Principio monocorde
El espectáculo The Tiger Lillies interpretan Hamlet inauguró la 11º edición del Festival Internacional de Buenos Aires. En la sala Martín Coronado, el trío inglés The Tiger Lillies integrado por Adrian Stout (bajo, theremin y voz), Martin Jacques (acordeón y voz) y Jonas Gollan (percusión) acoplaron a su estética de cabaret dark pasajes de lo que denominan una “ópera grotesca” asentada en Shakespeare. El trío comparte el espectáculo con cinco actores de la compañía danesa Republique dirigida por Martin Tulinius, una combinación que trabajó en torno al clásico en clave esencialmente musical.
The Tiger Lillies es un grupo fundado en 1989 que elaboró con los años una potente identidad visual y sonora, e incluye en sus referencias a la música gitana, la ópera, el circo, el rock y el cabaret. Este último es un género que anuda teatro, música y variedades.
Actor, acordeonista y pianista, Jacques tiene en esta obra una presencia que gana protagonismo, incluso teniendo a su lado al príncipe Hamlet. De hecho los episodios del clásico se suceden, condensados, en una lógica cercana al número de cabaret con un desarrollo fragmentado. Las escenas, algunas muy breves, fueron tomadas del original para ser intervenidas por más de veinte canciones y arreglos musicales a lo largo de casi tres horas (intervalo incluido). La venganza del príncipe, sus idas y vueltas; la relación con Ofelia y Gertrudis son episodios atravesados por la lírica de las canciones de The Tiger Lillies que ponen en relieve la patología de los protagonistas: los personajes están angustiados, dementes, quemados; finalmente son “presos y prostitutas del poder”.
Sin embargo, es un espectáculo que pese a poner en juego varios recursos visuales, lumínicos, acrobacia aérea, marionetas y máscaras insinúa pero no despega. La obra transcurre en un ritmo monótono, con una predilección estilística por la balada, género musical que tiñe gran parte de la propuesta sonora. Al oído, The Tiger Lillies Perform Hamlet se torna monocorde más allá de la virtuosidad vocal de Martin Jacques.
Existe la posibilidad de pensar que la lógica de un festival internacional atraiga la atención del espectador desde el inicio, con una propuesta fuerte al comienzo de su programación para que genere cierta resonancia y ayude a instalar el evento en la comunidad. Este no fue el caso. El FIBA arrancó en sordina. Quizás por la mixtura de un grupo de culto como The Tiger Lillies con actores daneses que, si bien elaboran un sistema de referencias con Shakespeare en eso de unificar a Dinamarca e Inglaterra, generan más expectativas en la previa que lo que logran plasmar en escena una vez comenzada la función.w