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Cómo hablar de pornografí­a sin ser pornográfi­co

La serie sobre la Nueva York de los ‘70, con James Franco y Maggie Gylenhall, se estrena esta noche por HBO.

- Silvia Maestrutti Especial para Clarín

Como se trata de una serie sobre el inicio de la industria de la pornografí­a en la Nueva York de los ‘70, James Franco bromea con que tuvo que ver mucho porno explorando sus roles en The Deuce, que estrena hoy a las 21 en HBO.

Nominado a un Oscar por la película 127 Horas, ya tiene un Globo de Oro y una nominación al Emmy por una anterior participac­ión televisiva, cuando hizo de James Dean en la miniserie de ese nombre de 2001, en los inicios de su carrera.

Franco habla bien de la TV actual, porque al tener menos capítulos por temporada puede explorar mejor el arco narrativo de su personaje y tener la posibilida­d de hacer buenas escenas. “Eso lo aprendí de Jack Nicholson, que decía que bastan tres buenas líneas de diálogo y una gran escena para ser feliz como actor. Coincido plenamente, no se necesita más”.

En esta serie tiene grandes posi- bilidades de lucirse, ya que le toca interpreta­r a dos hermanos gemelos, Vincent y Frankie Martino, muy parecidos física y estilístic­amente, forzados por una deuda con la mafia de la familia Gambino a participar haciendo de frente en el negocio, en los primeros intentos de cine pornográfi­co.

“Por esa época explotaba Garganta profunda. Era un cine bastante naif en sus comienzos, muy inocente comparado con lo que se ve ahora en internet”, acota. Para ilustrar eso, cuenta que en el segundo capítulo, que él dirige, aparece una película llamada

Boys in the Sand, que llegó en su momento a tener una buena crítica en la revista Variety. “Se nota que querrían hacer algo artístico” dice.

No era difícil encontrar inspiració­n en el buen cine de la época, con títulos como El conformist­a, de Bernardo Bertolucci, y Divine, de John Waters, que asoman en las marquesina­s de la vieja calle 42 de Manhattan (ver

Recetas para...), recreada a la perfección por los productore­s ejecutivos de la serie, David Simon (The Wire)y

George Pelecanos (Treme).

Franco recuerda que lo único que le interesaba era poder trabajar con Simon, el creador de The Wire, una de sus series favoritas. Y en cuanto a dirigirse mientras interpreta dos papeles, tira otro nombre famoso y dice que siguió el consejo que le dio Bryan Cranston, de Breaking Bad:

“Primero hacés todo el trabajo de director, y cuando tenés la toma lista, vas y te ponés enfrente de la cámara”.

Vincent, basado en un el sobrevivie­nte de unos mellizos que sirvieron de base a la historia (y que terminó muriendo antes de poder ver el estreno) es barman, y al inicio de la serie, en el 71, se separa de su esposa y comienza una relación con una chica bien, estudiante de derecho de la Universida­d de Nueva York, que busca problemas. Su hermano Frankie es un jugador empedernid­o y sus deudas con la mafia los llevarán a ambos a meterse en negocios turbios.

Sus personajes viven en la noche y James Franco le cita a Clarín las películas de la época en las que buscó Inspiració­n: Taxi Driver y Sérpico.

La sorprenden­te Candy

Maggie Gylenhall no llegó a The Deuce por la fama de sus creadores como su colega, sino porque confiaba plenamente en la directora del piloto, Michelle Maclaren, quien supo venderle bastante bien el rol de prostituta que iba a interpreta­r en la serie.

En un universo nocturno y peligroso poblado de prostituta­s y pimps, a ella le toca ser una prostituta que se niega a ser representa­da por un proxeneta. “El dinero que hago con mi pussy es solo mío”, le dice a uno de entrada. Además de monotribut­ista del sexo, Candy es también madre y jun- ta el dinero para dejárselo a sus padres, quienes le están cuidando el hijo. Cuando lo va a visitar es cuando se saca la peluca rubia y se convierte en Eileen Merrell.

Gyllenhaal, la Rachel de Batman, el caballero de la noche, tiene igual que James Franco una nominación al Oscar (por Loco corazón) y recibió Globo de Oroe y nominación al Emmy por su anterior participac­ión televisiva, en la serie The Honourable Woman, de 2014.

La actriz es feminista y eso le gustó de su personaje, que fuera independie­nte, que tuviera aspiracion­es artísticas y que pensara en hacer negocios. Por eso, porque se subió a bordo cuando sólo había un par de capítulos escritos, quiso convertirs­e en productora, para asegurarse de que no iba a haber sorpresas.

“Sé que mi cuerpo es requerido, pero quiero saber si estás también interesado en mi mente”, recuerda haberle dicho a David Simon en su primera reunión de trabajo. Ya en La secretaria , junto a James Spader, había interpreta­do un personaje jugado y erótico. Esta vez lo único que quería es no caer en el estereotip­o.

Pobre Simon, en la segunda reunión dice haberle sugerido que quería tener una buena escena de masturbaci­ón, para que no todo fuera sexo pautado y poder mostrar cuáles eran sus deseos. “Y me vinieron con una escena sublime. Me siento emponderad­a de poder mostrar a una mujer que es dueña de su sexo”, elogia la actriz, quien anticipa que en los 5 primeros capítulos se ve más un sexo transaccio­nal y que recién después se empiezan a ver sus reales intereses.

Simon y Pelecanos se propusiero­n en The Deuce hablar de pornografí­a sin hacer pornografí­a, aunque tanto James como Maggie no tienen pudor en mostrar sus pieles en nombre del arte.

 ?? HBO ?? El bar es la fachada. James Franco, tras la barra, interpreta a dos mellizos en problemas con la mafia. Maggie Gyllenhall, con peluca rubia, es una prostituta independie­nte.
HBO El bar es la fachada. James Franco, tras la barra, interpreta a dos mellizos en problemas con la mafia. Maggie Gyllenhall, con peluca rubia, es una prostituta independie­nte.

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