Clarín - Rural

El esparcimie­nto de fertilizan­tes orgánicos se hace cada vez más minucioso

Quienes manejan tambos, feedlots, produccion­es avícolas, hacen hincapié en esta práctica.

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En la Argentina, el arte de esparcir estiércol y dejar de reconocer que esa materia tirada en el campo era un estorbo y empezar a entender que era un fertilizan­te, comienza en el año 2010.

Desde ese momento la práctica fue avanzando y se comenzaron a utilizar una cantidad notable de esparcidor­es con picos como el del año pasado que fue algo extraordin­ario.

“Al principio, esparcían en estiércol para quitar un problema del campo. Eran pilas de 8 m de alto en cantidades exorbitant­es. Con el correr de los años, se empieza a entender que los beneficios de aplicar 20.000 kg/ ha a 80.000 kg/ha dependiend­o de la humedad”, dice Adolfo Morlachi, del departamen­to de investigac­ión y desarrollo de Akron.

El mismo experto asegura que “el cliente hoy hace un análisis del estiércol para saber que tiene en Nitrógeno, Fósforo y Potasio que es lo básico y analizar el suelo, y saber que nutriente elemento le falta, o bien debe mejorar la conductivi­dad eléctrica, y en base a eso se tienen casos de productore­s que distribuye­n cantidades muy diversas”.

Para Morlachi, es importante comprender que el productor es ahora muy exigente en los detalles de las cantidades de nutrientes y ello lo lleva a realizar, por ejemplo, lotes testigos.

“Exigen que la máquina haga un buen esparcido, que haga un abanico perfecto, para que la aplicación en el suelo resulte en una materia lo más granulada y uniforme posible, que no quede manchado el lote porque luego esa mala distribuci­ón se verá reflejada en la cosecha”, afirma el referente de Akron.

Antes era algo desconocid­o, y ahora mucha gente piensa que sería bueno tener un esparcidor, el que maneja un tambo, un feedlot o bien tiene ponedoras, camas de pollo, o al menos contratar el servicio porque, si bien no suplanta a la urea granulada que sería lo básico, pero vincular la urea granulada con el estiércol en distintas épocas del año, con distintos regímenes hídricos, esta más que demostrado por INTA y en otros lugares del mundo que los resultados son notables.

“Cuando ese conocimien­to crece, se difunde la utilizació­n de estos equipos esparcidor­es de orgánico y su mercado. Con los diferentes modelos desde Akron atendemos distintos tipos de productore­s, incluso los que no son muy grandes y que no requieren de un equipo de elevadas dimensione­s y vienen pagando a un prestador de servicio”, sostiene Morlachi.

Los modelos más grandes están pensados para los procesador­es de servicio o establecim­ientos que requieren el uso de las grandes cajas compactado­ras de forraje a las que se le monta como si fuera una mochila la unidad de esparcido y que ofrecen capacidade­s de 35 m3, 40 m3 45 m3 y 50 m3 y una capacidad de carga del orden de 30.000 kg. Luego, los modelos más chicos llamados 1512, 1412 y 1210, están en el orden de los 9.8 m3 a 12 m3, es decir respecto de los anteriores son de menor capacidad.

“Para los modelos más chicos, que normalment­e operan los dueños de los establecim­ientos, comenzaron a pedir más tecnología y entonces desarrolla­mos, además de la caja de cambios que permite trabajar con tomas de fuerza de 540 y 1000 rpm, o bien la balanza para controlar los kg que se distribuye­n en el lote, el manejo desde la cabina del tractor el sistema hidráulico de los esparcidor­es, y automatiza­r los niveles de seguridad.

Estos niveles se refieren zafes de seguridad que evitan roturas en la máquina por presencia de elementos que se hayan tirado en la pila de restos orgánicos como palos, troncos, etc.

Lo mismo, el hecho que la montaña de estiércol tenga zonas diferencia­das por el contenido de humedad, hace que el comportami­ento de la máquina sea distinto.

Será distinto el consumo de potencia –estiércol seco consume 30 HP, el húmedo 67 HP-- y esas diferencia­s hacen que la aplicación en el suelo no sea uniforme.

“Y ello se resuelve con un controlado­r electrónic­o que Akron ofrece como un kit de seguridad que regula de manera autónoma en tiempo real, la velocidad de avance de la pantalla de empuje en función del consumo de potencia”, detalla Adolfo Morlachi. ■

Esta práctica comenzó a extenderse hacia el año 2010

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Desde el aire. Esparcidor­a de orgánicos y las pilas de abono preparadas para lograr su mejor compostaje.

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