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“Me preguntaro­n si los gauchos existían”

El fotógrafo salió a recorrer el país y registró la vida de estas figuras protagónic­as de la vida rural.

- Susana Reinoso Especial para Clarín

Quizá la imagen trasciende al fotógrafo cuando éste conserva intacto el asombro, más allá de las décadas que lleva tomando fotografía­s aquí y allá. Eso ocurre con Aldo Sessa. En la inmensidad de las salas del CCK, sentado en una silla de plástico, frente a las gigantogra­fías de su muestra Gauchos, Sessa recuerda con detalles la historia detrás de cada imagen.

Frente a un gaucho tomado a contraluz, sujetando su caballo que parece rodeado por un aura luminosa, el fotógrafo le cuenta a Clarín: “Habíamos subido la Cordillera con un grupo de gauchos sanjuanino­s. Le conté esto a un amigo y me preguntó: ‘¿Pero los gauchos existen?’ Reunidos alrededor de un fogón les pedí a aquellos 30 hombres que me ayudaran a dar testimonio de su existencia. Recuerdo el brillo de sus pupilas a la luz del fuego. Esa noche cuando nos fuimos a dormir, a la intemperie, fui incapaz de pegar un ojo. El cielo era indescript­ible, tan bello. Se veían incluso los satélites que orbitan alrededor de la Tierra. Pensé que aquello era poesía, un mundo químicamen­te puro”. El resultado de su asombro son las fotos en blanco y negro que parecen pinturas.

Aldo Sessa es capaz de recordar detalles invisibles para el visitante. “Aquí se ven los jejenes a contraluz”, dice mientras recorre la muestra y habla del gaucho. “Representa a la gente buena de este país, la gente sana que uno encuentra en el interior del país. Es noble, sencillo, transparen­te. El gaucho es parte de la identidad nacional. El desconcier­to respecto del gaucho nace en esta ciudad”.

Sessa no concuerda con esa definición del gaucho como “vago y mal entretenid­o” y la atribuye a una desafortun­ada mención en el Martín Fierro, de José Hernández. La exhibición Gauchos consta de 50 obras de porte monumental elegidas de un corpus inmenso -50.000 fotografía­sque Aldo Sessa atesora. Sólo hay dos o tres imágenes en color que ponen de relieve la esencia exhibida en blanco y negro. El fotógrafo no descansa. Mientras camina por la sala, dice: “Para mí el tema del gaucho es un work in progress. Estas imágenes (señala a dos gigantogra­fías) las tomé hace unos días”.

El fotógrafo dice que “la gente que no conoce la tradición gauchesca po- drá acercarse a un personaje que en la Capital está olvidado. El gaucho es el custodio del territorio en relación directa con la naturaleza”.

De acuerdo a las provincias que recorre, el fotógrafo va distinguie­ndo la caracterís­tica de la vestimenta. La muestra recorre toda la iconografí­a del gaucho: Los colores de los ponchos, las texturas, las costumbres, los ritos, las tareas del campo, las destrezas gauchescas, los paisajes que van desde la meseta árida de la Patagonia a la llanura pampeana pasando por los humedales del Litoral o la cordillera en la región de Cuyo.

Entre los textos de sala destaca uno del cadete Juan José Güiraldes: “Casi todas las etnias del mundo dieron su sangre para que el Gaucho de nuestros días, en un entrecruza­miento prolífico, produjera la fisonomía tan singular que lo distingue. Asombra saber de sus apellidos, tanto como observar sus rasgos, que van del cetrino y el moreno hasta el rubio de ojos azules”. w

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ALDO SESSA Noble, sencillo, transparen­te. Así define el fotógrafo a los gauchos, que, dice “custodian el territorio”. Pasó días con ellos mostró sus vidas.
 ?? ALDO SESSA ?? De siempre. El mate, presente en la vida cotidiana.
ALDO SESSA De siempre. El mate, presente en la vida cotidiana.

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