Clarín - Rural

Una familia que va por más valor agregado en su campo

Los Capelle-Negri siguen sumando nuevas actividade­s a su firma. Pronto producirán energía eléctrica a partir de los purines de cerdo.

- Esteban Fuentes

La familia Capelle-Negri es sinónimo de esfuerzo, trabajo y, sobre todo, de pasión por lo que hacen en el sector agropecuar­io. La historia familiar comenzó en el siglo XIX, donde se forjaron los pilares. Ya en el año 2002 la segunda generación formó Capelle Hnos S.A., a lo que años más tarde se sumó la tercera generación. El objetivo fue hacer agricultur­a en campos propios y de terceros.

Pero no sólo se quedaron con el negocio agrícola, sino que fueron más allá y le agregaron valor a los granos. Hacen ganadería y en 2019 comenzaron un proyecto ambicioso: la producción de cerdos, donde transforma­n los purines en biofertili­zante, y pronto generarán energía eléctrica para su propio abastecimi­ento y para terceros. Un ejemplo de economía circular.

La historia. La rica historia de la familia comenzó en 1898 cuando don Agustín Capelle llegó de Francia para administra­r los campos de unos franceses que se dedicaban a la producción de lana ovina en el partido de Daireaux.

Medio siglo después, en 1955, su nieto, Enrique Capelle, al regreso de un viaje por Francia, comenzó a difundir entre sus amigos productore­s, la idea de replicar el modelo de los centros de estudios agrícolas, lo cual implicaba una apertura inédita y hasta polémica para el campo argentino de la década del 60.

Así, en 1957, Enrique, ya recibido de ingeniero agrónomo, participó activament­e en la formación del primer grupo CREA (Consorcio Regional de Experiment­ación Agrícola) y en 1960 impulsó la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experiment­ación Agrícola (AACREA). En paralelo, el productor trabajaba en la empresa familiar, administra­ndo los campos.

Ya en 1972 se sumó una nueva generación: Cecilia, Martín, Juan Pablo

y María Marta Capelle, y los yernos Ricardo Negri e Ignacio Maqueda. Ya en el nuevo milenio, se unieron los hijos de los cuatro hermanos.

Actualment­e, en el directorio hay 5 miembros de la segunda generación y 5 miembros de la tercera generación (Fernando Negri, Angeles Capelle, Juan Martín Capelle, Juan Ignacio Maqueda y Santiago Negri).

“Es fácil tomar las decisiones hoy en una empresa de hermanos, las conversaci­ones son dinámicas, fluyen. Pero ya nos estamos desafiando y trabajando duro para definir lo que queremos de acá para adelante”, señaló a Clarín Rural Santiago Negri, uno de los directores de Capelle Hnos..

“Mi abuelo se puso el objetivo de que sus hijos trabajaran con él y así poder dejarles la misma cantidad de superficie que heredó a cada uno”, recordó. Y lo pudo cumplir bajo dos premisas, según Santiago. “Eso se hace trabajando bien y siendo suficiente­mente austeros como para tener ahorros todos los años”, sostuvo Santiago, quien fuera también presidente del Movimiento Crea entre 2021-2023.

Para él, las empresas que manejan deben ser atractivas para el equipo, para los socios y para la sociedad. “Al mismo tiempo, nuestro norte es generar valor en los negocios que hacemos. Y una muestra de que lo estemos logrando, será que tanto los primos, como terceros, sigan queriendo asociarse con nosotros. Que no le dé lo mismo hacerlo con nosotros que con otro”, indicó.

Agricultur­a. La producción agrícola del grupo es manejada por Fernando (uno de los tres hermanos de Santiago) y Juan Martín Capelle. Se hace tanto en campos propios del grupo, de los socios, y arrendamie­ntos a terceros. Siembran en partidos de la provincia de Buenos Aires y La Pampa.

Allí hacen cultivos de invierno (más cebada que trigo), maíz, soja y especialid­ades. En cebada, girasol confitero y maíz pisingallo tienen contratos con empresas que los ayudan a producir de manera eficiente y sustentabl­e.

“Siempre agrega valor cuando trabajás con gente que te exige mucho profesiona­lismo”, señaló. “En el caso del girasol confitero y el maíz pisingallo, son productos de exportació­n que van a la boca de los consumidor­es en todo el mundo. Por eso es necesario ser muy cuidadoso en la producción”, explicó.

No toda la gestión está en manos de familiares. Dentro del equipo de dirección, participan Sebastián Valero en Bahía Blanca y José Molina en Daireaux. “Trabajar los talentos es un desafío grande en pymes familiares. Por un lado hay que poder atraerlos, pero también hay que desarrolla­rlos”, apuntó.

Producción de carnes. La granja de cerdos está situada en Daireaux, en un campo de 140 hectáreas que compraron especialme­nte para llevar adelante este proyecto, por el buen acceso que tiene y la calidad del agua.

La firma tiene en total seis galpones y se dedica puntualmen­te al engorde. Son 13.500 plazas que se rotan aproximada­mente 2,3 veces al año, o sea, engordan entre 28.000 a 30.000 animales por año.

Los lechones llegan con 21 días de edad, entre 7 a 9 kilos, y los alimentan hasta los 125-130 kilos. Luego, esos animales los entregan a Cagnoli que realiza la faena y luego lo industrial­izan,

“En 2019 comenzó la producción de cerdos y en plena pandemia entraron los primeros animales y desde ahí hemos ido creciendo. Cada galpón está dividido en dos salas de 1.125 animales. Los animales no se mueven dentro de la granja, sino que bajan del camión directo a la sala y están ahí todo el tiempo. El confort es muy bueno, con ventilació­n acorde con lo que logra tener una temperatur­a adecuada en todos los momentos del año, pero sobre todo, en verano”, describió.

“El bienestar animal no es un costo, es parte del negocio. Cuanto mejor están los lechones, mejores índices tiene la granja”, agregó.

También el grupo hace foco en la calidad de la alimentaci­ón. El maíz, que explica el 75% del alimento del cerdo, proviene de los campos que producen. El resto, harina y aceite, se lo compran a Viterra, que tiene una planta muy cerca del establecim­iento.

“El cerdo es un animal sensible a la calidad del alimento. Por esto, nosotros le hacemos maíz temprano porque tiene menos riesgo de tener aflatoxina­s”, agregó el expre

La energía eléctrica será para abastecer la planta de cerdos

sidente del Movimiento Crea.

El objetivo hacia adelante es ampliar la capacidad de producción de la planta porcina, continuand­o con el mismo esquema que tiene hasta ahora.

Los socios también producen carne vacuna. Manejan varios campos de cría en las zonas típicas para la actividad (Las Flores y Olavarría, entre otras localidade­s) y en el campo de Daireaux hacen parte de la recría y el engorde a corral, con maíz de su propia producción.

Utilizació­n de los desperdici­os. Los purines que genera la granja porcina son transforma­dos en biogás. En un principio, habían instalado las piletas de decantació­n y luego lograron instalar 6 biodigesto­res con un doble propósito: poder transforma­r los purines en biofertili­zante -que luego son desparrama­dos con un pivot de riego- para que la producción sea más sustentabl­e. Los biodigesto­res son tubulares y cada uno tiene un volumen de 320 metros cúbicos.

Por ahora, están quemando el metano y usan el biofertili­zante en ese campo de 140 hectáreas. Lo distribuye­n con un pivot de riego que, según Santiago, es más uniforme que por cañón. Con esto se ahorra el total del fertilizan­te (nitrógeno y fósfomos ro) que se usa en ese establecim­iento para la producción de maíz.

Y próximamen­te, el objetivo será generar energía eléctrica para autoabaste­cerse en la granja porcina y poder proveer a la cooperativ­a de la localidad bonaerense. “Con el metano que estamos generando nos alcanzaría para nuestra planta, inclusive la planta de alimento balanceado, y sobra un 20% con lo cual podríamos inyectar en la red”, señaló.

Pero por ahora les falta el generador y el transforma­dor. “Quereel que pasen por lo menos seis u ocho meses para saber cuánto vamos a generar, y en función de eso, instalarlo”, apuntó.

Plantas. Según contó Santiago, la visión de su abuelo era que no sólo había que producir granos bien, también había que venderlos bien, y para eso fue clave tener una planta en el puerto. En 1978 invirtiero­n en la primera planta de las tres que tienen actualment­e, que es de uso propio pero también para terceros en

antepuerto de Bahía Blanca, planta de la que se encarga Santiago. En ese emprendimi­ento duplicaron la capacidad en 2007 a 20.000 toneladas, y ahora están agrandando en 15.000 toneladas más, por lo que a fin de año la capacidad será de 35.000 toneladas. Las otras dos, que están ubicadas en Bahía Blanca y Tornquist, son más chicas y sirven para prestar servicios a terceros en el acondicion­amiento de granos.

Las plantas trabajan mayormente granos de terceros ya que los propios granos del grupo las transforma­n en proteína animal (carne porcina y carne vacuna). El 50% de la cosecha de maíz es usado como alimento. Los saldos generalmen­te se venden a la exportació­n.

Mirando hacia adelante. Uno de los desafíos del grupo que planteó Santiago es pensar y armar la empresa de primos (son 17). “Estamos hoy trabajando mucho para poder hacer un consorcio de primos, donde ya hay algunos en el directorio. El objetivo es que todos quieran estar dentro de la empresa”, narró.

Contó que en una visita de un grupo Crea este año, le propusiero­n que más que trabajar con los primos, deberían estar trabajando para la cuarta generación. “Nosotros tenemos que hacer empresas atractivas para los socios y los colaborado­res”

Por último, resaltó la importanci­a de pertenecer a Crea. “Soy un convencido de lo útil que es para que cada uno haga las cosas mejor. Al encarar un nuevo negocio también fueron muy interesant­es los intercambi­os que tuvimos con el grupo CREA, que son profesiona­les que te conocen, saben dónde podrías fallar, y son amigos. Uno se siente mucho más sólido luego de validar ideas ahí”, cerró.

 ?? ?? Dupla. José Molina, gerente de Capelle Hnos. y de la granja porcina y Santiago Negri, tercera generación y socio de la firma.
Dupla. José Molina, gerente de Capelle Hnos. y de la granja porcina y Santiago Negri, tercera generación y socio de la firma.
 ?? ?? Selfie. Con R. Negri, C. Capelle., S. Valero y G. Ferreyra.
Selfie. Con R. Negri, C. Capelle., S. Valero y G. Ferreyra.
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Acopio. Es clave la calidad de los granos.

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