Clarín - Rural

Dejar atrás la era de las autopsias

Con la informació­n que hoy está disponible no tiene sentido intervenir tarde, cuando el daño ya está hecho.

- Carlos Becco Especial para Clarín Rural

Desde una mirada personal y como apasionado de la agricultur­a me enorgullec­e comprobar que un gran porcentaje de los equipos agropecuar­ios que utilizamos disponen de herramient­as de geolocaliz­ación satelital (más conocidas como GPS).

Las nuevas cosechador­as, pulverizad­oras y sembradora­s vienen equipadas de fábrica con GPS. Pode-* mos tener un seguimient­o preciso de la actividad de cada uno de estos equipos (y -obviamente- de su operador de turno). No está lejana la fecha cuando paneles de computador­as reemplacen los tradiciona­les negros pizarrones de las estancias y nos permitan observar la ubicación y la actividad de cada uno de nuestros equipos en tiempo real.

Adicionalm­ente, para sorpresa de muchos de los lectores, las pulverizad­oras más modernas vienen equipadas con completas estaciones meteorológ­icas que -complement­ariamenten­os permiten conocer con exactitud las condicione­s de temperatur­a, humedad, precipitac­ión y viento en el momento exacto en que estamos llevando a cabo la pulverizac­ión en cuestión.

Merced a la proverbial innovación argentina, son varias las empresas argentinas que ofrecen accesorios capaces de incorporar trazabilid­ad via GPS a cualquier pulverizad­ora. Una empresa santafesin­a ofrece una “kit” que integra la tecnología GPS, la estación meteorológ­ica y le suma inteligenc­ia artificial.

Este kit tiene la capacidad de convertir cualquier pulverizad­ora (por vieja que sea) en una pulverizad­ora “inteligent­e” y nos permite -desde el confort de un escritorio a miles de kilómetros­monitorear el trabajo de mi pulverizad­ora y/o mi contratist­a y llevar un registro de la aplicación y de las condicione­s climáticas imperantes. Un beneficio de la inteligenc­ia artificial es que -en caso de estar distraídon­os alerta si el trabajo no se está haciendo bajo las condicione­s correctas.

Los productore­s agropecuar­ios sabemos que la aplicación de los fitosanita­rios es uno de los momentos más importante­s y sensibles de nuestra actividad. El viento, la humedad ambiente y la temperatur­a pueden afectar particular­mente la pulverizac­ión y convertir una actividad agrícola en una amenaza para el medio ambiente y para la comunidad.

Cuando utilizamos toda la tecnología disponible y tomamos todas las precaucion­es necesarias- las pulverizac­iones agrícolas son seguras. La demanda “Basta de fumigar” se explica por malas pulverizac­iones donde por ignorancia, desidia o falta de control no se tomaron todas las precaucion­es necesarias.

Empecemos por las buenas noticias: la tecnología disponible nos ofrece la posibilida­d de asegurar que todas las pulverizac­iones se lleven a cabo asegurando (me animaría a usar la expresión garantizan­do) la calidad de las aplicacion­es.

Ahora bien, sólo hay un requisito indispensa­ble para que las pulverizac­iones puedan ser controlada­s y monitoread­as: disponer de conectivid­ad. Algo que por obvio no deja de ser una enorme limitante, sobre todo en un país donde -según el INTAel 40% de los parajes rurales no tienen acceso a Internet.

Alguien me dirá qué los softwares tienen la capacidad de almacenar toda la informació­n para que pueda ser utilizada para cuando la conectivid­ad esté disponible. Sin embargo, de qué nos sirve comprobar que nuestro contratist­a se mandó una macana un rato después. El daño ya está hecho, lamentable­mente.

Las pulverizac­iones “inteligent­es” son apenas uno de los múltiples beneficios de la conectivid­ad. Con un agro conectado podremos reemplazar el “Basta de fumigar” por “Basta de autopsias”.w

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