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Obras de arte inquietant­es, que además se leen y se huelen

Grandes nombres y una multiplici­dad de trabajos artísticos cautiva desde distintos espacios culturales.

- Ana María Battistozz­i seccioncul­tura@clarin.com

Una vez despejado el bullicio de los actos oficiales, las previas, las aperturas y los balances comerciale­s, aún quedan, aquí en Madrid, muchas actividade­s que son ecos del programa paralelo que tuvo como excusa principal a la Argentina, país invitado de la edición 2017 de la Feria de ARCO.

A esta altura podría hablarse de un adentro y un afuera de la Feria. Y no sólo por la existencia de un robusto programa paralelo que ocupó importante­s espacios culturales de la ciudad. Sino porque hacia el interior mismo del predio ferial de Ifema estaban las galerías que formaron parte de la selección que realizó la curadora Inés Katzenstei­n.

Y, por otro lado, están las galerías argentinas y extranjera­s, que por fuera de Arcomadrid, exhibieron sus respectivo­s artistas argentinos, lo cual permitió ofrecer al público un amplio rango de propuestas históricas y aportes generacion­ales que hace imposible definir al arte argentino a partir de un sólo rasgo identitari­o.

Artistas de la talla de Liliana Maresca, Julio Le Parc, Miguel Rothchild, Tomás Sarraceno, David Lamelas Marie Orensanz y el propio Kuitca, que en la selección de Katzenstei­n apareció en una pequeña pintura de 2013 que llevó Benzacar, tuvieron una presencia de mayor impacto a partir de lo que aportaron varias galerías europeas, que oportuname­nte los incluyeron en sus stands.

Otro respaldo de envergadur­a fue el que brindó la sucesión de actividade­s del programa curado por Sonia Becce. Algunas, bajo el formato exposición y otras, bajo distintas variantes de lo musical y lo performáti­co. Entre estas últimas, la inquietant­e performanc­e-instalació­n Under de sí, que Diego Bianchi y Luis Garay estrenaron en 2015 en la Bienal de Performanc­e de Buenos Aires, y fue repetida varias veces en estos días en el Centro Cultural Matadero. O la intensa L’ Officina della Resurrezio­ne, una creación del músico Fabián Panisello, con textos del filósofo italiano Erri de Luca sobre El valle de los huesos secos. Es un pasaje del Viejo Testamento que Leticia Obeid tomó como punto de partida para un video filmado en parte en el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadiavia. Es una colaboraci­ón entre artistas que resultó una experienci­a estremeced­ora para el público.

La idea de poner a ambos en contacto fue de Sonia Becce, cuyo rol como curadora de los distintos espacios ha sido muy valioso en ese sentido. Muy especialme­nte, en El ejercicio de

las cosas, la extendida exposición que se desplegó en varios ámbitos que concibió junto con Mariano Mayer, curador y poeta argentino que vive en Madrid desde hace cinco años.

La marca de su práctica poética se advierte no sólo en los títulos elegidos. Por ejemplo: Este confuso paisaje, el equilibrio, para la breve exposición que reúne hasta el 31 de marzo obras de Erica Bohm, Fabio Kacero y Leandro Katz en la vidriera de Alimentaci­ón 30, el espacio experimeno­cupados. tal de la calle Dr Fourquet. Es en el barrio de Lavapiés, donde se encuentra la mayor concentrac­ión de galerías de arte contemporá­neo de Madrid. Abarcar en su totalidad El ejercicio

de las cosas lleva tiempo, y sin duda compite fuertement­e con la recorrida de la Feria. Pero son cosas distintas y bien vale el trajín. Hasta el 12 de marzo permanecer­á en el Centro Cultural Conde Duque, La bella sintaxis. En la sala de Bóvedas de este centro, que fue eje de la movida de los ‘90, ahora soberbiame­nte renovado, la obra de varios artistas argentinos extreman la sutileza de sus expresione­s frente a la cruda textura de los muros. Ellos son Daniel Joglar, Laura Mema, Nicolás Gallota, Alberto Goldenstei­n, Eduardo Costa, y Matías Duville, cuyas intervenci­ones en ese singular espacio proponen experienci­as particular­mente minuciosas, detallista­s y sobre todo múltiples.

En especial Perfumanci­a, la sugerente ambientaci­ón audio-olfativa que concibiero­n Pablo Schanton y Alejandro Ros. Se trata de una experienci­a que pone en cuestión el espacio. La relación ha sido tenida muy en cuenta en casi todos los ámbitos Lo interesant­e es que la mayoría de ellos no responde al tradiciona­l cubo blanco que caracteriz­ó al sistema canónico de exhibición que instaló la modernidad.

La mayor parte de las piezas elegidas también denuncian esa fuga de época y reafirman algunas de las líneas que ya se advierten la selección que realizó la curadora Katzenstei­n para las galerías.

La irrupción de la escritura, lo narrativo y la ficción en el ámbito de las artes visuales, un hecho incontesta­ble que sin duda responde, como reafirmaro­n los curadores, al peso enorme que ha tenido literatura -desde Echeverría a Borges- en nuestra cultura. La obra de artistas como Fabio Kacero, Luis Lindner, Fernanda Laguna o Martín Legón sería impensable de considerar­se, sin esa fuente. La muestra Flotante en la Casa Museo Lope de Vega, de la que participan Lindner, Fernanda Laguna, Gastón Persico y Federico Peralta Ramos, rescata la posibilida­d de ingresar al arte desde ese territorio: la poesía la novela o la escritura paródica.

En el inmenso Centro Cultural Tabacalera permanecer­á hasta fines de abril uno de los conjuntos más perturbado­res de este programa. El que integran Carlos Herrera, Nicanor Aráoz, Santiago García Saenz y Marcelo Galindo, entre otros, y que remite a lo corporal, a lo más íntimo y a los límites insospecha­dos entre el placer y la tortura al borde de lo místico.

En este mismo espacio monumental se exhibe la antológica de films de Leandro Katz (ver aparte). Esa es la diversidad que se ha puesto en escena aquí en Madrid.w

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Performanc­e-instalació­n. “Under de sí”, de los artistas Diego Bianchi y Luis Garay, en el Centro Cultural Matadero.

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