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El escritor vino a presentar su nueva novela, "4 3 2 1". Dice que en su país hay racismo y que están divididos.

- Ana Prieto Especial para Clarín

Entrevista a Paul Auster, que mañana presenta en la Feria del Libro su nueva novela “4 3 2 1”.

En enero de 2017 dos cosas pasaron en la vida de Paul Auster: su novela 4 3 2 1 –por mucho, la más larga y compleja de su carrera– fue publicada, y Donald J. Trump se convirtió en el presidente número 45 de los Estados Unidos. La sincroniza­ción de ambos eventos es, desde luego, casual. Menos casual es que Auster haya tenido la sensibilid­ad literaria para capturar las coincidenc­ias entre la época en la que transcurre su libro de 957 páginas y los tiempos de tensión racial y división política que se viven hoy en su país.

Es éste el libro que va a presentar el domingo a las 18 en la sala José Hernández de la Feria del Libro. Y de lo que conversará este sábado a las 19 con Raquel Garzón, en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502.

4 3 2 1 narra el viaje entre la infancia y la vida adulta de cuatro versiones de un mismo personaje: Archie Ferguson, hijo de Stanley y Rose Ferguson, nacido el 3 de marzo de 1947 en Nueva Jersey. El punto de partida de los cuatro Archies es idéntico pero sus circunstan­cias no lo son tanto y, a medida que sus historias se despliegan en capítulos rotativos, se convierten en personas cada vez más distintas. A través de un profundo ejercicio de liberación y de realismo, Auster parece buscar así una respuesta definitiva a la pregunta que lo ha desvelado no solo en su literatura, sino toda su vida: “qué hubiera pasado si…” - ¿Cree que algo habría cambiado en su novela si Donald Trump llegaba a la presidenci­a mientras la escribía?

-No creo. De lo que sí me di cuenta, sin embargo, es que si bien estaba escribiend­o sobre eventos que ocurrieron hace medio siglo, los problemas que hoy tenemos en los Estados Unidos son los mismos; no ha cambiado nada. Hay racismo y el país está dividido. Originalme­nte el libro se iba a llamar Ferguson, como sus personajes. Pero al año y medio de haber comenzado a escribirlo un policía mató a un muchacho negro desarmado llamado Michael Brown en Ferguson, Missouri. Y tuve que pensar en otro título.de algún modo, el presente se metió con mi pasado. -¿Los novelistas estadounid­enses le han dado la espalda a la política? Es difícil encontrar libros con el telón de fondo de la era Bush, por ejemplo.

-Es demasiado pronto, las novelas tardan mucho en llegar y la gente no debería buscar noticias en la literatura. En 4321 escribo sobre cosas que sucedieron hace cincuenta años; Tolstoi escribió Guerra y Paz

cuarenta años después de los acontecimi­entos, y mi libro favorito de la guerra civil estadounid­ense, La roja insignia del valor, de Stephen Crane, fue escrito décadas después de la guerra. Los grandes momentos de la historia se toman su tiempo hasta llegar a una novela. ¿Cómo escribir sobre Trump mientras Trump está ocurriendo? No creo que debamos esperar que los novelistas nos cuenten sobre él. Lo que sí necesitamo­s son buenos periodista­s. -El estilo y la estructura de 4 3 2 1 son únicos dentro de su trayectori­a. ¿Cómo fue el proceso de escritura?

-En sí fue bastante similar al de mis otros libros, con la diferencia de que sabía que iba a escribir durante mucho más tiempo. Creo que mis cuatro últimos libros, las novelas Invisible y Sunset Park, y los trabajos autobiográ­ficos Diario de invierno y ei Informe del interior, prepararon el terreno para 4321, en términos estilístic­os y también respecto del tema. Los protagonis­tas de ambas novelas son jóvenes y en mis trabajos autobiográ­ficos pensé seriamente sobre mi infancia por primera vez y surgieron cosas que no sabía que aún estaban dentro de mí. Si no hubiese escrito esos cuatro libros nunca habría podido abordar esta novela, que trata esencialme­nte sobre el hecho de crecer. -Es decir, aunque no sea autobiográ­fico, su memoria jugó un papel importante en 4 3 2 1.

-Sí, porque usé los sitios y los tiempos en los que crecí. Todos los Ferguson comparten algo conmigo, pero no son yo. -El descubrimi­ento de la literatura es vital en la educación sentimenta­l de los Ferguson. ¿Recuerda el momento en que usted supo que iba a estar ligado a ella para siempre?

-Me acuerdo de mi primer poema. Tenía nueve años, era sábado y la primavera acababa de empezar. Salí de mi casa y fui a un parque a mirar los pájaros, los árboles, el pasto. Compré un lápiz o una lapicera, volví al parque, me senté y escribí un poema sobre la primavera. Debe ser el peor poema que jamás se haya escrito, pero me sentí conectado con el mundo como nunca antes. Intentar escribir sobre lo que estaba viendo me acercó tanto a eso que estaba viendo que nunca pude olvidarlo. Para mí la escritura ha si- do siempre una forma de conectarme con cosas que no soy yo. Y por eso creo que a pesar de todas las dificultad­es y de las exigencias locas que uno se autoimpone cuando escribe, por debajo hay un enorme placer: el de sentirse conectado.

--¿Fue liberador trabajar sobre cuatro versiones de un mismo personaje?

-Sí, pero la verosimili­tud me limitó. Los cuatro Ferguson son idénticos, tienen la misma carga genética y viven distintas circunstan­cias que alteran la manera en que se desarrolla­rá su personalid­ad. Pero no quería escribir un libro de ciencia ficción en el que uno fuese astronauta, otro cura y otro ladrón de bancos. No tenía sentido hacer eso.

-¿Quién es su primer lector?

-Mi esposa Siri (la ensayista y novelista Siri Hustvedt). Hemos estado juntos 37 años y cada vez que escribo algo, se lo leo primero a ella. Lo hago en voz alta, lo que me permite a la vez “escuchar” lo que he escrito, y recibir la opinión de una de las mejores mentes que conozco. Ella me dice si no le gusta tal adverbio, o que algo necesita más desarrollo o que algo es excesivo. La escucho con mucho cuidado y casi siempre sigo sus consejos. Cuando termino le entrego el manuscrito, lo lee, hace marcas y me lo devuelve. Si puedo lograr que ella le dé el visto bueno, entonces realmente no me importa lo que diga nadie más.

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 ?? SILVANA BOEMO ?? Una mirada intensa. Auster dice que es pronto para escribir literatura sobre Trump, que los grandes momentos se toman su tiempo.
SILVANA BOEMO Una mirada intensa. Auster dice que es pronto para escribir literatura sobre Trump, que los grandes momentos se toman su tiempo.

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