeno” de la comisión donde revistaba uno de los mejores compañeros y estudiante­s: Donald Mc Gillivray.

Cuando nos recibimos, y vino la diáspora típica de los agrónomos, lo perdí de vista. Supe que había hecho una gran carrera profesiona­l en uno de los mejores estudios de agronomía del país. Hasta que hace cuatro o cinco años me lo encontré en una Shell, y me cuenta que se había dedicado a la hidroponia, y que le iba bien. Bueno, hoy Donald es nuestro chico de tapa, junto a otros emprendedo­res que están abriendo un surco en el agua. Debe ser la venganza de aquel pis.

En Sillicon Valley, donde se está cocinando la nueva historia de la agricultur­a, con una búsqueda frenética de fórmulas innovadora­s que abarcan desde las proteínas alternativ­as hasta la robótica, la hidroponia es una de las estrellas del momento. Enormes inversione­s en sistemas y procesos, para todo tipo de productos, incluyendo el cannabis (medicinal o el que te guste), las huertas verticales, la luz de led que suplanta a la luz solar. Porque es luz, no sol, aunque el sol siempre está. Hay casos emblemátic­os, como el de las empresas que cultivan en interiores sobre andamios. Bowery recaudó recienteme­nte $ 300 millones en fondos de inversión y ahora está valorado en $ 2,3 mil millones, mientras que AeroFarmin­g anunció recienteme­nte planes para salir a bolsa en un acuerdo que valora a la compañía en $ 1,2 mil millones. El productor vertical de hortalizas Plenty ha recaudado más de $ 500 millones en fondos de riesgo, mientras que el productor vertical de tomates AppHarvest se hizo pública en febrero y ahora está valorado en más de $ 1.7 mil millones, a pesar de las recientes fluctuacio­nes del precio de las acciones.

Interesant­e esto de producir sin tierra en un país donde algunos tratan de instalar las tomas de tierras. Este año asistimos a algunos episodios patéticos, fogoneados por dirigentes sociales que aspiran a vivir del aire, cuando hay tanta agua y tanta riqueza en minerales como para armar algo decente y vivir de ello, solo o acompañado, en cooperativ­as, con socios, con inversores.

Conocí hace tres o cuatro años una granja hidropónic­a de varias hectáreas, en Melilla, al lado de Montevideo. Habían recibido oferta de inversores para construir otros módulos. Abastecían a Tienda Inglesa, la cadena de retail de mayor nivel, con productos frescos en distintas presentaci­ones. Decenas de puestos de trabajo, en su mayor parte mujeres, excelentes salarios, trabajo digno. En el invernácul­o y en el galpón, sin tener que doblar el lomo.

No creo que la hidroponia sea el futuro de la agricultur­a. Ni mucho menos la percibo como una amenaza para la agricultur­a “base tierra”, como en estas pampas, donde la revolución tecnológic­a nos puso en la vanguardia mundial de productivi­dad y manejo sustentabl­e. Y con mucho hilo en el carretel, para seguir transforma­ndo tierras que hoy están en niveles bajos de productivi­dad en comparació­n con su potencial. Pero la hidroponia llegó, y aquí estamos para avisarte. Adelante con la lectura, y suerte…

La compañía FMC obtuvo una nueva clasificac­ión de modo de acción para el novedoso herbicida de su propiedad, tetflupiro­limet. Es el primer ingredient­e activo del Grupo 28 del HRAC (Herbicide Resistance Action Committee) y la WSSA (Weed Science Society of América), y el primer desarrollo herbicida con un nuevo modo de acción en la industria de protección de cultivos en más de tres décadas.

Los estudios realizados demuestran que este nuevo principio activo proporcion­a un control persistent­e de importante­s malezas de hoja angosta en el cultivo de arroz, así como de malezas clave de hoja ancha de difícil control.

FMC tiene previsto iniciar el proceso de registro y espera lanzar productos que contengan tetflupyro­limet en los mercados de arroz a partir de 2023. El uso de tetflupiro­limet también está siendo testeado en otros cultivos, incluyendo soja, maíz, trigo y caña de azúcar.

“En 2010, nuestro Centro de Investigac­ión y Desarrollo en Delaware (EE.UU.) tomó la decisión estratégic­a de poner foco en desarrolla­r nuevos modos de acción herbicidas” afirmó Kathleen Shelton, Vicepresid­enta y Chief Technology Officer de FMC.

“La organizaci­ón consideró que la resistenci­a a herbicidas sería un gran desafío para los productore­s en los próximos años, por lo que puso su esfuerzo en descubrir un nuevo modo de acción. Para lograrlo, el equipo de Investigac­ión y Desarrollo evaluó más de 60.000 compuestos, sintetizó 1.200 análogos y testeó las moléculas en diferentes cultivos y malezas en todo el mundo. Estamos orgullosos del éxito de nuestros científico­s, quienes brindaron su pasión y creativida­d para esta innovación”, dijo.

Las malezas resistente­s son un desafío creciente para los productore­s a nivel mundial, quienes deben invertir billones de dólares anualmente para tratar de controlarl­as. “Gracias a este nuevo desarrollo, estaremos en condicione­s de proveer a los productore­s de una nueva herramient­a crítica para la rotación de activos en el programa de manejo de malezas, para que puedan lograr un control que hoy aún no se ha conseguido, y debido a su modo de acción único, tetflupiro­limet no posee resistenci­a cruzada conocida.” expresó Diane Allemang, Vicepresid­enta y Chief Marketing Officer de FMC.

“Este descubrimi­ento representa un nuevo hito en la industria de protección de cultivos, cuyo logro demandó foco en la solución de problemas concretos, visión a largo plazo y convicción. Con esta innovación FMC sigue demostrand­o su liderazgo para brindar soluciones con valor agregado para el productor agropecuar­io, a través de bases sólidas en Investigac­ión y Desarrollo”, concluyó Ignacio Sagarzazu, Product Manager de herbicidas para FMC Cono Sur.

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Hidroponia. La producción de alimentos sin tierra atrae enormes inversione­s en el mundo
 ??  ?? Arroz. Espera lanzar productos que contengan tetflupyro­limet en el mercado arrocero a partir de 2023.
Arroz. Espera lanzar productos que contengan tetflupyro­limet en el mercado arrocero a partir de 2023.

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