De Sade a hoy, el mismo tabú sexual
El director Alejandro Ullúa se anima con un personaje polémico e inagotable: el Marqués de Sade, en una versión en la que todos los roles están interpretados por varones. Sade se puede ver en el Cultural San Martín (martes y miércoles a las 20.30).
“En mi versión de La filosofía en el tocador de Sade se quiere poner de manifiesto la hipocresía de una sociedad que basa hasta la publicidad cotidiana en el mismo reclamo que luego censura y condiciona sobre el sexo”, cuenta. “Se escenifica un descenso interior a la zona oscura que todos tenemos, desde el beso más casto hasta la más dura perversión. Sade lleva la situación al extremo para obligar al público a preguntarse por qué debemos simplificar la mirada y discernir entre lo qué está bien y lo qué está mal; pero ojo, no es un espectáculo paternalista: invita a que cada uno elija y saque sus propias conclusiones”.
Más de doscientos años después, sus escritos siguen escandalizando a algunos y despertando preguntas en otros. “Los personajes dan cuenta del convulsionado mundo social y se parecen mucho al que nos toca en suerte transitar porque no cambió demasiado con respecto al del Siglo XVIII”, dice Ullúa. Los personajes, los de Sade y los recreados ahora por Ullúa, desnudan sus conciencias tanto o más que sus cuerpos.
“En esos textos hay seducción, pasión, agresión, ironía y una profunda cuota de venganza, además de dolor. Pero también una fuerte poesía que trasciende todos esos valores”.
La sexualidad sigue siendo, aun- parezca que no, un gran tabú, hoy disfrazado de libertad. Por eso, la vigencia de un autor como Sade. Ullúa lo explica así: “Somos parte de una comunidad judeocristiana y musulmana que parece solidificada inconscientemente sobre la sexualidad y el cuerpo. Por suerte, el espíritu humano lucha constantemente con esos mandatos atávicos y hoy son tema de debate en la sociedad, desde los desórdenes alimenticios, la violencia de género o la diversidad sexual. En la obra, todos los roles, incluso los femeninos, están interpretados por hombres, porque las fronteras sexuales se ampliaron para dar cuenta de la diversidad de posibilidades que adquiere la forma y la ética del deseo”.
Fuera de escena, como titular del Instituto Proteatro, Alejandro Ullúa dice: “Busqué democratizar y transparentar las funciones de la institución, manteniendo un vínculo constante con toda la comunidad independiente porteña y sus colectivos más destacados. La burocracia es indomable, pero soy tozudo y sigo intentando torcerle el brazo. Tengo la firme voluntad de ser útil”w.