Tercera mención,
Elvira Cibotti
El origen. Se enamoró de la joyería haciendo un curso de escultura, en el momento en que tuvo una clase sobre pequeños formatos. Trabajó durante muchos años con cera perdida, mandándola a fundir en plata, hasta que decidió ampliar su conocimiento y empezó a jugar con otros materiales y técnicas, más innovadoras que el metal. Para ella, las joyas son “esculturas para usar”.
La pieza. El collar, llamado Ponchito, está compuesto íntegramente por papel reciclado e hilo. En este caso, usó las hojas de un atlas y un suplemento de mapas del año 2003.
Su inspiración surgió a partir de una circunstancia inusual: un día salió de su casa y descubrió que algún vecino le había dejado un atlas en la puerta. En lugar de descartarlo, decidió aprovechar el material para producir su pieza de exposición.
Perdió la cuenta de las horas que le tomó la confección. Tuvo que unir muchas capas de papel, prensarlas, esperar a que sequen, que vuelvan casi al estado de madera, y ahí empezar a calar y a pulir. Luego, hizo en total 1.068 agujeritos, donde enhebró el hilo para construir el collar.
Su pieza tiene una identidad propia, cuenta una historia. “Los colores y las texturas remiten a nuestra tierra: las costas del Pacífico, la Cordillera y la llanura de América”
El concurso. “Como artistas, formamos parte de la creación de una identidad propia latinoamericana. Hay muchas exposiciones de joyería contemporánea en el mundo, pero ésta es especial porque es la nuestra, y me honra poder participar”, explica.