Una apuesta política, en el momento justo
Gabriel Pérez Barreiro, curador general, dice que el arte no puede cambiar el mundo pero sí dar alternativas.
“Fue una sorpresa ver, a partir del montaje, cosas que no fueron pensadas de antemano y cómo fueron apareciendo rasgos en común y también diferencias”, comenta el curador Gabriel Pérez Barreiro al culminar una recorrida al Pabellón Bienal, en la 33ª Bienal de San Pablo. Particularmente satisfecho con el partido que cada artista sacó de las indicaciones mínimas que obtuvo de su parte, a la hora del balance el curador pronunció con orgullo la palabra delegar como la llave de lo que considera el éxito de un proyecto de las dimensiones de éste que le tocó tripular.
Con esa premisa Pérez Barreiro llevó adelante su decisión de delegar en siete artistas la responsabilidad de curar parte de la Bienal, que lleva el título de Afinidades Afectivas.
En ese acto de delegación no sólo
estaba contenido una invitación al diálogo para traer a la luz relaciones de afecto sino fundamentalmente cuestionar la autoridad que encarna la figura del curador como tal. La intención fue poner en escena además de obras de arte un sistema de gestión horizontal concebido como para que cada cual aporte lo suyo. Y lo hace en un momento en que el mundo atraviesa problemas que deberían demandar la participación de la gente que en cambio se inclina cada vez más por las soluciones radicales que proponen figuras mesiánicas. Está claro que no es posible desde el arte cambiar ese estado de cosas, ese mesianismo que vemos en la política, dice Pérez Barreiro. Y que no basta con denunciarlo. “Es preciso mostrar alternativas”, agrega.
Una de sus artistas curadoras invitadas, la argentina Claudia Fontes va más allá y sostiene: “ésta es una Bienal muy política”. No en el sentido de sus enunciados, dice, sino por el ejercicio metodológico que propuso el curador y que obligaron a pensar en una estructura horizontal. El trabajo de Fontes es uno de los más logrados en cuanto al equilibrio que alcanzan las obras entre sí y la relación que todas ellas entablan con la arquitectura del Pabellón de Niemayer.