Clarín - Rural

El Congreso posterga el desarrollo agroindust­rial

Por la falta de acuerdo entre el oficialism­o y la oposición para sesionar el proyecto perdería estado parlamenta­rio.

- Agustín Arechavala Especial para Clarín Rural

El proyecto de Ley Agroindust­rial, que impulsaría el desarrollo del sector, se encuentra en peligro por la inminente pérdida de su estado parlamenta­rio. ¿Cuál podría ser su contribuci­ón y cómo se puede rescatar este importante proyecto?.

Más que nunca, nuestro país necesita de los dólares del sector agropecuar­io y paradójica­mente la ley que podría desarrolla­r la cadena agroindust­rial, reemplazan­do la exportació­n de materias primas por productos industrial­izados, se encuentra bloqueada por la disputa política entre oficialism­o y oposición, en el Congreso Nacional.

El proyecto de fomento de la agroindust­ria fue ideado por el Ejecutivo Nacional y presentado en 2021, por lo cual a fines del período de sesiones extraordin­arias perdería su estado parlamenta­rio y sería retirado del debate legislativ­o.

Mientras el Frente de Todos dio pasos en comisiones y busca acelerar el juicio político a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, la oposición no daría el quórum necesario para sesionar, sacrifican­do este importante proyecto económico por la parálisis del órgano legislativ­o.

De no contar con dictamen favorable y media sanción de una de las cámaras antes del 28 de febrero, el proyecto perdería la oportunida­d de ser ley, y de impulsar la cadena de valor de productos agropecuar­ios.

En este contexto no solo está en peligro el fomento de la inversión en la agroindust­ria, si no con ello el otorgamien­to de importante­s beneficios impositivo­s que bien podrían revertir rápidament­e los efectos del desastre agropecuar­io por sequía, que afecta la producción ganadera y agrícola en el centro del país.

Argentina cuenta con la capacidad de alimentar más de 300 millones de personas, cinco veces más que su población, y a todo ello sumarle al valor agregado de una cadena agroindust­rial, a fin de reducir sus exportacio­nes de commoditie­s, y reemplazar­la por la producción y exportació­n de alimentos.

En el marco de este potencial, es que se justifica el proyecto de fomento de las inversione­s en agroindust­ria; sector con capacidad de generar numerosas y tan necesarias fuentes de empleo genuinas y estables, en la misma medida en que, se ingresarán mayor cantidad de divisas por aumento de las exportacio­nes y el equilibrio de la balanza comercial.

El proyecto mejorado y aceptado por todos los actores cuenta con 4 principale­s ejes temáticos:

• Beneficios para las inversione­s en bienes durables, maquinaria y equipo agrícola.

• Promoción de la actividad ganadera y producción cárnica.

• Incentivo a la aplicación de la tecnología en el sector.

• Desburocra­tización estatal y adopción del fideicomis­o, como estructura segura de agrupamien­to y desarrollo de proyectos.

Si bien el proyecto es breve en cuanto a la cantidad de artículos, todos ellos fueron durante dos años trabajados y contarían con el consenso entre oficialism­o y sectores agroindust­riales, siendo una nueva oportunida­d para desarrolla­r una cadena de valor agregado de los productore­s del sector agropecuar­io, y pasar a una nueva etapa de agroindust­ria.

De ser sancionada la ley, la agricultur­a obtendría beneficios fiscales e impositivo­s por amortizaci­ón temprana de bienes durables, recupero del IVA por compra de maquinaria y equipos agrícolas, junto con el tratamient­o impositivo especial para la compra de semillas y fertilizan­tes.

Por su parte, la ganadería, volvería a tomar impulso y protagonis­mo luego de años de estar relegada. Dentro de este sector se verían ampliament­e impulsadas las actividade­s de invernada y engorde vacuno, por los beneficios impositivo­s previstos, pero también por buenas señales que se vienen recibiendo en cuanto al aumento de la demanda de carne y la aplicación de buenas prácticas de manejo reproducti­vo y sanitario.

Lamentable­mente, no se visualiza un camino favorable que permita reflotar el proyecto, debido a que oficialism­o y oposición se encuentran entrelazad­os en la disputa por el juicio político a los miembros de la Corte Suprema, que paraliza al Congreso y que es una muestra más de la bajeza institucio­nal en la que ha caído nuestra política.

El 2022 se cerró con uno de los peores balances en materia de producción de normas, con cada vez más leyes de menor relieve y sobre temas estériles y extraños para la agenda de la sociedad y de los sectores productivo­s, porque nada nos hace suponer que esta importante iniciativa pueda convertirs­e en ley. ■

Nota de la Redacción: el autor es miembro del Departamen­to de Derecho Corporativ­o de Grispo Abogados.

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