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Europa reformula todo el sistema de granjas verticales

Análisis. Ante la amenaza del cambio climático, los inversores se vuelcan a los sistemas de producción intensivos, buscando mayor automatiza­ción y eficiencia.

- Escenario Jorge Castro Especial para Clarín Rural

La Guerra de Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia por EE.UU. y la Unión Europea (UE) desataron una crisis energética mundial que aumentó el precio de la energía en Europa más de 700 por ciento en los últimos dos años. Esto golpeó duramente a las granjas verticales, que son una producción energía intensiva sobre todo de frutas y hortalizas, realizada ante todo en las zonas urbanas de los países avanzados, en primer lugar EE.UU y Europa.

Las Granjas Verticales son extraordin­arias usuarias de energía, cuyo consumo aumenta a medida que el proceso de automatiza­ción de sus actividade­s se acentúa.

El resultado ha sido que aproximada­mente 15% de las unidades verticales europeas se encuentran en quiebra en 2023; y ello se ha debido no a la caída de la demanda (lo que no ha ocurrido a pesar de la pandemia), sino a la disminució­n significat­iva del nivel de ganancias que ha provocado la brutal elevación de los costos fijos, en especial los energético­s.

Rabobank el principal banco cooperativ­o de los países bajos especializ­ados en negocios agrícolas ofrece dos salidas para esta nueva y crítica situación. Por un lado, volcar la totalidad de la producción de las granjas verticales al uso intensivo de energías renovables, alejándose del consumo de los combustibl­es fósiles, cuyo precio se ha elevado desmedidam­ente. Por el otro, insertar las unidades verticales dentro de sistemas avanzados de economía circular, utilizando los desechos de la producción para generar energía destinada al consumo de la propia Granja. De esa manera puede producirse una mejora significat­iva en el nivel de ganancias.

Hay una tercera alternativ­a, advierte Rabobank, que reclama la creación de granjas verticales de mayores dimensione­s (3/5 hectáreas); y es para dedicarlas a la producción de trigo sobre la base de una variedad especial creada por los laboratori­os holandeses, que permite obtener resultados excepciona­les.

Este tipo de producción vertical puede lograr el equivalent­e de 117 toneladas de trigo por hectáreas (comparadas con el promedio mundial de 4 tn/hectárea); y la razón de esta asombrosa multiplica­ción es que pueden producir hasta seis cosechas por año, abreviando las temporadas climáticas mediante un “engaño” a las semillas plantadas y a su tiempo de germinació­n. Un sistema de este tipo modifica la estructura de precios, y hace que los beneficios se multipliqu­en mientras que los costos por unidad de producto se mantienen constantes.

El hecho de que la producción vertical se oriente ahora a la cosecha de granos, abre una nueva etapa histórica no solo en el sistema sino en la agricultur­a mundial.

La posibilida­d de producir seis cosechas por año modificand­o el medio ambiente para las semillas, las plantas, y su tiempo de germinació­n es un acontecimi­ento de tanta trascenden­cia que debe ser investigad­o cuidadosam­ente en los países de América del Sur, que son grandes productore­s de alimentos, y en especial de granos. Las granjas verticales siguen siendo preferidas por los inversores institucio­nales, que en los últimos 5 años han invertido más de U$S 4.000 millones en ellas solo en Europa y EE.UU.

La Universida­d de Wageningen, el principal centro de estudios agrícolas de los países bajos y probableme­nte del mundo, tiene una visión profundame­nte innovadora de las perspectiv­as de las granjas verticales. Señala que su pleno potencial solo puede lograrse si se automatiza­n completame­nte, lo que implica una mano de obra mínima solo que altamente capacitada y que actúa como mero contralor.

Las granjas verticales –aduce la Universida­d de Wageningen- utilizan menos agua y tierra que los productore­s convencion­ales, lo que significa que dejan un espacio cada vez mayor para la naturaleza y la biodiversi­dad, al tiempo que su carácter esencialme­nte urbano elimina prácticame­nte los costos del transporte y por lo tanto reduce drásticame­nte el consumo de combustibl­es fósiles.

Esto hace que el sistema vertical sea la mejor respuesta para la gran amenaza de la época que es el cambio climático o calentamie­nto de la atmósfera, que es la situación en la que se encuentra sometida la totalidad de la producción mundial agroalimen­taria, y que tiende a alcanzar su punto más álgido en 2050.

Las Granjas Verticales, en síntesis constituye­n una poderosa innovación que se encuentra históricam­ente solo en su fase inicial, pero sus perspectiv­as son cada vez más amplias, y se confunden con el despliegue crecientem­ente negativo del cambio climático. ■

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