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Gabriela Toscano & Germán Palacios Volver a empezar

Se reencuentr­an en un escenario 30 años después, para protagoniz­ar “Lo que nos une”, que se estrena hoy, en El Nacional. La obra habla de cómo seguir, luego de una pérdida.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

Sentados frente a frente, en un bar de Belgrano, con el cansancio liberado tras seis horas de ensayo, mientras la noche otoñal invita a cambiar de velocidad, ellos ya hablan más de personas que de personajes. Adentro de la sala quedaron, en situación off, Julia y Federico. Afuera, Gabriela Toscano y Germán Palacios tratan de recordar si alguna vez habían compartido escenario. Que sí, que no, que sí. Ella aporta el primer dato: “Yo hice un reemplazo en ese espectácul­o que hacías con Jean Pierre...”. “Claro, sí, en

Travelling, hace mil años. Fue antes de que me fuera a Europa, a fines de los ‘80”. Tras un viaje en el tiempo, la uruguaya le pasa más punta al lápiz: “Se había ido una actriz, me llamaron de urgencia y yo fui, feliz”. Brindaron con gaseosa por la primera -y única hasta este reencuentr­o- baldosa compartida en teatro.

No hubo Google, ni redes sociales ni archivo que pudieran aportar más datos sobre aquel momento. En estos casos, nada mejor que la memoria. Clarín consultó a Noher, protagonis­ta de Travelling, quien no sólo confirmó, sino que coloreó la escena de hace 30 años con todos los tonos posibles: “Era una espectácul­o hermoso que hacíamos en el Café Mozart, dirigido por Marcelo Alfaro. Lo hacía con Carina Rybak, una gran cantante, y una banda en vivo. ‘El Pala’ tocaba el acordeón y Gabriela se sumó más adelante, porque esto lo estrenamos en el ‘87, para reemplazar a Pata Echegoyen como telefonist­a en un sketch”.

Muy lejos de aquellos tiempos, Toscano y Palacios festejan aquella semilla inicial de un vínculo profesiona­l que ahora los encuentra juntos en el laberinto emocional que propone Lo que nos une, obra dramática de David Lindsay-abaire (ver De Broadway a la calle Corrientes) que pone el

foco en cómo se reinventan las almas y cómo siguen las relaciones después de una muerte.

El estreno es esta noche, en El Nacional, pero ensayaron, a las órdenes del director (que también adaptó el libro) Carlos Rivas, marido de Toscano, en el Auditorio de Belgrano. Una noche de éstas, en un bar de esa zona, se sentaron a hablar del oficio, del mate, de la vida, de la muerte. -¿Cómo están transitand­o la previa?

-Toscano: Con alegría. Hemos tenido un proceso muy lindo, muy intenso, de búsqueda, llegamos cómodos. Pero ahora es como que se viene una... La típica, te preguntás “¿Para qué estoy acá, para qué elegí esta

profesión?”. En realidad es como un chiste que uno se hace para enfrentar el estrés.

-Palacios: A mí no me pasa eso. Todo lo que se supone que debería ser estresante yo lo disfruto. Es el camino natural, lo tomo como un ejercicio. Llevamos 45 ensayos. Ahora viene la etapa de dar a luz. A mí, acercarme al momento, más que agotarme, me seduce.

-Toscano: Lo lúdico sigue estando, el tema es que te aparecen muchas cosas

prácticas. Me tengo que cambiar en tantos segundos, tengo que acordarme de dejar la taza acá, la ropa allá. Eso es muy técnico y enfría la cosa.

-Palacios: Pero luego de eso, que es indispensa­ble, viene lo caliente, que es la pasada.

-Toscano: Y en este caso, ahora que recordamos que no trabajábam­os juntos desde hace 30 años, también suma el hecho de que nos encontró maduritos, en el momento justo. Todo esto arrancó en 2011, cuando nos convocó Adrián (Suar) por primera vez, pero no se pudo hacer por diferente motivos.

-Palacios: Pasaron muchos años, Adrián perdió los derechos, los recuperó, siempre quedó obsesionad­o con la idea de hacerla. Todos nos quedamos medio calientes aquella vez, porque habíamos leído el material y nos quedó una resonancia. En esta segunda vuelta fue un sí de todos, subámonos. Y había algo de trabajar con ella que me gustaba mucho. Después se incorporar­on Solita (Silveyra), Toto (Kirzner, hijo de Suar), que es su debut teatral, y Maida (Andrenacci), una actriz hermosa a la que no conocía. Había una intención de hacer un espectácul­o singular, porque la obra es distinta. Es un drama de un autor genial, que llega con un Pulitzer, y Rivas trabajó mucho en la versión.

-Toscano: La trajo a nuestro modo. No tiene modismos, ni guiños, sólo la acercó a nuestra idiosincra­sia.

-Palacios: Hizo un gran trabajo, Carlos, muy meticuloso. Y yo personalme­nte puedo decirlo porque no soy el marido, soy un simple actor. Hizo una lectura excelente de los hechos. Y lo mejor del texto es que queda muy expuesto lo que el director no quiere que suceda con la obra, o para qué lados no quiere que vaya. Te dice “ojo que podés caer en esta trampa, yo te sugiero, estate atento acá, acá y acá”. -Toscano: Te sugiero risas y te sugiero llantos, dice en anotacione­s. -¿Pero la obra es engañosa?

-Palacios: Muy engañosa. Porque

tiene un desencaden­ante dramático, pero que no es el único motivo, sino simplement­e el desencaden­ante. Este matrimonio que formamos nosotros sufre la muerte de un hijo. Ahora lo que el autor hace es contar una historia de amor, familiar, sobre cómo este grupo de gente se reconstruy­e y ve cómo se sigue y ahí entra a tallar un montón de sutilezas. Hay humor, hay dolor... -¿Se puede colar el humor al hablar de la muerte de un ser querido?

-Toscano: El autor comenta eso en el libro. Y eso es algo con lo que Carlos viene insistiend­o desde el primer día: dentro de este dolor hay algo que transcurre en lo cotidiano. -¿Pero la obra tiene el foco puesto en el duelo?

-Toscano: Lo que se muestra es que están todos pasando por diferentes estados, están en puntos distintos. La vida, digamos.

-Palacios: La maestría del autor es que carece de golpes bajos y el tipo es tan agudo como dramaturgo que se las ingenia para que cada uno atraviese el mismo dolor, pero en carriles muy personales, y que sus posiciones se crucen.

-Bueno, un modo de abordar lo vincular...

-Toscano: Es que trata de vínculos. Se ocupa de ver si esta pareja va a poder seguir junta o no, si se va a poder reconstrui­r, porque están en dos puntos diferentes. También están mi mamá (Solita) y mi hermana (Maida). Y Toto es un vecino muy cercano. Julia, mi personaje, no está pudiendo hacer su duelo, y el marido, que ya perdió un hijo, no quiere perder también a su mujer. -Palacios: Es una historia de amor, de entrega. Hay un concepto que no conocemos mucho, que se llama resilienci­a, que la psicología tomó de la ingeniería y que tiene que ver con qué sucede en la materia cuando se rompe... mirá qué gráfico. Eso se toma entonces para ver qué pasa con las personas cuando sucede algo extremo en sus vidas. ¿Cómo se sigue? Yo a eso le llamo cambiar la piel. A mí me gusta hacer obras que te modifiquen, que no sean tibias, que no salgas igual a como entraste.

-Toscano: Carlos dice que con esta obra el espectador tiene que hacer una experienci­a. -Palacios: Yo la asocio mucho a Art (obra que protagoniz­ó durante 12 años). Ahí la autora (Yasmina Reza) ponía un cuadro blanco como el desencaden­ante de un drama, que era la pelea entre los amigos. Pero la obra no pretendía hablar del arte moderno. Acá tampoco es la muerte el tema. Lo que se pone en peligro, como en Art, es que se rompan los vínculos.

-Toscano: Siento que esto esto es un hermoso bordado.

-Palacios: Estoy esperando ansiosamen­te al público.

-Toscano: Ahora que charlamos estoy deseando que se estrene, mirá.

Charla sensible sobre la vida y la muerte, sobre la ficción y la realidad, sobre dos que en cuestión de horas, hoy a las 21, intentarán que el público salga del teatro con más esperanza que pena.w

 ?? GERMÁN GARCÍA ADRASTI ?? Cambio de sala. Gabriela Toscano y Germán Palacios ensayaron hasta la semana pasada en el Auditorio de Belgrano, mientras ajustaban detalles de El Nacional.
GERMÁN GARCÍA ADRASTI Cambio de sala. Gabriela Toscano y Germán Palacios ensayaron hasta la semana pasada en el Auditorio de Belgrano, mientras ajustaban detalles de El Nacional.
 ??  ?? Reencuentr­o en la madurez. A fines de los ‘80 trabajaron juntos en el musical “Travelling”. Ahora, Toscano y Palacios componen a un matrimonio con puntos de vista distintos.
Reencuentr­o en la madurez. A fines de los ‘80 trabajaron juntos en el musical “Travelling”. Ahora, Toscano y Palacios componen a un matrimonio con puntos de vista distintos.
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